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“Los van a matar y no quedará ninguno de nosotros”: la historia de los dos últimos indígenas aislados de una tribu en el Amazonas

Los Piripkura están perdiendo la batalla contra los madereros y agricultores que están invadiendo su territorio

Imagen de archivo de los indígenas Tamandua y Baita durante un encuentro con la Fundación Nacional del Indio (Funai).
Imagen de archivo de los indígenas Tamandua y Baita durante un encuentro con la Fundación Nacional del Indio (Funai).ReutersLa Razón

Sorprendentemente han logrado sobrevivir a décadas de ataques de invasores de tierras en los que se cree que murieron muchos de los miembros de su tribu indígena, los Piripkura, en Mato Grosso, un estado de Brasil símbolo de la expansión del agronegocio, según recogen medios brasileños.

Es la historia de supervivencia de Tamandua y Baita, sobrino y tío. Viven aislados desde hace unos 40 años en las profundidades de la selva, teniéndose el uno al otro como única compañía. Y es que la feroz explotación de sus tierras para la producción de carne de vacuno y la tala ilegal les llevó a separarse tristemente de su familia.

 

Los Piripkura siempre fueron un pueblo agricultor, una actividad sedentaria que abandonaron para convertirse en “invisibles” en una estrategia de supervivencia ante los invasores. Con el paso de los años aumentó una presión que se vio intensificada en la década de los 70 con los proyectos de ocupación del gobierno militar sobre su territorio por parte de los agropecuarios y los madereros.

Ubicada en el estado de Mato Grosso, una región fundamental para la agroindustria brasileña, la reserva Piripkura está perdiendo la batalla contra los madereros y agricultores que están invadiendo su territorio. Como consecuencia, el número de indígenas aislados se redujo drásticamente, ya sea por asesinatos o por enfermedades contraídas por medio de los invasores.

Rita, la única en contacto con la civilización

La única Piripkura que mantiene contacto con personas no indígenas es una anciana llamada Rita, que no vive aislada por decisión propia, y que es tía de Tamandua y hermana de Baita. “Estoy preocupada por ellos. Los van a matar y no habrá ninguno más de nosotros”, aseguró Rita en una entrevista grabada y publicada en septiembre.

 

El contacto de Rita con la civilización se estableció a principios de la década de 1980 cuando fue llevada a una hacienda de las cercanías para realizar un trabajo parecido al de la esclavitud. Cuando tuvieron conocimiento del caso, en 1984 las autoridades la buscaron, que tenía por aquel entonces entre 18 y 23 años y llevaba al menos un año y medio en la finca.

115 tribus aisladas

Las autoridades brasileñas tienen registradas 115 tribus aisladas, que viven exclusivamente en la selva, no tienen relación con no indígenas y mantienen contactos muy esporádicos con otros pueblos originarios. Solo 28 de esas tribus han sido confirmadas. El resto llevan años en investigación. Los expertos no descartan que haya otros indígenas aislados en la zona. Piripkuras o de otro grupo.

En principio, los Piripkura se encuentran protegidos por un mecanismo legal denominado “portaria de restrição de uso” (ordenanza de restricción de uso), que es renovado cada dos o tres años y cuya vigencia está a punto de finalizar.

Sin embargo,se trata de una normativa que los invasores desoyen. Y el Estado tampoco ha aplicado el artículo 231 de la Constitución, que reconoce a los indígenas “su organización social, costumbres, idiomas, creencias y tradiciones, y los derechos originarios sobre las tierras que tradicionalmente ocupan”.

Un equipo del Instituto Socioambiental (ISA) realizó un vuelo en octubre por el territorio de los Piripkura: vieron los inicios de los incendios, haciendas en pleno funcionamiento, movimiento de camiones y un ganado alimentándose del pasto fruto de la deforestación.

Solo entre mediados julio y finales de septiembre un total de 4.153 hectáreas fueron deforestadas de este territorio de 240.000 hectáreas. Una enorme área con casi 1,3 millones de árboles desapareció totalmente.

Varias organizaciones han denunciado ya que desde que el presidente brasileño Jair Bolsonaro asumió el poder en 2019 el organismo ha ido sumando empleados vinculados a los intereses de la agroindustria y anti-indígenas.