Cumbre
China aprovecha la cumbre Celac para coquetear con economías latinoamericanas
La cumbre de la Celac arranca con la mirada puesta en las tensiones tras los aranceles de Estados Unidos
Una decena de presidentes latinoamericanos se han reunido este miércoles en Honduras durante la segunda jornada de la novena cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (CELAC). El objetivo del encuentro ha sido discutir retos económicos regionales, teniendo como telón de fondo los aranceles de Donald Trump y el interés de China por convertirse en el principal aliado de esos territorios.
Los eventos habían comenzado un día antes con una reunión de cancilleres que tendería la alfombra para la cita central, en la que han participado 11 jefes de Estado o de Gobierno de los 33 países que forman parte del organismo. Luiz Inácio Lula da Silva, de Brasil, Claudia Sheinbaum de México y Gustavo Petro de Colombia han destacado entre los invitados, así como el cubano Miguel Díaz-Canel.
Otras naciones han estado representados por cancilleres o altos funcionarios. La reunión central estaba prevista que durara siete horas y culminara con la firma de la Declaración de Tegucigalpa y el traspaso de la presidencia temporal a Colombia. Durante las discusiones se hizo referencia a la soberanía del Canal de Panamá y al aislacionismo de Washington. Al cierre de esta edición, la declaración final contó con el respaldo de todos lo asistentes menos Argentina y Paraguay. Honduras considera que el resultado es “consenso suficiente”, mientras que los dos países críticos denuncian al anfitrión por violar los estatutos.
La anfitriona, Xiomara Castro, llamó a sus invitados a dejar de caminar juntos pero no "repitiendo las recetas del pasado; el modelo neoliberal promovido por el consenso de Washington en los años 90, depredador y excluyente, ha vaciado nuestras economías, endeudado nuestros países, concentrando el capital en pocas manos y privatizando los servicios públicos".
El mismo espíritu tuvo la primera intervención de Lula da Silva. Mencionó cómo la Unión Europea se está reorganizando, la Unión Africana hace planes conjuntos para las próximas décadas, afirmando que América Latina debe también redefinir su lugar "en el nuevo orden global que se vislumbra", trabajando en torno a tres elementos: la defensa de la democracia, el cuidado del planeta y la integración económica y comercial.
En su primera intervención, el colombiano Gustavo Petro abogó por evitar "la agenda de la soledad". Afirmó que la desigualdad social es consecuencia de la crisis climática, que genera migración. "¿Lo solucionamos poniendo cadenas? ¿Llevando la poblacion migrante a unas cárceles para criminales de El Salvador? Allí son tratados como criminales y esclavos, y no lo son. América Latina no puede bajar las banderas de la dignidad humana".
Petro también pidió reevaluar la lucha contra las drogas y verla desde la ciencia. "Es un problema multinacional. Pero pareciera que hay una diferencia geográfica, no científica. Lo legal es la droga que se produce en el norte, lo ilegal es la droga que se produce en el sur".
Claudia Sheinbaum propuso convocar a una cumbre específica para buscar mayor integración económica, dentro de su idea de profundizar las relaciones comerciales regionales para "ayudarnos entre nosotros". Agrego su rechazo "al racismo, el clasismo, la violación a derechos humanos y la criminalización de hermanos del continente que han tenido la necesidad de migrar hacia el norte".
Era obvio que uno de los asuntos más urgentes a tratar durante el encuentro serían los aranceles de Donald Trump y la propia política de la Casa Blanca frente a América Latina, con un gobierno estadounidense enviando deportados a sus países (a Venezuela lo hace vía México u Honduras), pero también alquilando la cárcel de máxima seguridad CECOT de Nayib Bukele en El Salvador.
En la región, a casi todos los países Washington les impuso 10% de aranceles, excepto Nicaragua y Venezuela que recibieron 18% y 15%, respectivamente. México no fue incluido en esta lista de Trump, pero enfrenta gravámenes específicos del 25% para el sector automotor y tarifas para el acero y el aluminio.
En paralelo, China va medrando. Una delegación de ese país, encabezada por Qu Yuhui, el número dos de Asuntos Latinoamericanos de la cancillería, ha estado desde el lunes teniendo encuentros bilaterales con delegados de 15 países latinoamericanos. Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, México, Panamá, Surinam, Uruguay, Venezuela, Bahamas, Barbados y San Vicente y Las Granadinas, se vieron con la delegación asiática. Pekín, además, planea realizar una conferencia ministerial entre China y CELAC el 13 de mayo, a la que asistirá el presidente Xi Jinping.
Durante la cumbre de este miércoles, los ausentes más llamativos fueron Javier Milei de Argentina, que envió a un vicecanciller a lo que considera una cumbre "anti-Trump", y Nicolás Maduro por Venezuela, heredero en el poder de Hugo Chávez -fundador de la CELAC en 2011-, y el que ha tomado medidas más drásticas luego de los aranceles de Trump: decretar una emergencia económica en su país. Maduro explicó a través de un vídeo que no acudió a la cita por existir “amenazas a mi seguridad”.
Casi tres lustros después, la CELAC, nacida como un intento de contrastar y hasta suplantar a la Organización de Estados Americanos (OEA) con una instancia hemisférica que excluyera a Estados Unidos y Canadá y recibiera a Cuba, no tiene sede, secretaría ejecutiva, presupuesto ni un compromiso con la democracia. Sus promesas, que incluían crear una moneda única regional, desplazar al dólar, poner fin a la pobreza, alcanzar la integración energética y generar 100% energías limpias, no se han cumplido.