
Asia
Culto a Prigozhin en el ciberespacio chino
El fallecido jefe de Wagner es considerado un emblema de patriotismo genuino que priorizó los intereses de su país sobre su vida personal

El legado de Yevgeny Prigozhin ha cruzado las fronteras de Rusia, transformándose en una figura de culto, especialmente en China. Su influencia se hizo especialmente palpable en las redes sociales del gigante asiático que operan bajo el estricto control del Gran Cortafuegos, pero donde su imagen y acciones son discutidas o admiradas a pesar de la censura. Entre los blogueros militares de Weibo, una de las plataformas más influyentes de China, Prigozhin ha forjado un insólito seguimiento. Es considerado un emblema de patriotismo genuino, un individuo que priorizó los intereses de su país sobre su vida personal, a pesar de la considerable fortuna que acumuló a través de las operaciones del Grupo Wagner. Esta percepción destaca cómo su figura resuena en una nación donde el sacrificio y la lealtad son muy valorados.
Prigozhin y sus mercenarios han influido en la percepción de ciertos blogueros chinos, quienes, con millones de seguidores, consideran su bravuconería como un modelo a seguir para las empresas chinas de seguridad privada. Estas firmas están encargadas de proteger proyectos e infraestructuras de la estratégica Iniciativa de la Franja y la Ruta de Xi en diversas regiones del mundo, especialmente en áreas de alto riesgo. Con todo, incluso entre los más fervientes defensores de Wagner, la caracterización de su líder por Putin como una «persona con talento» que «cometió graves errores en la vida» ha actuado como una advertencia para los empresarios de la segunda economía mundial, como recuerdo de que no crucen la línea roja del PCCh.
El Grupo Wagner adquirió relevancia durante la intervención militar rusa en Siria a partir de 2015. Ante la necesidad de evitar un despliegue impopular de tropas rusas que recordara la traumática guerra soviética en Afganistán, Moscú recurrió a la organización para operar junto a las fuerzas sirias e iraníes en apoyo del régimen de Bashar al Asad, respaldados por una intensa campaña aérea rusa. A medida que Rusia buscaba expandir su influencia en África, Wagner ofreció sus servicios a autócratas enfrentados a rebeliones y oposiciones en países como República Centroafricana, Libia, Mali, Mozambique y Sudán, aceptando a menudo participaciones en recursos mineros y otros negocios como forma de pago.
Sin embargo, fue en el contexto de la guerra en Ucrania donde Prigozhin demostró su valor para Putin. Frente a la feroz resistencia ucraniana, que frustró las expectativas del Kremlin de una rápida «operación militar especial», Wagner emergió como una fuerza decisiva. Al reclutar a un considerable número de reclusos, lideró la ofensiva en la batalla más sangrienta hasta la fecha: la de la ciudad ucraniana de Bajmut. Esta urbe eventualmente cayó bajo control ruso, aunque a un alto costo en vidas, y la devastación total como resultado.
A medida que su relevancia en el esfuerzo bélico ruso aumentaba, su perfil público también se elevaba. Prigozhin supo cultivar y aprovechar su notoriedad, eludiendo los medios estatales para comunicarse directamente a través de las redes sociales. Mediante críticas directas que señalaban la incompetencia y corrupción del Ejército ruso, logró construir su propia imagen como patriota. Este enfoque le permitió convertirse en la figura emblemática de una nueva facción, conocida como el «partido de la guerra», que atribuyó el empantanamiento ruso en Ucrania a la falta de voluntad de los militares para comprometerse en un conflicto total, incluyendo la implementación de la ley marcial y una movilización general. Al abogar por una respuesta más agresiva ante los reveses militares, Prigozhin se posicionó a la derecha de Putin, reflejando así una creciente tensión dentro del poder.
La crítica directa de Prigozhin a los altos mandos militares rusos consolidó su imagen entre algunos chinos como un símbolo de resistencia, defensor de la verdad y un guerrero dispuesto a arriesgarlo todo. Esta narrativa encontró eco en el país asiático, donde, bajo el liderazgo de Xi Jinping, se está llevando a cabo una purga sin piedad de oficiales del Ejército Popular de Liberación, acusados de corrupción y de traicionar los principios del Partido Comunista Chino, según «Foreign Policy».
Cabe recordar que, el mundo contuvo el aliento cuando a finales de junio del año pasado lanzó una inesperada marcha hacia Moscú. Su fugaz aventura comenzó con la toma de Rostov del Don, seguida de un audaz avance hacia Moscú, mientras parecía no encontrar resistencia alguna. Sin embargo, este levantamiento se desvaneció en pocas horas. Finalmente detuvo su "marcha de la justicia" y, buscando refugio, se retiró a Bielorrusia gracias a la mediación del dictador bielorruso Alexander Lukashenko, quien ofreció asilo a los desmoralizados miembros del Grupo Wagner. Dos meses después, su destino tomó un giro fatal cuando su avión explotó en un vuelo de Moscú a San Petersburgo, un evento que muchos atribuyen a órdenes del propio Putin. Su imperio empresarial fue desmantelado en silencio, dejando tras de sí un aire de confusión y numerosas preguntas sin respuesta.
A pesar de que la noticia sobre la muerte de Prigozhin se divulgó en plena noche en China, las palabras clave asociadas a su nombre rápidamente se convirtieron en tendencia en Weibo, que en marzo de ese año contaba con 255 millones de usuarios activos diarios. Entre los internautas chinos, surgieron encuestas como "¿Quién está detrás del accidente aéreo?", diseñadas para captar la atención y aumentar el tráfico en línea. Además, se realizaron comparaciones con la "versión rusa del incidente de Lin Biao", aludiendo a un destacado dirigente del PCCh y sucesor designado por Mao Zedong. Se cree que Biao murió en 1971 cuando su avión se estrelló en la región de Mongolia Exterior. Según la versión oficial china, había planeado asesinar a Mao y, al fallar en su intento, intentó huir de Pekín a Moscú, aunque no contaba con suficiente combustible para completar su vuelo.
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