
Guerra comercial
Bruselas estudia castigar los servicios estadounidenses ante la ofensiva arancelaria de Trump
Los gigantes digitales y la banca podrían verse dañados

Sin prisa, pero sin pausa. La UE no reaccionará de manera inmediata a las nuevas subidas arancelarias impuestas este miércoles por parte de Donald Trump, pero tampoco se dormirá en los laureles.
La Comisión Europea estudiará de manera detenida los detalles y las primeras negociaciones con las capitales europeas comenzarán este jueves en una reunión extraordinaria de los embajadores europeos que servirá de preparación para el Consejo de Comercio que tendrá lugar en la capital comunitaria el próximo lunes. Todavía es demasiado pronto para saber cuándo se tomarán decisiones. En todo caso, Bruselas no descarta ninguna opción. Resulta evidente que esta contienda comercial va a ser mucho más cruenta que la que tuvo lugar en el año 2018 y que solo afectó al aluminio y al acero.
Por eso, en esta ocasión el Ejecutivo comunitario podría no solo imponer subidas arancelarias a los bienes provenientes de Estados Unidos, sino también atacar la línea de flotación de Washington: los servicios. Actualmente, los intercambios comerciales entre la UE y EE UU suponen el 30% del comercio global y benefician a la dos partes. En el capítulo de los bienes, la Unión Europea exporta más que importa y registra superávit comercial (unos 156.000 millones de euros en 2023) mientras que en servicios, Estados Unidos se beneficia de un saldo comercial positivo de 104.000 millones de euros.
Así funciona el ACI
La UE tiene nuevos instrumentos a su alcance de los que carecía durante el primer mandato de Trump. En el año 2023, Bruselas aprobó un instrumento anti- coerción (ACI por sus siglas en inglés) que busca poder responder ante chantajes económicos de terceros países con fines políticos. Este instrumento fue concebido inicialmente para ser utilizado contra China, ya que cuando la Comisión Europea presentó su iniciativa, Pekín estaba boicoteando los productos de Lituania, debido a las relaciones de este país con Taiwán.
Este instrumento nunca se ha utilizado, ya que su principal función es que su mera existencia sea disuasoria. Esta nueva herramienta ofrece a la Comisión Europea innumerables medidas para hacer frente a chantajes de este tipo. Entre ellas, están incluidas la imposición de tarifas, restricciones a los servicios y a los derechos de propiedad intelectual relacionados con el comercio, así como cortapisas al acceso a las inversiones extranjeras directas y a las licitaciones públicas. Esto permite poder golpear a Washington donde más duele: en los servicios relacionados con su sector tecnológico. Los amos de Silicon Valley que se han convertido en los grandes protectores de Trump podrían salir seriamente dañados.
Para que este instrumento pueda entrar en vigor se necesita la mayoría cualificada de los países europeos. Antes, la Comisión Europea debe evaluar si se está produciendo esta coerción económica. Este instrumento también prevé un periodo de negociaciones con el tercer país concernido, antes de que estas medidas puedan entrar en vigor. Un lapso de tiempo que serviría para seguir negociando con Washington. Bruselas, pese al endurecimiento del tono, siempre mantiene la puerta abierta al diálogo.
"Hay diferencias sobre la mesa"
Una de las grandes dudas es si las capitales europeas permanecerán unidas ante un recrudecimiento de la guerra comercial. La primera en reconocer discrepancias ha sido la primera ministra italiana Giorgia Meloni. "Por supuesto hay diferencias sobre la mesa sobre las tarifas, pero precisamente por esta razón no deberíamos actuar por impulso, sino de manera racional"
Mientras tanto, Bruselas sigue perfilando qué bienes estadounidenses serán castigados por el incremento de los aranceles al aluminio y al acero en un 25%. En un principio, la Comisión Europea había anunciado un castigo en dos tandas: una primera subida arancelaria el uno de abril y otra a mitad de mes. Pero, el Ejecutivo comunitario decidió retrasar la primera ronda de castigos para seguir negociando con Washington. El propósito es que las dos rondas coincidan.
En un principio, Bruselas había planeado restablecer el día 1 de abril la misma lista de castigos que ya había puesto en marcha en el año 2018. Entre ellos, productos sensibles para los estadounidenses como el bourbon, los vaqueros Levis o las motos Harley davidson. Pero en las últimas semanas hay países como Francia que han pedido eximir de esta lista al bourbon, en aras de que este gesto de buena voluntad convenza de Trump de no incluir dentro de las tarifas arancelarias al vino y al champán francés.
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