Medios impresos
Adiós al último diario opositor a Maduro
«El Nacional» se despide de su edición de papel por el acoso que ha sufrido por parte del chavismo
«El Nacional» se despide de su edición de papel por el acoso que ha sufrido por parte del chavismo.
Hubo lágrimas, aplausos y canciones. El diario «El Nacional», fundado hace 75 años, publicó ayer su última edición en papel. El final de una historia que comenzó hace varios años cuando el acceso al papel prensa fue restringido por parte del Estado, que ejerce un monopolio sobre su importación. Así, el periódico pasó de cinco cuerpos y un centenar de páginas, a la última edición con dos cuerpos y 16 páginas en total.
Todos los trabajadores se quedaron en la imprenta para ver cómo brotaba el último número. Ayer hubo de nuevo reunión en la redacción de quienes hacen vida allí, quienes pasaron por esos escritorios y quienes fueron a expresar su solidaridad. Edgar López acumuló 22 años en esa empresa como reportero de la fuente judicial. «Aquí aprendí todo lo que sé. Esta es mi casa y nunca dejará de serlo», dijo entre lágrimas. «Aquí estamos dando una demostración de amor y de agradecimiento», agregó el periodista. Patricia Spadaro, la editora jefa, agradeció la resistencia de quienes se mantuvieron hasta el final en la redacción. Con emoción a flor de piel, admitió que el periódico se había ido precarizando, pero se hizo hasta lo imposible por mantenerse en la calle. «Hemos cumplido con esa necesidad de retratar el país que sufre, el de los presos políticos, de los asesinados, de las necesidades. Lo hemos hecho con periodistas que han trabajado con las uñas, haciendo el trabajo de dos y hasta cuatro colegas que se han tenido que ir». El historiador Elías Pino, editor adjunto del impreso, resaltó cómo por las páginas de Opinión del diario pasaron las firmas más encumbradas de la intelectualidad nacional e internacional.
Marco Ruiz, secretario general del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa (SNTP), condenó el cierre forzado del diario. «Es producto de una asfixia, de un desprecio al pensamiento crítico. Es el final de una larga agonía que se inició en 2013», señaló. El sindicalista recordó cómo desde hace cinco años se bloquearon los accesos a insumos para imprimir, a pesar de reclamos hechos ante las instituciones. Tanto SNTP como la ONG Espacio Público llevan el registro de los más de 116 medios que han cerrado en Venezuela –prensa, radio y televisión– desde que Maduro está al frente del Gobierno. «Más de 70 periódicos han cerrado, buena parte de ellos de manera definitiva y otros pasando a circular intermitentemente», detalló Carlos Correa, director de la organización civil. Según registros del Instituto Prensa y Sociedad (IPYS), hay cinco estados del país, de 23, en los que ya no circula ningún periódico impreso. El gerente general de «El Nacional», Jorge Makriniotis, explicó que continuarán informando en sus plataformas digitales. «Nos vamos a reinventar. Nos ocuparemos de formar a nuestro equipo y a reubicarlo para seguir haciendo el trabajo que hace falta». El ejecutivo dijo que la redacción se fue disminuyendo de 1.000 empleados a casi 300, que tiene hoy.
Pero la red es un espacio cada vez más solo en Venezuela. Según datos oficiales divulgados por la Comisión Nacional de Telecomunicaciones, él país perdió 8,8 millones de suscriptores de telefonía móvil desde 2014. Después de tener una penetración celular de 102,6% durante el último trimestre de 2013, ahora registra 69,8% en el primer trimestre de 2018. El país pasó de tener más líneas celulares que personas, a que al menos el 30% de la población ahora no posea alguna. Además, la penetración de internet pasó de 62,43% a 60,76% de la población, aunque el informe de Conatel no considera la migración sino usa los estimados de población del Instituto Nacional de Estadísticas. Los suscriptores de internet fijo pasaron de 19.453.242 a 18.108.335. Una caída de más de un millón de contratos. Las causas tienen que ver con la precariedad económica para procurar equipos a usuarios y proveedores, así como la disminución en la reposición de aparatos robados, en el segundo país más inseguro del mundo.
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