Europa ante Moscú
Macron y Scholz exhiben su unidad sobre Ucrania
Los líderes de Francia, Alemania y Polonia se comprometen en Berlín a realizar compras conjuntas de armamento para evitar una victoria rusa en la guerra
El conflicto en Ucrania ha tensionado las relaciones entre Francia y Alemania en los últimos meses. Por lo menos, en apariencia y hasta este viernes por la tarde. El canciller Olaf Scholz y el presidente francés, Emmanuel Macron, se presentaron ante la prensa convocada en la Cancillería de Berlín con una sonrisa que dio paso a un efusivo apretón de manos. Así quisieron escenificar un encuentro al que se sumó el primer ministro polaco, Donald Tusk.
Scholz estaba radiante. La reunión fue una señal muy importante de unidad, dijo el canciller a los periodistas. «Estamos estrecha e inquebrantablemente al lado de Ucrania», a lo que el líder galo añadió: «Estamos unidos, decididos y haremos todo lo posible para que Rusia no gane la guerra». Si faltaban dudas, Tusk aseguró que «los desagradables rumores sobre diferencias de opinión no son ciertos». No se permitieron preguntas de los periodistas. Nada debería empañar la imagen de la unidad europea.
Los tres líderes decidieron, entre otras cosas, adquirir inmediatamente más armas para Ucrania en el mercado mundial. Además, se está ampliando la producción de equipamiento militar y debería haber avances en la artillería de cohetes de largo alcance. A nivel de la UE, por ejemplo, quieren utilizar las ganancias de los activos rusos congelados para comprar más armas y está previsto que, este lunes, los ministros de Defensa debatan los próximos pasos en el formato Ramstein. La reunión fue una «señal clarísima para Moscú», dijo Scholz, que aclaró: «no estamos en guerra con Rusia».
Según la prensa alemana, parece que está vez los políticos hicieron bien su trabajo. De hecho, el llamado Triángulo de Weimar puede ser exactamente la ronda adecuada de unidad que necesita la UE: Alemania como potencia económica, Francia como potencia nuclear y miembro del Consejo de Seguridad de la ONU y Polonia como Estado líder de Europa del Este. 188 millones de personas, más del 40% de la población de la UE de forma que, a partir de ahora, se puedan tomar decisiones rápidamente entre estos tres políticos, que luego se puedan extender al resto de países comunitarios.
El jueves por la noche, Macron, concedió una entrevista en televisión sobre la guerra de Ucrania que se transmitió en horario de máxima audiencia. «Quien excluye opciones, no elige la paz sino la derrota», dijo. Una insinuación que muchos pensaron se dirigía a Scholz y con la que el presidente francés reiteró su defensa de no descartar la presencia de tropas terrestres de la OTAN en Ucrania. «Si la situación empeora, debemos estar preparados para que Rusia nunca alcance la victoria», afirmó Macron, aunque también aseguró que Francia, como potencia nuclear, tenía una «responsabilidad especial» para evitar escaladas verbales y reales y que su país nunca pasaría a la ofensiva.
Unas palabras que podrían haber sido interpretadas con cierto enfado en Berlín, ante la reiteración de Scholz de no enviar a Ucrania los misiles de crucero «Taurus». Además, el Bundestag votó de nuevo en contra del suministro de estos misiles. A la contra, el canciller ha pedido públicamente y en repetidas ocasiones a otros países que asuman más compromisos financieros con Ucrania, incluida Francia; lo que para muchos significa una directa hacia París, en una semana cargada de acusaciones mutuas.
Macron llegó a Berlín al mediodía para hablar primero con Scholz. Tusk se incorporó más tarde, sólo unas horas después de que el embajador polaco en Alemania, Dariusz Pawlos, y a través de una entrevista a la televisión alemana pidiera a Scholz que entregara los «Taurus» a Ucrania. «Queremos que Scholz sea valiente y busque una solución para suministrar sistemas y municiones adecuados», defendió Pawlos antes las cámaras, a la vez que mostró su certeza de que la cumbre enviaría una señal de unidad y solidaridad con Ucrania. Unas palabras que siguieron la estela de lo que, el viernes por la mañana y antes de reunirse con su colega francés y el alemán, escribió Tusk en la red social X: «¿Solidaridad real con Ucrania? Menos palabras, más municiones».
En Francia, Macron está bajo presión. Cada vez son menos los franceses los que siguen defendiendo el apoyo a Ucrania. Según un reciente estudio, la proporción de quienes piensan que París debería mantener los niveles actuales de ayuda militar ha caído 9 puntos desde el verano, situándose en el 43%. Además, cuatro quintas partes de los encuestados se oponen al estacionamiento de tropas francesas en suelo ucraniano y temen que la guerra pueda extenderse más allá de ese país.
Puede que la reunión en Berlín no haya sido decisiva, pero para algunos analistas fue la última oportunidad para que Scholz y Macron se coordinen antes de unos meses cruciales para Ucrania, las elecciones al Parlamento Europeo o el nombramiento de un nuevo jefe de la OTAN. «Las relaciones franco-alemanas nunca fueron fáciles», aseguró la politóloga franco-alemana Sophie Pornschlegel a la televisión pública ARD. «Francia suele presentar visiones muy ambiciosas que tal vez van demasiado lejos y Alemania lo aborda todo desde una forma más pragmática, aunque nunca dice que no». Según la prensa alemana, en la actualidad existe una gran desconfianza entre los países y especialmente entre quienes toman las decisiones y de ahí que tanto Macron como Scholz hayan intentado con esta cumbre disipar esa impresión. «Más que nunca, nuestra unidad es nuestra fuerza», aseguró Scholz. El experimentado Tusk también podría haber desempeñado un papel importante a la hora de suavizar los desacuerdos entre Alemania y Francia.
Con todo y después de semanas de discusión, los tres líderes lograron la imagen deseada de unidad y unidad. “Nos volveremos a ver la próxima semana en la cumbre de la UE”, concluyó Scholz. Solo queda esperar que para entonces no se vuelvan a abrir las viejas divisiones entre Alemania y Francia.
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