Diario de guerra

“Putin podrá destruir Ucrania, pero jamás nos rendiremos”

La profesora ucraniana Olga Tarnovska narra a LA RAZÓN el día a día de la guerra desde su casa en la localidad de Vishgorod, a solo unos kilómetros de Kiev

“Me llamo Olga Tarnovska y vivo en la localidd de Vishgorod, a pocos kilómetros de Kiev. He decidido no salir de Ucrania porque creo que puedo ser útil desde mi país y también porque tengo a mis seres queridos aquí, como mi madre, que duerme todas las noches en los refugios urbanos. Hay otra parte de la familia que sí ha salido de Ucrania y que ahora están repartidos por Europa. Eso me da mucha tranquilidad porque al menos sé que una parte de nuestra familia podrá sobrevivir.

La situación de hoy en mi ciudad, Vishgorod, una localidad al norte de la capital está bastante tensa. Por la noche hubo combates muy cerca de mi casa. Desde mi ventana he visto los misiles. Los soldados rusos han intentado pasar los controles para acercarse a Kiev por nuestra zona, muy cerquita de mi pueblo. Por la mañana ha habido movimiento en las calles porque la gente ha salido a comprar y sacar dinero del banco. Se nota el nerviosismo. No sabemos lo que va a pasar ni cuánto va a durar. A las tres de la tarde he visto que ya no quedaban colas en las tiendas. Algunos días salgo a la calle a buscar aprovisionamiento y otros días me he tenido que quedar en casa porque había bombardeos constantes.

Olga Tarnovska, enun refugio en la localidad de Vyshgorod, a unos kilómetros de Kiev
Olga Tarnovska, enun refugio en la localidad de Vyshgorod, a unos kilómetros de KievLa RazónLa Razón

Mi ciudad es un punto estratégico ya que alberga una central hidroeléctrica situada en la orilla del río Dniéper . Antes de la invasión de las tropas rusas teníamos pautas sobre cómo actuar en caso de guerra. Hay además un sistema antiaéreo protegiendo el recinto de la central. Nos bombardearon mucho los primeros días de la incursión militar porque querían destruir la instalación energética, pero rápidamente se activaron los sistemas defensivos y volaron los dos puentes que tenemos cerca de nuestra localidad.

Mi padre, de 71 años, se ha movilizado para alistarse de manera voluntaria, pero no lo cogieron porque era muy mayor. Sin embargo, el otro día bombardearon una base militar cercana, y él decidió unirse con otras personas para ayudar, así que cogieron armas y se fueron con las milicias. Estuvo casi una semana sin aparecer por casa, durmiendo en las barricadas. Cuando regresó, decidió juntarse a a la brigada local. La otra noche le tocó hacer guardia y estuvo patrullado el hospital de la ciudad. Mi sobrino de 21 años está en un centro de entrenamiento militar, como voluntario. Hay muchísima gente movilizada pero no hay armas para entregar a todos. Así que la gente se pone a fabricar cócteles molotovs caseros y muchos han sacado sus rifles. En Ucrania hay cinco millones de rifles, con permisos, y muchos de ellos ahora circulan sin control por culpa de la guerra.

«No habrá conquista»

A estas alturas, no creo que Rusia pueda conquistar toda Ucrania y poner un Gobierno títere en Kiev. Esta operación militar de Vladimir Putin ya ha fracasado hasta el punto de que ni ellos saben qué hacer con Ucrania. La situación estratégica y táctica de la línea del frente ha cambiado mucho. Las tropas rusas están sufriendo unas pérdidas brutales, que no salen en los medios, ni siquiera en los canales internacionales. Es una pena, porque de esa forma el pueblo ruso podría conocer un poco mejor la verdad de lo que está pasando en mi país. Rusia está en manos de una persona que está fuera de control y que se ha convertido en un peligro no solo para Ucrania si no para el resto de países europeos.

Vladimir Putin podrá destruir Ucrania pero no la va a conquistar ni vamos a capitular, eso sí que no va a pasar. Nos duele ver a las ciudades de Mariupol y Jerson, que están siendo acribilladas, ciudades donde está ejecutando un genocidio contra la población civil. Nos duele también que Europa no quiera entrar con sus tropas a ayudarnos o, por lo menos, declarar una zona de exclusión aérea para poder defendernos de los ataques aéreos y reagrupar nuestras fuerzas para liberar esas ciudades del enemigo. Así que de alguna manera me siento abandonada. Agradecemos todas la ayuda, pero es insuficiente para luchar contra un monstruo”.