Corea del Norte

Ensayo de misiles para enfriar el ardor bélico de Kim Jong Un

EE UU y Corea del Sur responden a las provocaciones de Pyongyang.

El líder norcoreano, Kim Jong Un, observa el lanzamiento del misisl.
El líder norcoreano, Kim Jong Un, observa el lanzamiento del misisl.larazon

EE UU y Corea del Sur responden a las provocaciones de Pyongyang.

Con algo más que una declaración decidieron reaccionar ayer Corea del Sur y Estados Unidos ante la exitosa prueba de un misil balístico intercontinental (ICBM) que el pasado martes realizó Pyongyang. En una demostración de fuerza para presionar al régimen de Kim Jong Un, ambos países llevaron cabo «disparos de precisión» con sus propios misiles para recordar el «inquebrantable compromiso» de Washington con sus aliados en la región y combatir la creciente amenaza norcoreana. Los ensayos, que incluyeron el modelo balístico surcoreano Hyunmoo-21 y el táctico estadounidense ATACMS, respondían a órdenes directas del presidente de Corea del Sur, Moon Jae In, y reafirmaban las palabras del secretario de Estado estadounidense, Rex Tillerson. «La prueba de un ICBM representa una nueva escalada de la amenaza a EEUU, nuestros aliados y socios, la región y el mundo. Todas las naciones deben demostrar públicamente a Corea del Norte que hay consecuencias en su búsqueda de armas nucleares», manifestó. Tillerson, que aseguró que EE UU «nunca aceptará una Corea del Norte con armas nucleares», pidió una acción global para contrarrestar la «escalada de la amenaza» planteada por el régimen de Kim, al tiempo que acusaba a aquellos países que acogen trabajadores de Corea del Norte, prestan ayuda económica o militar a Pyongyang o incumplen las sanciones de las Naciones Unidas, de «ayudar y fomentar un régimen peligroso».

Mientras, Kim Jong Un se jactaba del éxito de su prueba en el día de la Independecia americana. «Los bastardos estadounidenses no estarán muy contentos con el regalo enviado para el aniversario del 4 de julio. Debería mandarles regalos de vez en cuando para ayudarles a salir de su aburrimiento», declaró a la agencia de noticias estatal KCNA. Según los datos ofrecidos por este medio y avalados también por los análisis del Gobierno de Japón, el misil alcanzó una altura de 2.802 kilómetros y cubrió una distancia de 933 kilómetros. Kim utilizo como plataforma a la agencia KCNA para lanzar su mensaje a la comunidad internacional al tiempo que presumía de que el nuevo cohete puede albergar «una cabeza nuclear grande y pesada» capaz de sobrevivir a la reentrada en la atmósfera terrestre después de haber salido al espacio, un dato del que el ministerio de Defensa surcoreano manifestó no haber encontrado evidencias. Precisamente, el ministro de Defensa surcoreano, Han Min Koo, confirmó ayer que el proyectil lanzado era una versión mejorada del misil Hwasong-12, un misil intercontinental que, a juicio de su equipo, podría tener un alcance de entre 7.000 y 8.000 kilómetros. «La prueba muestra que la tecnología de misiles de Corea del Norte está mejorando constantemente», declaró a este diario Brian Bridges, profesor adjunto en el Departamento de Ciencias Políticas de la Universidad Lingnan de Hong Kong. Como él, muchos expertos coinciden en los significativos avances logrados por Pyongyang en los últimos años en este campo, aunque también comparten ciertas dudas sobre si el país cuenta con la tecnología necesaria para miniaturizar una ojiva nuclear e instalarla en su interior. «Éste último ensayo es el más serio, pero aún así todavía hay que ver, entre otras cuestiones, si es capaz de entrar sin sufrir daños en la atmósfera», se cuestionaba Bridges.

No obstante, según KCNA, los avances del régimen Juche en sus programas balístico y nuclear han alcanzado «la última etapa» y el país se ha convertido en una potencia nuclear capaz de atacar blancos en cualquier parte del mundo. Orgulloso, Kim insistía en que su país no negociará el cese de sus programas nucleares y balísticos «a menos que la política hostil de Estados Unidos y las amenazas nucleares acaben completamente» y anunciaba que la confrontación con el país americano ha entrado en su «etapa final». «Pyongyang no tiene dudas de que una tecnología de misiles más grande y mejor le dará ventaja cuando comiencen las negociaciones y Kim calcula que, bajo el mandato del presidente Moon, es probable que las negociaciones tengan lugar en algún momento a finales de este año», indicó Bridges.

Por su parte, el presidente Donald Trump acusaba a China de reforzar sus vínculos comerciales con el país comunista, minando los esfuerzos de EE UU ante Pyongyang. «El comercio entre China y Corea del Norte aumentó al menos un 40% el primer trimestre. Y luego dicen que China trabaja con nosotros, ¡pero tuvimos que darles una oportunidad!», escribió en su cuenta de Twitter momentos antes de embarcar para sus segundo viaje oficial en el extranjero. Será en el marco de la cumbre del G20 que se celebra esta semana en Hamburgo donde mantendrá un encuentro con su homólogo ruso, Vladimir Putin para tratar este controvertido asunto.