Alemania
La enfermera antivacunas de una residencia en la que ha habido un brote mortal
La trabajadora del centro de mayores falsificó su cartilla de vacunación. Han muerto tres ancianos en Hildesheim
La Fiscalía de Hildesheim, ciudad en el centro de Baja Sajonia, Alemania, está investigando el caso de una auxiliar de enfermería que falsificó su cartilla de vacunación contra el Sars-Cov-2 y además apareció en el trabajo infectada de covid-19. Después de producirse un brote en la residencia de ancianos para la que la mujer trabajaba, tres de los infectados fallecieron por dicha enfermedad y once residentes y cinco trabajadores más resultaron contagiados. La Fiscalía acusa a la mujer de 44 años de homicidio y lesiones. Al parecer, la dirección de la residencia se habría sorprendido de que la mujer se hubiera puesto la vacuna, ya que se había mostrado en contra en varias ocasiones.
Al comprobar la cartilla de vacunación vieron que era muy nueva. Al chequear el número de lote de la supuesta vacuna descubrieron que dicho lote no existía. Es por ello que denunciaron a la trabajadora y la despidieron la semana pasada. La Fiscalía está comprobando si la mujer fue al trabajo después de contagiarse y confirmar dicho contagio mediante un test PCR. La trabajadora, al parecer, lo niega. La dirección, sin embargo, ha explicado a la prensa que todo el que accede a la residencia ha de realizarse un test, menos los trabajadores vacunados.
El 10 de diciembre el Bundestag alemán aprobó la obligatoriedad de la vacuna para todo el personal sanitario, de residencias y de otros sitios donde haya personas especialmente vulnerables a la covid-19. Hasta el 15 de marzo, estos trabajadores tendrán que presentar el certificado covid o no podrán seguir ejerciendo. Médicos, farmacéuticos, veterinarios y dentistas también tendrán que pincharse el preparado. Por ahora, los trabajadores no vacunados tienen que presentar cada día un test negativo de antígenos realizado en las últimas 24 horas en un sitio oficial. Los centros de test gratuitos están disponibles para ello también los fines de semana. Sin embargo, en las zonas rurales los ciudadanos tienen muchos problemas para acceder a ellos.
Desde noviembre, en Alemania falsificar la cartilla de vacunación se ha convertido en un delito que se pena con un año de cárcel en el caso de su uso y con dos en el caso de su fabricación. Entretanto ya se han producido miles de denuncias y aperturas de investigaciones por cartillas de vacunación falsas. Según datos de Business Insider fueron más de 6.500 casos en 2021, la mayoría después de introducirse la nueva norma. El aumento está en relación directa al «confinamiento de facto» para los no vacunados vigente en el país desde hace dos semanas: éstos no pueden más que acudir a supermercados o farmacias, el resto de comercios, locales de ocio o deporte, además de que les está prohibido reunirse con más de dos personas al mismo tiempo que no pertenezcan a su unidad familiar.
Los certificados de vacunación son convertidos en certificados digitales en las farmacias y la cámara de farmacéuticos ha advertido de que tienen un grave problema. Debido a cuestiones de protección de datos, cuando tienen la sospecha de estar ante un certificado falso, no pueden llamar al médico que ha puesto la vacuna ni tampoco a la Policía sin antes tener el consentimiento expreso de la persona afectada. Por lo que la persona que ha falsificado su cartilla, podría seguir intentándolo en otras farmacias. Lo cierto es que si los farmacéuticos denuncian y no tenían motivo para ello, podrían ser denunciados a su vez. Todo ello hace que la cifra verdadera de pasaportes covid falsos sea mucho mayor de lo registrado hasta el momento. El negocio con los papeles de vacunación falsos funciona sobre todo en internet a través de plataformas como Telegram y las personas pagan hasta 250 euros por una falsificación.
La presidenta del Bundestag, del partido socialdemócrata SPD, Bärbel Bas ha pedido esta semana que se cree un registro nacional de vacunación en el diario “Welt am Sonntag”. Los planes del gobierno, de imponer la vacunación contra la COVID a partir del próximo marzo, serían difícilmente realizables sin un registro de este tipo. El propio canciller Olaf Scholz se había mostrado escéptico ante una base de datos similar en entrevista con la agencia DPA, y el Secretario General del SPD Kevin Kühnert se opone a un listado de vacunados y no vacunados. En entrevista con Redaktionsnetzwerk Deutschland dijo que podría ser el punto de partida para otros listados. En Alemania los registros centrales son prácticamente inexistentes, debido a la mala experiencia durante el nazismo. En Austria, donde la vacunación ya se ha decretado como obligatoria, ya existe un listado.
La vacunación obligatoria en Alemania se comenzará a discutir en el Bundestag en enero y se espera aprobarla para marzo. El nuevo ministro de Sanidad, Karl Lauterbach, ha asegurado que una norma como ésta solo se podrá llevar a cabo si hay multas. En el caso del sarampión, vacunación obligatoria introducida en 2020, la multa por no ponerse la vacuna es de 2.500 euros. Otra cuestión que se plantea, es la de subir las tasas del seguro sanitario a quienes no se vacunen. En Austria, donde a partir del 1 de febrero será obligatorio estar vacunado, se prevé que quien no se ponga el preparado tenga que pagar 600 euros cada tres meses, 2.400 euros al año.
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