Geopolítica
África, el otro campo de batalla entre Rusia y Europa donde nadie habla de paz
Las operaciones rusas en África, con especial atención en el Sahel, han servido para perjudicar a Europa a diversos niveles bajo la falsa excusa del panafricanismo
Dos de cada tres tweets en el muro de cualquier europeo incluyen la palabra Trump, Estados Unidos o Ucrania. Si no son dos, tres de cada cuatro. El acuerdo de paz relativo a Ucrania ha generado una avalancha de opiniones divididas en dos bandos claramente diferenciados: aquellos que desean el fin de la guerra, interpretando ese final como el término de las hostilidades entre Rusia y Europa; y aquellos que exigen una prolongación del conflicto. Pero se debe considerar que el conflicto entre Europa y Rusia excede a la guerra de Ucrania. Que un tratado de paz en Ucrania sólo sería una fase más en las hostilidades, nunca su final.
No se trata sólo del temor de que Vladimir Putin decida anexionarse Moldavia o que realice cualquier operación contra los países bálticos. No se trata de recordar el corte del suministro de gas ruso a Europa en enero de 2009, ni de subrayar los vínculos entre el Kremlin y el secesionismo catalán. Ni siquiera haría falta mencionar esa breve guerra ruso-georgiana en agosto de 2008. Basta con echar un vistazo al continente africano para comprender que el conflicto entre Europa y Rusia, independientemente de los motivos que impulsen a unos y otros, tiene otro campo de batalla en África… cuyas consecuencias afectarían directamente al futuro europeo.
Grupos de presión
El principio del fin de la presencia militar francesa vino acompañado de prácticas neocolonialistas y abusivas contras las poblaciones africanas de sus antiguas colonias. Que París cosecharía aquello que sembró a lo largo de décadas, o siglos, era evidente en la medida en que todos los acontecimientos humanos viven regidos por la ley de la causalidad eficiente. Desde Moscú se sabía, y sólo necesitaron dar el empujón que crease una gota que colmase el vaso. Diferentes grupos de presión han ido surgiendo en Mali, Burkina Faso, Níger o Ghana con el fin de aprovechar esta oportunidad y de deteriorar las relaciones entre los Estados africanos y Europa.
Un conocido ejemplo en Mali se conoce como Yerewolo (grupo de presión de origen maliense, panafricano, prorruso y antieuropeo), pero también podrían encontrarse manifestaciones a favor de Rusia en Ghana, e incluso se conoce de redes de presión rusas con base en Ghana y que operan a favor de la organización prorrusa de origen estadounidense conocida como Eliminating Barriers for the Liberation of Africa (EBLA).
El vínculo entre Rusia y el hartazgo de las excolonias francesas puede comprobarse fácilmente en las manifestaciones que han ido sucediendo en la región a lo largo de los últimos años. En estas manifestaciones, se ondeaban banderas rusas a la vez que se quemaban enseñas francesas, o se mostraban pancartas donde se leía “muerte a Francia y a sus aliados”. Sus aliados, sobra decirlo, se refieren al resto de Europa. Porque si la expulsión de Francia del Sahel puede leerse combinada con la presión de Moscú, sin ser esta una causa exclusiva, sí que puede atribuirse a Rusia una parte importante del deterioro de las relaciones entre África y Europa.
Porque el mayor exportador de oro maliense no es ningún país europeo; es Emiratos Árabes Unidos. El mayor exportador de petróleo nigeriano no es ningún país europeo; es la India. El mayor exportador de diamantes centroafricanos no es ningún país europeo; es Emiratos Árabes Unidos. El mayor exportador de coltán ruandés (robado a República Democrática del Congo), no es ningún país europeo; es China. El mayor exportador de oro sudanés no es ningún país europeo; es Emiratos Árabes Unidos. El mayor exportador de petróleo sudanés no es ningún país europeo; es Malasia. El mayor exportador de diamantes de Sierra Leona no es ningún país europeo; es la India. El mayor socio comercial de los países africanos, en definitiva, no es ningún país europeo, y ni siquiera lo son todos juntos; es China.
¿Significa esto que Europa no participe en expolios en Nigeria, Libia o Mozambique? No. Significa que se ha generado un discurso tergiversado donde las culpas repartidas a lo largo de todo el planeta han recaído exclusivamente sobre Europa, donde el agente principal a la hora de establecer este discurso tiene un único nombre: Rusia. Rusia no perjudica las operaciones emiratíes, chinas o indias en el continente africano, sino que su foco se dedica en exclusiva a perjudicar las operaciones europeas. Como es lógico, esto no ocurre porque Moscú haya decidido ser un Robin Hood en el escenario internacional; si este fuera el caso, también habrían atacado las operaciones (mucho más provechosas en términos económicos) de las naciones mencionadas más arriba.
Es importante entender entonces que Rusia ha trabajado de forma activa para debilitar la posición de Europa en África. El ciudadano francés que se alegra de que Níger haya invalidado los acuerdos de extracción de uranio con su país es el encargado de pagar el incremento de precios en la electricidad francesa, que pasaron de 0.23 euros el kilovatio-hora en 2023 a 0.27 euros el kilovatio-hora en diciembre de 2024, frente a los 0.2 euros el kilovatio-hora de 2022. Sin embargo, la mejor baza de Vladimir Putin a la hora de perjudicar a Europa a través de África ha sido por medio de la inmigración.
Inmigración descontrolada
Es evidente que las causas que motivan los movimientos migratorios son variadas y que no pueden atribuirse a un único factor. ¿Significa eso que el Kremlin no trabaja de forma activa para multiplicar esos movimientos migratorios? No. El ejemplo más a mano puede encontrarse en la ruptura del acuerdo migratorio entre la Unión Europea y Níger. Este acuerdo, firmado en 2015, trabajaba por la cooperación entre Europa y la nación africana para suavizar las rutas migratorias que tienen a la ciudad de Agadez como lugar de paso. El acuerdo fue roto por la junta militar nigerina en noviembre de 2023, pocos meses después de llegar al poder. Desde entonces, y según los datos ofrecidos por la Cruz Roja en diciembre de 2024, al menos 60.000 inmigrantes de procedencia subsahariana habrían desembarcado apenas en Lampedusa.
Sólo la rápida reacción del gobierno italiano consiguió reducir los números de 2024 respecto a los de 2023, disminuyendo así el impacto de la ruptura del acuerdo nigerino. Sin embargo, en España, donde las reacciones del Ejecutivo distan de ser eficaces, el número de inmigrantes que desembarcan en las Islas Canarias ha seguido una tendencia ascendente desde 2022. Y 2024 ha pasado a ser el primer año en que la nacionalidad mayoritaria de inmigrantes africanos era la maliense (32%).
Este incremento en los números se debe a una serie de razones. En el caso de los números totales, muchos ciudadanos procedentes de Senegal han optado por embarcar en la peligrosa aventura con destino a España por razones económicas. Debe saberse que el bloqueo por parte de Rusia sobre el grano que transita en el mar Negro, iniciado en 2022 como respuesta a las sanciones recibidas tras la invasión de Ucrania, perjudicó principalmente a los países africanos. Oxfam señaló en un estudio realizado a mediados de 2023 que el bloqueo del grano afectaría sólo a un 17% de la población europea, pero también a un 40% de los africanos. A saber: Rusia invadió Ucrania, recibió a cambio una batería de sanciones que afectaban también al comercio del grano ruso y Vladimir Putin reaccionó bloqueando el envío de grano, no tanto a Europa como a África. De hecho, el 50% de las importaciones de grano a Senegal procedían de Rusia en 2022.
El resultado más inmediato al bloqueo del grano, como es lógico, llevó a un aumento del precio de la harina y de los alimentos, que sirvió para ahondar la crisis permanente que viven las economías africanas y para aumentar, en definitiva, el flujo migratorio con dirección a Europa por razones económicas. Como es el caso senegalés. Si 22.000 inmigrantes africanos desembarcaron en Canarias en 2021, según los datos ofrecidos por el ministerio del Interior, más de 45.000 lo hicieron en 2024. ¿Quizás sea casualidad?
En virtud de su estilo habitual, el Kremlin ofreció remesas de grano gratuito a los países africanos, supuestamente con el objetivo de paliar la crisis. En noviembre de 2023, por ejemplo, hizo entrega de 50.000 toneladas de grano gratuito a repartir entre Somalia y Burkina Faso. Considerando que el consumo medio diario de trigo recomendado es de 180-240 gramos al día, según el Departamento de Agricultura de Estados Unidos, y que la población de Burkina Faso es de 23 millones de personas, el grano gratuito ofrecido por Rusia a Burkina Faso (25.000 toneladas) servía para cubrir las necesidades vitales del país durante aproximadamente seis días. A Senegal, uno de los países más afectados por el bloqueo y una de las nacionalidades principales que desembarcan en Canarias, se le ofrecieron exactamente cero gramos de grano gratuito.
Por otro lado, el incremento de inmigrantes malienses en Canarias se explica principalmente por la guerra que asola el país. Guerra en la que Rusia forma una parte activa por medio del Grupo Wagner y de las Africa Corps. También es casualidad que la nacionalidad principal de inmigrantes que arribaron a Canarias en 2024 procediese del país africano donde Rusia tiene una mayor presencia, sólo por detrás (quizás) de República Centroafricana. Tal y como se demostró en un artículo previo, la presencia rusa en Mali no sólo no ha servido para dar término al conflicto que atraviesa el país, sino que la situación se ha agravado de manera exponencial desde su llegada. Este agravamiento lleva inevitablemente a que un mayor número de malienses abandonen el país en busca de nuevas esperanzas.
Por otro lado, el concepto de frontera avanzada que procura defender a Europa de amenazas procedentes del Sahel, tales y como el yihadismo armado, se ha visto mutilado en la medida en que las misiones europeas en Níger, Mali y Burkina Faso han sido interrumpidas. ¿Es casualidad que esta retirada haya ocurrido en naciones estrechamente vinculadas a Rusia, y no en naciones sin vínculos fuertes con Rusia, como Mozambique o Somalia? Puede que lo sea. Pero son ya muchas casualidades. Naciones como España, Portugal o Alemania, que no participan en el expolio del Sahel a la manera de Francia o Emiratos Árabes Unidos, se han visto así perjudicadas por la presencia rusa en los países citados… ¿en nombre del panafricanismo?
Europa ha perdido la ventaja de las fronteras avanzadas, lo que implica una amenaza para su seguridad. La crisis migratoria se ha incrementado. La seguridad en el Sahel ha empeorado, con el rango de consecuencias que implica. El precio de la electricidad en Francia ha aumentado. La mera visión del ciudadano europeo en África se ha visto profundamente deteriorada. Todo ello se debe a una multitud de factores, entre los que se encuentra, sin lugar a dudas, Rusia, que incrementa el valor de las crisis sucesivas o que incluso trabaja activamente por generarlas.
Una paz en Ucrania puede ser más deseable para unos que para otros; lo que es seguro es que Ucrania no debe considerarse como el único campo de batalla que enfrenta a Rusia contra Europa. Ni el más peligroso a corto plazo. Una paz en Ucrania sin abordar el enfrentamiento africano llevará inevitablemente a una prolongación del conflicto ruso-europeo… sólo que en otro escenario.