Elecciones en EE UU

El clan Biden apuntala al candidato en Camp David

La familia del presidente desoyen las voces que piden que se marche y respaldan su continuidad en la carrera a la reelección

President Joe Biden arrives at Hagerstown Regional Airport, Saturday, June 29, 2024, in Hagerstown, Md. From left, first lady Jill Biden, Biden, Finnegan Biden, and Natalie Biden. (AP Photo/Evan Vucci)
El presidente Joe Biden llega al Aeropuerto Regional de Hagerstown, el sábado 29 de junio de 2024, en Hagerstown, Maryland. De izquierda a derecha, la primera dama Jill Biden, Biden, Finnegan Biden y Natalie BidenASSOCIATED PRESSAgencia AP

Por decisión del clan familiar, de momento Joe Biden se queda en la carrera por la Casa Blanca. Durante un complicado domingo en su segunda residencia de Camp David tras más de siete actos de campaña en menos de 48 horas, el presidente de Estados Unidos recibió el apoyo de las personas que más influyen en sus decisiones, su hermana Valerie Biden y la primera dama, Jill Biden. También le apoya su hijo, Hunter Biden. Por eso, su equipo de confianza y sus más fieles aliados tratan de tranquilizar a los votantes, legisladores y donantes asegurando que «no se puede juzgar una presidencia por un debate», ha dicho la exlíder de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, «hablemos de lo que significa para la gente en sus vidas». Por ahora la estrategia de control de daños parece estar funcionando, al menos de cara a la galería. Porque lo cierto es que entre bambalinas, según han filtrado los principales medios del país, la imagen es distinta. Muchos demócratas están tremendamente asustados tras la actuación de su líder y ven con temor las elecciones del próximo 5 de noviembre.

El principal problema es que remplazar a su candidato tampoco es fácil ni seguro. Primero, porque eso solo sería posible si el propio Biden decide retirarse, algo que de momento no tiene pinta de que vaya a ocurrir, por lo menos a corto plazo. Segundo, porque en caso de que abandonara la carrera, los demócratas no tienen un sustituto joven y fuerte que pueda garantizar mejores resultados que el actual candidato. La estrategia ahora mismo consiste en aguantar la tormenta y seguir adelante.

La decisión del mandatario de mantenerse en la contienda electoral cuenta con el apoyo de la persona que más influencia tiene en él, la primera dama Jill Biden. Muchos funcionarios y asesores del mandatario dicen que ella y el equipo que le ayudó en los preparativos del debate no están siendo honestos con el candidato demócrata. Hay quien incluso ve a la primera dama una poderosa fuerza política en la sombra que permitirá que su compañero dé un paso atrás. En sus manos está que Biden se retire de la contienda o siga peleando a pesar de sus 81 años y unos bajos índices de popularidad.

Pero hay una queja por parte de la familia Biden, y es contra el equipo encargado de preparar al presidente la noche del fatídico debate. Según fuentes del entorno, los Biden creen que ha llegado el momento de despedir a alguno de los principales asesores porque no debieron permitir que el mandatario debatiera a una hora tan tardía (9:00 pm en Estados Unidos, las 3:00 am en España), en condiciones de poco descanso y con poca preparación. Algunos de los nombres a los que apuntan son el de la asesora Anita Dunn, su marido y abogado personal del presidente, Bob Bauer (que fue el encargado de hacerse pasar por Donald Trump durante los simulacros previos al debate presidencial), y el exjefe del gabinete, Ron Klain, encargado de dirigir las sesiones. Sin embargo, el medio de comunicación Politico, basándose en fuentes consultadas del entorno de la Casa Blanca, asegura que es poco probable que Biden prescinda de ellos.

Por su parte, el equipo de campaña del líder estadounidense culpa a la organización al frente del debate, porque según dicen los moderadores deberían haber verificado los falsos datos que Trump lanzaba durante sus intervenciones –al día siguiente, los sistemas de verificación de varios medios publicaron que varias afirmaciones no eran reales–, por último, nadie le explicó a Biden que cámara iba a estar apuntándole cuando no fuera su turno de palabra –alegando que por eso en algunos momentos parecía perdido–. Además, aseguran que el equipo de maquillaje de la cadena CNN, encargados de organizar el debate, le hizo parecer demasiado pálido. Algunos funcionarios creen que echar balones fuera no es útil, sobre todo porque el propio Biden aceptó los términos del debate antes de viajar a Atlanta. Una actitud que no ayuda a nadie a evitar el desastre en el próximo debate, que de celebrarse tendrá lugar el 10 de septiembre.

Otra de las grandes preocupaciones del partido demócrata son los donantes de la campaña. A ellos se han dedicado muchas horas en los días posteriores al debate. Las llamadas con un mensaje claro han sido continúas: Biden sigue siendo el candidato y puede resistir un segundo mandato. Pero las esperanzadoras palabras no están tranquilizando a los millonarios que aportan el apoyo económico. De momento, pocos han salido a defender a su líder públicamente. Esperan cautelosos a que haya más datos cuando se conozcan los resultados de varias encuestas en las próximas dos semanas.