Brasil
El Amazonas desata una crisis entre Brasil y Francia
Bolsonaro rechaza la ayuda internacional si Macron no retira sus «insultos». El presidente brasileño acusa a su homólogo francés de interferir en su soberanía nacional, mientras recibe un respaldo sin fisuras de Trump: «Trabaja duro»
Bolsonaro rechaza la ayuda internacional si Macron no retira sus «insultos». El presidente brasileño acusa a su homólogo francés de interferir en su soberanía nacional, mientras recibe un respaldo sin fisuras de Trump: «Trabaja duro»
El presidente brasileño, Jair Bolsonaro, ha hecho del incendio del Amazonas una cruzada personal. Él contra todos, como si una conspiración internacional pretendiera quedarse con su preciado tesoro: la selva. También acusa los medios de emprender una campaña para deslegitimarle. Ni una palabra sobre la desforestación. Ni sobre la acción de agricultores y ganaderos en el inicio de los fuegos.
Bolsonaro ayer se atrincheró con los gobernadores de los estados afectados, con quienes desde el principio de su mandato ha tenido diferencias. De hecho, dichos gobernadores llevan años expoliando los recursos de sus bosques, permitiendo que madereros, ganaderos y agricultores exploten zonas protegidas y expulsen a los indígenas de sus tierras. Es lo que se llama «madera manchada de sangre», aunque ahora también estará bañada de ceniza.
«Voy a abrir esta caja negra», advirtió el mandatario brasileño en referencia a la reunión. «Será un Juan 8:32 increíble», añadió, en referencia al verso del Evangelio que dice: «la verdad los hará libres». En su línea, defendió al sector agropecuario y criticó el exceso de territorios que mantienen los indígenas frente a los de cultivos. «Los indios han acabado con la autosuficiencia de cultivos de arroz y luego se van a vivir a favelas de Boa Vista», dijo. «Estamos siendo criticados por los medios y por otros países porque no aceptamos darles más tierras a los indígenas», agregó. «Nadie quiere arrasar el Amazonas, ni mil personas con motosierra podrían acabar con el Amazonas en años. Los agropecuarios no pretenden transgredir», dijo.
Era solo el preámbulo, la excusa que usó Bolsonaro para elevar su retórica nacionalista, en defensa de la soberanía del territorio brasileño y arremeter contra la campaña que, según él, ha iniciado Emmanuel Macron contra él y su país. El presidente brasileño fue muy duro, y no perdió la ocasión para contraatacar.
Sobre la ayuda de 20 millones de dólares ofrecida por el G-7 para sofocar los incendios, Bolsonaro afirmó que la aceptará si el mandatario francés se retracta por haberlo tratado de «mentiroso». «En primer lugar, el señor Macron tiene que retirar los insultos que hizo contra mí. Primero me llamó mentiroso y, después, por las informaciones que obtuve, dijo que nuestra soberanía en la Amazonía era un asunto abierto», afirmó. «Para conversar y aceptar cualquier cosa de Francia, que sea con las mejores intenciones posibles, él tendrá que retirar esas palabras y entonces podremos conversar», agregó.
Incluso molesto con la prensa, el presidente brasileño aseguró también que no ofendió en Facebook a la primera dama francesa, Brigitte Macron, con su polémico comentario. Hace dos días, un supuesto seguidor del mandatario puso una fotografía de Macron con su esposa y otra de Bolsonaro con la suya (ambas tienen una diferencia de edad de unos 30 años) con la frase «Ahora se entiende por qué Macron persigue a Bolsonaro». Y el perfil del presidente de Brasil respondió: «No lo humilles, amigo. Jajaja».
Bolsonaro aviva así su guerra contra Macron, elegido como blanco de críticas en respuesta a su condena a las políticas ambientales de Brasil. En plena escalada verbal, el mandatario brasileño recibió el espaldarazo de Trump. El presidente de EE UU aseguró que su homólogo brasileño «trabaja duro» para detener los fuegos que están devorando la selva. «Él y su país tienen el pleno y completo apoyo de EE UU», subrayó para zanjar cualquier polémica.
Por su parte, Bolsonaro, que ha relajado los controles a la deforestación y la quema de cultivos, sacó un recorte de prensa en el que Macron abordaba la «internacionalización de la Amazonía», un asunto rechazado por Brasilia. Más lejos fue su jefe de Gabinete, Onyx Lorenzoni, quien insinuó que la ayuda de 18 millones de euros debía destinarse a «reforestar Europa». «Macron no logra evitar un incendio en una iglesia patrimonio de la humanidad ¿qué lecciones da a nuestro país?», añadió.
Tras la cumbre de Biarritz, Macron dijo que en algún momento habrá que discutir la posibilidad de darle un «estatus internacional» a esta zona del planeta para impedir su destrucción o que un gobernante de algún país adopte medidas contrarias al bienestar mundial. La declaración fue interpretada en Brasil como una amenaza a la soberanía de los países sobre la selva tropical.
Y mientras, las llamas siguen avanzando aunque el Ejército ya ha desplegado aviones en siete estados y tiene movilizados a 44.000 hombres. Según la Fundación Vida Silvestre (WWF), 6,7 millones de kilómetros cuadrados de bosques y el 10% de la biodiversidad mundial están en peligro por el fuego.
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