Patrimonio
Alerta máxima en Italia por el "colapso inminente" de una de sus torres inclinadas
Bolonia ha puesto en marcha un plan para acordonar los alrededores de la Torre Garisenda, cuyos daños en la base que podría hacer que se derrumbase
No hay turista que se precie que no se haga una foto con la mano sujetando la torre inclinada más conocida del mundo, la de Pisa. Pero no es la única edificación de esas características en Italia. De hecho, existe una torre inclinada más antigua y está ubicada en Bolonia, la capital de la región de Emilia-Romaña y uno de los centros históricos más importantes del país transalpino.
En su centro histórico se encuentras las Torres gemelas, dos edificaciones que se levantaron hace cerca 1.000 años. Desde hace unos años, un grupo de expertos estudia muy de cerca una de ellas. Los guías turísticos de la ciudad alertaron de que en la Torre Garisenda había ruidos anormales, oscilaciones, vibraciones y un comité científico monitorea la zona desde 2019.
En 2020 se detectó una desintegración gradual de la roca de río adherida a la base, así como grietas en los ladrillos de mortero de terracota de la torre. Una situación que ha empeorado y que según un informe de 27 páginas ha puesto la torre en riesgo de colapso "inminente".
El informe revela que desde julio la situación ha empeorado bastante pero que en el último mes se ha producido una "tendencia inesperada y acelerada" de compresión "aplastante" en la base de la torre, con desintegración gradual de la piedra utilizada para revestir la base y grietas que se expanden en el ladrillo de arriba".
Tanto es así, que las autoridades locales han decidido acordonar la zona para "contener los escombros resultantes de un posible derrumbe, reducir la vulnerabilidad de los edificios circundantes y la exposición de la población, así como bloquear el acceso a la zona prohibida", indicó el ayuntamiento en un comunicado. El cordón de seguridad no estará listo hasta el próximo mes de febrero.
El cordón estará formado por una serie de estructuras metálicas (similares a los contenedores del transporte marítimo) que estarán fijados al suelo. Además, se establecerán redes de protección también metálicas especialmente diseñadas contra caídas de rocas.
Bolonia está en alerta máxima porque ya "no existen condiciones de seguridad para operar en la torre o en sus alrededores, excepto en el marco de un plan de protección civil”.
Por ello, se ha decidido suspender los trabajos de consolidación que ya estaban en marcha y la prioridad es poder construir una zona de exclusión "lo más rápido posible".
A pesar de que la situación de la torre es extrema, los expertos estiman que no se derrumbará de manera inmediata. Según explicó uno de ellos a CNN, "estamos actuando como si fuera el peor de los casos, pero eso no quiere decir que vaya a suceder", dijo. Asimismo, aclaró que la situación está en alerta amarilla y que si el riesgo fuera inminente la alerta sería roja. De hecho, no se atrevió a aventurar cuándo podría suceder: "nadie lo sabe. Podrían ser tres meses, 10 o 20 años".
A pesar de ello, el equipo de expertos recibe datos de la situación del la torre cada 15 minutos, lo que permitiría poder trabajar con tiempo para poder evacuar la zona en el caso de que empeorara la situación.
El informe, que salió a la luz el 15 de noviembre, confirma que la torre ha estado en una “condición crítica durante mucho tiempo” y sugiere que las intervenciones realizadas para tratar de reparar los daños sólo han conseguido empeorar las cosas.
“La tendencia inesperada y acelerada lleva al comité a suspender inmediatamente todas las actividades actualmente en curso (especialmente la consolidación) y a poner el sitio en alerta máxima. Ya no existen condiciones de seguridad para operar en la torre o sus alrededores, excepto en el marco de un plan de protección civil”, revela el texto.
Además de las intervenciones, como la de insertar una varilla de acero en la base en 2020, los fenómenos meteorológicos han acelerado el proceso. Las altas temperaturas del verano y las inundaciones del principios de año, han empeorado la situación.
El alcalde de Bolonia, Matteo Lepore, ordenó que el bloqueo de los alrededores de las torres el pasado mes octubre para poder mejorar la investigación. De hecho, se colocaron sensores acústicos para detectar la periodicidad y la intensidad de los crujidos y se instaló un péndulo en ambas torres para ver analizar la intensidad de las oscilaciones.
El informe de 27 páginas que ha puesto en alerta a la ciudad indica también que además de los daños en la base de la estructura, la torre se ha desplazado hacia el sur.
Una vez instalado el perímetro de seguridad, comenzará una segunda fase de la investigación para tratar de encontrar una solución para estabilizar la torre y tratar de resolver el problema de fondo de la estructura. En este punto, ha surgido un gran debate interno porque una parte de los investigadores son partidarios de desmantelar la torre para rehacer la base y reconstruirla, mientras que otros consideran que hay que recortar la torre.
Ninguna de las dos opciones resulta barata. Sólo el cordón de seguridad va a suponer un desembolso de 5 millones de euros y los trabajos de estabilización multiplicarían por mucho esta cifra, por lo que el ayuntamiento ya ha pedido la colaboración ciudadana para recaudar 3 millones de euros para las obras. En una semana, han logrado reunir 800.000 euros.
Las primeras torres gemelas
Mucho antes de que se convirtieran en el símbolo de Manhattan, ya había unas torres gemelas en el corazón de Italia y con más de nueve siglos sobre sus cimientos. Las torres de Garisenda y Asinelli tienen una altura de 48 metros (8 menos que la de Pisa) fueron construidas en el siglo XII y formaban parte de una Bolonia con una docena de torres construidas por las familias locales, que trataban que la suya fuera más alta de las demás. La mayoría de ellas ha desaparecido y otras han sido recortadas por la parte superior para construir viviendas en ellas.
Para poder hacerse una idea de la importancia de estas estructuras, cabe destacar que fueron levantadas unos años antes que la universidad de Bolonia, reconocida mundialmente como la más antigua del mundo.
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