Protestas
Disturbios y bloqueos en Italia en una huelga contra la guerra de Gaza
Al menos 18 detenidos y 60 policías heridos en choques durante las protestas en varias ciudades italianas
Italia vivió ayer una jornada de huelga general convocada por los principales sindicatos del país en solidaridad con el pueblo palestino. Unos paros que afectaron especialmente al transporte público, la sanidad y la enseñanza, y que terminó con fuertes enfrentamientos en Milán entre manifestantes y policías.
De Turín a Nápoles, la huelga general transcurrió sin incidentes en la mayoría de las más de 80 ciudades que salieron a las calles contra la invasión en Gaza. En Milán, sin embargo, la protesta derivó en enfrentamientos con la Policía cuando alrededor de un centenar de manifestantes intentaron acceder por la fuerza a la estación de trenes, rompiendo puertas y mobiliario urbano. La Policía antidisturbios tuvo que utilizar gas lacrimógeno para dispersarlos. Al menos diez personas fueron detenidas y 60 agentes de la Policía resultaron heridos. Anteriormente, en la Plaza de la República, cerca del Consulado General de Estados Unidos, algunos manifestantes quemaron banderas de Israel, de Estados Unidos, de la UE y de la OTAN.
«El vandalismo no ayuda a la causa palestina. Los enfrentamientos provocados por grupos marginales violentos no tienen justificación», denunció el alcalde de Milán, el progresista Beppe Sala. Unas críticas a las que no tardó en sumarse la primera ministra, Giorgia Meloni, que responsabilizó de los desórdenes a la izquierda italiana y los colectivos «antifascistas». «Las imágenes que llegan desde Milán son vergonzosas: manifestantes auto-proclamados ‘Pro-Palestina’ y activistas auto-proclamados ‘antifa’ destrozando la estación y provocando enfrentamientos. Una violencia que no cambiará en absoluto la vida de los gazatíes. Todos debemos condenar lo sucedido», lanzó la líder del Ejecutivo.
Los disturbios registrados en Milán, en los que participaron un pequeño grupo de manifestantes, empañaron una jornada de protesta mayoritariamente pacífica y echaron gasolina al enfrentamiento político. «Esto es violencia, no huelga. Estos son los pacifistas de izquierdas», lanzó el líder de la Liga y vicepresidente del Gobierno, Matteo Salvini. Desde Nueva York, el otro vicepresidente del Gobierno de Meloni y ministro de Exteriores, Antonio Tajani, condenó la violencia en Milán. El canciller italiano se encuentra allí para participar en la Asamblea General de Naciones Unidas, donde Italia reivindicará su rechazo a reconocer Palestina. Roma se desmarca así de la decisión anunciada por Francia y Reino Unido, que formalizaron el reconocimiento ayer.
El Gobierno italiano apoya la creación de un Estado palestino, pero considera que el reconocimiento solo debería producirse tras un proceso de negociación con Israel. En este sentido, Meloni aseguró recientemente que reconocer una Palestina «que todavía no existe» sería contraproducente.Y esta postura, que aleja Roma de sus aliados europeos, mientras la acerca aún más a la Administración de Donald Trump, era también una de las denuncias de los promotores de la huelga general convocada ayer en Italia.
Los promotores reafirmaron el apoyo a la Flotilla Global Sumud, que partió desde Barcelona para tratar de llevar ayuda al pueblo de Gaza, e instaron al Gobierno de Meloni a romper las relaciones con el Estado de Israel.
A pesar de los disturbios de Milán, la mayoría de las manifestaciones transcurrieron sin incidentes. En Roma, más de 30.000 personas recorrieron las calles de la capital, mientras que en ciudades como Trieste y Venecia también se registraron manifestaciones multitudinarias con bloqueos de vías ferroviarias, puertos y carreteras. En Bolonia, los manifestantes cortaron una autopista sentándose en los carriles e impidiendo el tráfico en ambas direcciones. La Policía intervino utilizando gases lacrimógenos y cañones de agua para dispersarlos, aunque el tráfico se mantuvo bloqueado. Al menos ocho personas fueron detenidas.
El paro fue convocado por la Unión de Sindicatos de Base y, a pesar de que la principal organización sindical, CGIL, se desmarcó –convocó su propia manifestación el viernes–, la movilización fue apoyada especialmente por el sector de la educación, tanto por las asociaciones estudiantiles como por los colectivos de docentes. Colegios, institutos y universidades cancelaron las clases debido a la adhesión masiva del profesorado y el personal administrativo a la huelga, mientras que las guarderías redujeron los horarios.
«Existe una imperiosa necesidad de detener las operaciones, protestar contra el genocidio en curso en Gaza, la complicidad del Gobierno con Israel y detener la guerra y la carrera armamentística», explicaron los convocantes.
El transporte público se vio afectado parcialmente por la huelga. En Roma, las líneas de metro operaron con normalidad durante prácticamente todo el día y sólo la parada de la estación de trenes de Termini fue cerrada al mediodía por precaución. Mientras, en Milán, sólo fue cerrada una línea de metro. El tráfico ferroviario sufrió algunas cancelaciones y cambios de horario. Según el ministro de Infraestructuras y Transportes, Matteo Salvini, la adhesión alcanzó el 7%.