Cien días de Trump
Aranceles, órdenes ejecutivas y deportaciones masivas
Trump desmantela el legado de Biden mediante la firma de más de 60 decretos, una cifra sin precedentes en los últimos 40 años
Hoy se cumplen 100 días desde que Donald Trump llegó a la Casa Blanca, pero parece que fue hace una eternidad cuando el republicano tomó el mando de un país que nunca ha visto tantos cambios, ni de tal magnitud, en un periodo de tiempo tan breve. El presidente estadounidense ha expandido su dominio a golpe de orden de ejecutiva, desde el 20 de enero ya ha firmado más de 60, una cifra sin precedentes en los últimos 40 años. Con muchas de sus medidas ha desafiado una pata fundamental de la democracia del país norteamericano, la separación de poderes. Desde su nuevo cargo de líder de la nación, Trump ha forzado al Departamento de Justicia a retirar los cargos por corrupción contra el alcalde la ciudad de Nueva York, Eric Adams, lo que ha supuesto la renuncia de varios funcionarios del departamento para protestar por la preferencia de trato. El republicano también ha lanzado una ofensiva contra los inmigrantes indocumentados del país, y contra las organizaciones que promueven la diversidad, equidad e inclusión, recortando los fondos federales destinados a esta causa, sin importarle las consecuencias. También han sido 100 días de mucho trabajo para los tribunales federales, se han interpuesto al menos 74 demandas para hacer frente a las acciones ejecutivas del Gobierno. De momento, los jueces solo han conseguido suspender 18 medidas, y de manera temporal, pero la batalla legal tiene visos de ser larga.
El mandatario norteamericano ha dejado tocados, y casi hundidos, una gran parte de los departamentos clave para la administración. El lunes comenzó a despedir a parte del personal aéreo de la administración Federal de Aviación de EE. UU. (FAA, por sus siglas en inglés), semanas después del fatal accidente en el aeropuerto Nacional de Ronald Reagan, en Washington, en el que murieron 67 personas. El pasado jueves ordenó a las agencias que terminaran los contratos de casi todos los empleados que se encuentren en periodo de prueba, y ya advirtió que habría más recortes en los lugares de trabajo. Ni siquiera se ha librado el departamento encargado del arsenal nuclear del país, con cerca de 57.000 empleados y un presupuesto anual de $25.000 millones de dólares. La semana pasada se despidió a 300 trabajadores en un momento crítico, porque el equipo se encuentra en plena modernización del arsenal nuclear. Pocas horas después, el presidente se dio cuenta de la falta de protección que su decisión podía suponer para el país y el viernes por la noche se pidió a algunos de los empleados despedidos que se reincorporaran.
La ofensiva contra el personal público está capitaneada por la mano derecha `no oficial´, ni nombrada expresamente, de Donald Trump: el multimillonario Elon Musk. El hombre más rico del mundo es el encargado de optimizar la mano de obra pública, y se ha propuesto reducir al máximo el número de funcionarios que sirven al país. Por ello Trump también ha recibido una ola de críticas, debido al excesivo poder que está delegando en uno de sus asesores favoritos, por el cual ¨nadie votó en las elecciones de noviembre¨, se han quejado algunos ciudadanos.
El mandatario norteamericano, a sus 78 años tiene cuatro para llevar a cabo todo lo que prometió durante su campaña electoral, y no parece que vaya a perder ni un segundo. Los cruces de migrantes indocumentados en la frontera sur del país disminuyeron un 85% los 11 primeros días de su mandato en comparación con el mismo periodo del 2024, según datos del actual gobierno. Esta fue una de sus promesas estrellas para cazar votos, y su pueblo parece agradecerle que esté cumpliendo. Según una encuesta de CBS News y You Gov, el índice de popularidad de Trump se encontraba a principios de febrero en un 53%.
La ambiciosa agenda de la nueva administración ha supuesto un giro completo de guion en la política, la economía y la vida de los norteamericanos, pero también en las relaciones de EE. UU. con sus vecinos territoriales. Trump no ha llegado a su puesto haciendo amigos. En su primera semana en Washington puso a prueba la resistencia de Canadá y México imponiendo aranceles de un 25% a sus productos, además de un 10% adicional a la mercancía procedente de China. Una palanca para forzar lo que en realidad buscaba, que los países limítrofes con el territorito norteamericano invirtieran más personal y dinero en seguridad fronteriza para impedir la entrada de drogas ¨que matan a los estadounidenses¨, ha dicho en alguna ocasión, y frenar la masiva llegada de solicitantes de asilo a EE. UU. Ha conseguido salirse con la suya, y las fronteras están reforzadas. Trump ha contado con su guerra contra la inmigración irregular con antecedentes violentos con un amplio despliegue de agentes de inmigración, que detuvieron a casi 40.000 personas hasta el pasado 25 de enero.
Por si fuera poco, y en momento realmente delicado en las relacionales mundiales, Trump lejos de apostar por la unidad dirige su país hacía un alejamiento de los socios europeos. Se acerca a Rusia para negociar una paz en Ucrania, sin contar con el país invadido. Y en la Franja de Gaza, después de dar un ultimátum a Hamás para la liberación de rehenes, ha decidido que quiere expulsar al pueblo palestino de allí, obligar a Jordania y Egipto a que los acojan, y convertir esa zona en la ¨Riviera de Medio Oriente¨. Sus aliados occidentales están en contra de esta decisión, pero eso no parece no importarle al magnate neoyorquino convertido en presidente que se ha propuesto hacer todo por su pueblo, por MAGA (Make America Great Again), porque como dijo hace unos días, haciéndose eco de una frase de Napoleón Bonaparte, ¨aquel que salva a su país no viola ninguna ley¨.