Política

Bruselas

EE UU explora un Irak sin Al Maliki para frenar el caos

Kerry exige a Bagdad un «gobierno de unidad» y promete un apoyo intenso contra los terroristas

El secretario de Estado estadounidense, John Kerry, y el primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, durante su encuentro en Bagdad
El secretario de Estado estadounidense, John Kerry, y el primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, durante su encuentro en Bagdadlarazon

En su gira por Oriente Medio y Europa para hablar principalmente de Irak, el secretario de Estado estadounidense, John Kerry, no podía despedirse de la primera de esas regiones sin antes pisar suelo iraquí. De manera sorpresiva, Kerry aterrizó en Bagdad con un mensaje claro: los iraquíes deben unirse y formar un nuevo gobierno entre todos cuanto antes para hacer frente a los insurgentes, que ya dominan distintas partes del país.

El jefe de la diplomacia estadounidense se entrevistó con el primer ministro, el chií Nuri al Maliki, más interesado en recabar el apoyo de Washington para lo que él considera la lucha contra el terrorismo. Ambos responsables coincidieron en resaltar la amenaza que suponen para Irak, la región y el resto del mundo los yihadistas del Estado Islámico de Irak y el Levante (EIIL), a la cabeza de la ofensiva rebelde. Tras reunirse con varios dirigentes y clérigos influyentes, Kerry instó a los líderes iraquíes a «moverse rápido y formar un gobierno para tener el respaldo de la comunidad internacional». La defensa de Irak pasa por la participación conjunta de «chiíes, suníes y kurdos» del país en la elección del gabinete, algo que sólo corresponde a los iraquíes y que deben respetar los demás países, señaló el estadounidense en una rueda de prensa. También hizo hincapié en la fecha del 1 de julio, para cuando el Parlamento debería nombrar un nuevo presidente tras los comicios legislativos del pasado abril, algo con lo que –según Kerry– el primer ministro está de acuerdo. Después sería el turno de elegir un jefe del Gobierno, cargo al que Al Maliki aspira por tercera vez consecutiva después de que su coalición fuera la fuerza más votada en las elecciones, pese a que su polémica gestión y la actual crisis complican todavía más el respaldo de otros grupos, incluso de los más cercanos. Respecto al apoyo estadounidense a Irak, el secretario de Estado destacó que este será «fuerte y sostenido». Además del envío de 300 asesores militares que Washington ha anunciado para ayudar al Ejército iraquí, Kerry apuntó que la cooperación bilateral contra el terrorismo estará también centrada en asuntos de inteligencia, formación militar conjunta y entrega de armas y equipos de combate. Pero no dijo ni una palabra de los ataques con aviones no tripulados estadounidenses o drones que el Gobierno iraquí ha solicitado y que por ahora no están en la lista de promesas de EE UU, que ha recibido numerosas críticas por el polémico empleo de esas naves en países como Yemen o Afganistán.

Tras la invasión estadounidense de Irak en 2003, tampoco parece que la Administración de Barack Obama tenga intención de reiniciar sus operaciones de combate en Irak, por más que continúen los choques entre las tropas y los extremistas. De hecho, el envío de tropas norteamericanas se hará con condiciones. El Departamento de Defensa de EE UU espera negociar con el Gobierno de Irak un acuerdo que establezca inmunidad legal para enviar a ese país los 300 asesores militares que deben ayudar a detener el avance de los yihadistas suníes. «No vamos a mover a nadie hasta que se establezca el marco legal apropiado», indicó ayer en rueda de prensa el portavoz adjunto del Pentágono, el coronel Steve Warren. En un confuso incidente, al menos 71 presos murieron ayer mientras eran trasladados en un convoy, que fue atacado por hombres armados en la provincia de Babel, al sur de Bagdad. Los rebeldes han denunciado últimamente que la Policía ha ejecutado a detenidos por supuestos delitos terroristas ante los temores de que fueran liberados al tomar la insurgencia el control de comisarías o cárceles. El Observatorio Sirio de Derechos Humanos informó del hallazgo de treinta detenidos que supuestamente fueron ejecutados por guardias fronterizos antes de retirarse de la zona de Al Qaem, en la frontera entre Siria e Irak. Del bando contrario, el portavoz del Ejército iraquí, Qasem Ata, culpó ayer a los insurgentes suníes del EIIL haber ejecutado a cientos de soldados y civiles en distintos lugares desde el comienzo de la ofensiva hace dos semanas.

Tampoco sigue estando clara la situación de dos puestos fronterizos junto a Siria y Jordania, ya que las dos partes en conflicto reivindicaron haber tomado el control de los sitios, mientras siguen los enfrentamientos en el interior del país. El control de la frontera Siria por parte de los yihadistas supone una doble victoria. Desde el punto de vista estratégico logran un canal de comunicación y suministro de armas, desde el político arañan su objetivo de unificar Siria e Irak bajo un califato.

La Unión Europea ofrece ayuda civil

Los ministros de Asuntos Exteriores de la UE mostraron ayer su «honda preocupación» por el incremento de la violencia en Irak. En unas conclusiones pactadas entre los 28 tras reunirse con el enviado especial de la ONU para ese país, Nickolay Mladenov, los ministros apostaron por el diálogo entre suníes y chiíes, pero también se mostraron dispuestos a ayudar al Irak, tanto económicamente como desde el punto de vista civil.

Respecto al avance yihadista gracias a los apoyos de miembros del antiguo Ejército de Sadam Husein y del partido Baaz, el ministro británico de Exteriores, William Hague, recalcó que en Irak hay un «problema político y un problema de seguridad». Por tanto, la situación requiere no sólo «una respuesta de seguridad más eficaz», sino también «una política más eficaz», dijo, porque sin que se forje unidad política no habrá una solución, informa desde Bruselas C. Herrero.

Sobre el origen de la crisis de Irak habló ayer el primer ministro de la región autónoma del Kurdistán, Nechirvan Barzani, quien reveló en una entrevista que advirtió hace meses a las autoridades iraquíes y estadounidenses de la amenaza de la insurgencia suní. Barzani dijo que ni los estadounidenses ni los iraquíes se lo tomaron en serio.