Bajas

¿Cuántos carros de combate y soldados han perdido los rusos en dos meses de guerra?

El Kremlim ha visto cómo sus tropas y sus vehículos blindados han sido un blanco fácil para los ucranianos, que han hecho de sus misiles anticarro su principal baza

Un soldado ucraniano pasa junto a un carro de combate ruso destruido por los combates en Moshchun, cerca de Kiev
Un soldado ucraniano pasa junto a un carro de combate ruso destruido por los combates en Moshchun, cerca de KievEfrem LukatskyAgencia AP

Según distintas fuentes, Rusia habría empleado un total de 120 Grupos de Batallones Tácticos (BTG en sus siglas en inglés) que son las unidades básicas capaces de operar de forma independiente, para lanzar su invasión de Ucrania. En principio cada una de estas unidades, cuyo carácter es temporal y están creadas para su entrada en combate, estaría compuesta por entre 700 y 900 soldados. Incluye compañías de Infantería motorizada, unos 85 vehículos blindados, artillería, morteros, unidades de reconocimiento y de ingeniería, así como grupos de retaguardia. Puntualmente puede recibir cobertura de fuego desde helicópteros, artillería y fuego antiaéreo.

Otras fuentes aseguran que según distintos informes y algunos mapas capturados, parece que Rusia ha llevado a cabo una movilización parcial, desplegando solo divisiones/regimientos parciales, brigadas y BTG independientes. Aparentemente, formaciones más grandes se han desplegado solo con sus BTG, dejando sus otros batallones de maniobra en la retaguardia.

Aunque los rusos parecen estar teniendo dificultades, este cambio estructural probablemente fue previsto desde el comienzo de la operación, ya que la escala del conflicto no es la más adecuada para el uso exclusivo de BTG independientes, más pensados para combates como los que se han venido producido estos años atrás en las regiones separatistas de Donetsk y Lugansk. La invasión, sin embargo, requiere la combinación a gran escala de distintas armas y unidades, así como batallones que luchan como parte de entidades más grandes.

La brigada/regimiento ahora puede ser la principal unidad de maniobra, pero es probable que algunos BTG independientes permanezcan en juego. Según la web Rusi.org, estas BTG se separan de su regimiento o brigada principal para realizar misiones puntuales o para actuar de forma completamente independientes. Es probable que algunos BTG estén subordinados a regimientos/brigadas a los que no están afiliados de otra manera, y posiblemente a diferentes ramas, incluida la infantería naval y las tropas aerotransportadas (VDV), si es necesario.

De este modo, y aun a sabiendas de que estas cifras que se manejan son sobre el papel y a la hora de la verdad pueden variar en función de las necesidades y de la propia disponibilidad de fuerzas, estos datos supondrían que la fuerza total de la invasión contaría con unos 11.200 blindados, según informa el blog Defensa y Armas, citando a Forbes. Si a estos se le añaden vehículos de otras unidades, infantería autopropulsada... la cifra total se situaría en torno a 12.000, siempre y cuando los BTG que Rusia envió a Ucrania respondiesen a sus propios parámetros militares.

De este contingente inicial, ¿cuántos carros de combate o vehículos blindados ha destruido el Ejército de Ucrania hasta ahora? Más allá de las cifras oficiales de uno y otro bando, que no suelen ser muy fiables por exceso o por defecto, sí que hay estimaciones de varios servicios de inteligencia extranjeros, como es el caso de los británicos, que aseguran que Rusia podría haber perdido unos 2.000, de los cuales en torno a 550 serían carros de combate, y unos 15.000 soldados.

El Ministerio de Defensa de Ucrania habla de 22.800 soldados muertos, 970 tanques, 2.389 vehículos blindados de transporte, 431 cañones, 1.688 vehículos, 151 sistemas móviles de lanzamiento y cuatro lanzaderas de cohetes Iskandr.

Otra de las fuentes más solventes en estos temas, la web de código abierto y temática militar Oryx, de la que ya hemos hablado en este periódico en alguna ocasión, ha elaborado cifras de bajas basadas en la identificación única de cada fotografía de un vehículo destruido, abandonado o capturado. El recuento actual de Oryx es de 562 tanques y otros 1.sí, 200 vehículos blindados destruidos o dañados, lo que suma 1.762 pérdidas rusas. Esto supone solo aquellas pérdidas confirmadas y fotografiadas y, por lo tanto, representa una cifra de referencia mínima absoluta. De hecho, ellos mismos advierten que allí donde no hay evidencias fotográficas o en aquellos casos en los que las propias fuerzas rusas retiran los vehículos, no hay conteo posible.

De este modo, tomando como base la fuente de los servicios secretos británicos, quizás la más fiable, (Estados Unidos no ha hecho públicos datos recientemente), Rusia habría perdido alrededor de un 20% de su fuerza atacante. Este dato es global, lo que significa que determinadas unidades apenas han sufrido daños mientras que otras, como las del este o las que han estado en las cercanías de Kiev o el propio aeródromo de Hostomel han resultado duramente castigadas. De hecho, las tropas ucranianas causaron estragos entre aquellas BTG que desde Bielorrusia y Rusia se dirigieron en dirección sur a la capital.

Por su parte, el especialista del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, con sede en Washington, Mark Cancian, ha realizado unas estimaciones recogidas, basándose precisamente en los datos de Oryx: desde que Rusia comenzó la invasión ha perdido al menos casi medio millar de carros de combate, 26 aviones y 38 helicópteros en el teatro de operaciones, cifra que equivale a la producción rusa de, al menos, dos años de carros de combate y de un año de aeronaves.

Según un alto funcionario del Pentágono, citado por The Wall Street Journal, de momento el Kremlin ya ha perdido en estos combates en torno a la cuarta parte de la fuerza de combate que movilizó inicialmente para la invasión de Ucrania.

Estas bajas han llevado a que los rusos hayan tenido que transferir unidades de otras zonas a Ucrania. Así, según el Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Ucrania, “tuvieron que transferir las subdivisiones de las bases militares 4 (Osetia del Sur) y 7 (Abjasia), estacionadas en Georgia. Desde la 4ª base se enviaron tres BTG de hasta 1.200 personas. Se formaron dos BTG a partir de las unidades de la base 7, que son unas 800 personas”.

Sea como fuera, el Ejército ruso y sus aliados chechenos y el resto de fuerzas separatistas del Donbás han logrado, para esta segunda fase de la guerra centrada en una gran ofensiva sobre las regiones de Lugansk y Donetsk, reunir unas 75 BTG, aunque en torno a un 15% del total sigue enzarzada en el asedio a Mariupol. Por este motivo Putin decidió no luchar en esta ciudad y simplemente cercar a las fuerzas ucranianas que aún quedan en el complejo metalúrgico de Azovstal para, de este modo, desplazar fuerzas de este frente hacia el norte.

Ahora mismo, las espadas siguen en alto. Los medios materiales y humanos rusos siguen siendo mucho mayores que los ucranianos, pero estos siguen recibiendo armas de occidente, especialmente anticarro, pero cada vez más también pesadas, lo que tendrá que obligar a Putin a replantear la estrategia, pues parece difícil ya pensar en una victoria rápida y sin un gran desgaste.

Si en apenas dos meses de guerra ha perdido unos 2.000 blindados y 15.000 hombres, es complicado calcular qué coste le supondrá una guerra de guerrillas en el Donbás y en el sur de Ucrania con unas tropas bien armadas, móviles y que conocen el terreno a la perfección, ante unos soldados bisoños y desmotivados y muy vulnerables en sus carros de combate.

La importancia de las armas anticarro

Javelin
No hay más que ver las imágenes que circulan por redes sociales y las distribuidas por los dos gobiernos que muestran carreteras y ciudades llenas de restos de estos vehículos, con los que se han cebado especialmente los soldados ucranianos gracias a las armas anticarro proporcionadas en la mayoría de los casos por los países occidentales. Es el caso de los misiles FGM-148 Javelin, que se han convertido en el arma estrella de las fuerzas locales. Se trata de un dispositivo portátil que se lanza desde el hombro y que utiliza un sistema infrarrojo de imágenes para detectar y destruir tanques, fortificaciones e incluso helicópteros a distancias de hasta 4.750 metros.
Su funcionamiento es aparentemente sencillo. Cuando se detecta el tanque enemigo se inicia la secuencia de lanzamiento con la activación de un pequeño motor que expulsa el misil fuera del tubo. El Javelin tiene dos modos de ataque, tal y como explica el experto militar Kyle Mizokami. “El primer modo es el ataque directo, donde el misil vuela directamente hacia el tanque enemigo. El misil no tiene una, sino dos ojivas: la primera para activar las placas de blindaje reactivo, neutralizándolas, y la segunda para penetrar el cinturón de blindaje principal del tanque. Un segundo modo envía el Javelin a una altitud de 150 metros hacia el cielo antes de iniciar el descenso para impactar en la parte superior del tanque, donde la protección de la armadura es más delgada”.
La efectividad es letal y basta con un solo impacto para destruir al tanque.
No hay que olvidar tampoco los 6.000 lanzacohetes anticarro de la compañía sueca Saab Bofors Dynamics enviados a Ucrania, los ucranianos Stugna-P, o el lanzagranadas español Instalaza C-90, uno de los que utilizan los resistentes ucranianos, según un vídeo que ha sido publicado en cuentas de Telegram. Junto al arma española se pueden observar el RPG-75-M checo y el Pansarskoott m/86 de Suecia, de uso similar.
NLAW
Otra de las claves han sido los NLAW (Next generation Light Anti-tank Weapon o Arma Antitanque Ligera de Nueva generación) de diseño conjunto entre Reino Unido y la sueca Saab, que apenas pesa 12,5 kilos y cuenta con un alcance de entre 20 y 800 metros. Al contrario que otras armas ya citadas, el misil que lanza no es guiado, por lo que el soldado que dispara debe seguir con el visor durante unos cinco segundos la trayectoria del proyectil para luego disparar. Fue desarrollado en 2002 como un sistema de armas antitanque para un solo soldado, no ha parado de evolucionar desde entonces. Como la propia empresa sueca explica en su web, es “el asesino de tanques definitivo”. Según explican, “el enemigo ya no puede emplear tácticas tradicionales cuando se enfrentan a armas NLAW. Su cambio de comportamiento los obligará a dar un paso atrás”. Puede atacar desde casi cualquier posición, desde lo alto de un edificio hasta detrás de un árbol o en una zanja. Puede disparar 45 grados hacia abajo y puede disparar desde el interior de un edificio, desde un sótano o desde el segundo piso de un edificio fuera del alcance de la mayoría de los tanques.