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Sucesos

La terrible confesión de un hombre antes de morir: mató a una madre y su hija de 10 años hace 24 años

El hallazgo de los cuerpos en el jardín de la casa de Larry Webb puso fin a un doble crimen que llevaba sin resolverse desde el año 2000

En Resumen
Desde el 8 de agosto del 2000 que se buscaban los cuerpos de Susan y Alex, asesinadas por Larry Webb en Virginia, Estados Unidos Twitter

En un giro dramático de los acontecimientos se resolvió uno de los misterios de desaparición más prolongados y desconcertantes de la historia del estado de Virginia en Estados Unidos gracias a la confesión en el lecho de muerte de un hombre de 80 años casi 24 años después.

Todo se remonta al 9 de agosto del año 2000 cuando los agentes recibieron el aviso de la desaparición de Susan Carter, una mujer norteamericana, y su hija Natasha, de apenas diez años. El principal sospechoso siempre fue Larry Webb, aunque no reconoció el doble crimen hasta el pasado martes 23 de abril, cuando estaba a punto de morir.

El presunto asesino sorprendió a todos cuando confesó antes de morir haber asesinado tanto a Susan, de 41 años, como a su hija Natasha. Asimismo, Larry reconoció haber enterrado el cuerpo de ambas en el jardín de su casa.

Fue en ese momento cuando varios agentes se desplazaron hasta el lugar mencionado en busca de los cadáveres, y allí estaban. El hallazgo de los cuerpos puso punto y final a un doble crimen que llevaba sin resolverse desde entonces. Tras confesar el asesinato y localizarse los cuerpos, Webb murió pocas horas antes de que hallaran los restos en el jardin.

Un agente del FBI, Tony Rausa, explicó cómo se produjo tanto la confesión como el hallazgo de los dos cadáveres, tal y como recoge el diario 'The Sun': "La forma en que Larry Webb nos detalló el crimen y la condición en la que hallamos los cuerpos nos confirmaron con un alto grado de certeza que los dos cuerpos encontrados son los de Susan y Alex Carter (Natasha)".

El descubrimiento de una bala en una de las paredes de la casa de Webb le convertía en acusado de asesinato. Además, dicha bala contenía ADN de la menor asesinada. Sin embargo, unos problemas de salud del acusado obligaron a los agentes a trasladarle a una residencia de ancianos, paralizando el proceso judicial hasta el momento de la confesión.

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