Ucrania
Delta del Dniéper: la trampa mortal donde Rusia deja morir a sus propios soldados
Las tropas llevan meses aisladas en condiciones insalubres y sin relevo. Las infecciones, enfermedades de la piel y la desesperación hacen estragos en las islas ocupadas
La guerra en Ucrania ha dejado postales de brutalidad, resistencia y desgaste. Sin embargo, pocos escenarios son tan extremos como el que se vive actualmente en las islas de Nestyha y Bugaz, ubicadas en el delta del río Dniéper. Allí, decenas de soldados rusos de la 61ª Brigada Independiente de Infantería de Marina permanecen varados desde hace meses, sin rotación, sin suministros adecuados y bajo condiciones climáticas y sanitarias extremas.
Según el movimiento partisano ucraniano Atesh, las tropas llevan atrapadas en estas islas desde enero de 2025, y el alto mando ruso ha suspendido deliberadamente su relevo. La estrategia parece ser clara: mantener presencia a toda costa, aunque eso implique el sacrificio físico y psicológico de sus propios soldados.
Enfermedades, infecciones y congelación: el día a día en el delta
La denuncia de Atesh no deja lugar a dudas: “Se están propagando infecciones fúngicas, llagas supurantes y enfermedades de la piel entre las tropas”. Las condiciones de humedad constante, combinadas con la falta de higiene, atención médica y medicamentos, han creado el ambiente perfecto para el deterioro acelerado de la salud de los marines.
Incluso con la llegada de la primavera, se reportan casos de congelación debido a la exposición prolongada a bajas temperaturas nocturnas sin abrigo suficiente. Las tropas reciben suministros mínimos mediante drones, y los soldados heridos deben ser evacuados en botes inflables, una imagen que recuerda más a una misión de supervivencia que a una operación militar organizada.
Moral por los suelos y desesperación entre los soldados
“El estado de ánimo es crítico. Literalmente se están pudriendo en estas islas, tanto física como mentalmente”, afirma uno de los agentes de Atesh en su comunicado. Esta afirmación no es solo una metáfora: el término “pudrirse” aplica tanto a las heridas infectadas como al agotamiento psicológico extremo que enfrentan los soldados.
El comunicado finaliza con una dosis de humor negro: “¿No quieres un billete de ida a las islas? Escríbenos; te diremos cómo evitarlo”. Una frase cargada de ironía que retrata el desespero generalizado entre las filas rusas en el delta.
El delta del Dniéper: una trampa logística para Rusia
Desde la contraofensiva ucraniana de 2023, el delta del Dniéper se transformó en una zona gris: un territorio pantanoso, inestable y disputado, donde las fuerzas rusas han intentado fortificar posiciones para controlar el flujo del río y presionar a Ucrania.
Sin embargo, esa estrategia ha terminado siendo una trampa. La región carece de infraestructura sólida, es extremadamente difícil de abastecer y representa un enorme desafío logístico para cualquier operación militar prolongada. A pesar de eso, el Kremlin mantiene tropas allí, como símbolo de ocupación y control, aunque el precio sea la integridad de sus soldados.
El precio humano de una guerra estancada
Lo que ocurre en las islas del delta del Dniéper es una muestra del coste humano real de una guerra prolongada y mal gestionada. Soldados abandonados, infecciones sin tratar, moral rota, y una estrategia que parece priorizar la presencia territorial sobre la vida de sus tropas.
Mientras tanto, los enfrentamientos continúan, y la situación no parece cerca de mejorar. Las tropas atrapadas en esas islas no solo luchan contra Ucrania, sino también contra el abandono, la enfermedad y la desesperanza. Y ese frente, muchas veces invisible para el mundo, podría terminar siendo uno de los más devastadores para Rusia.