Oriente Medio
El ejército israelí atacó a los trabajadores de la Media Luna Roja porque creyó que eran una "amenaza tangible"
La investigación de las FDI concluye que los empleados humanitarios eran una «amenaza tangible» aunque admite una cadena de errores
Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) han publicado su investigación sobre el asesinato de trabajadores humanitarios ocurrido el mes pasado en el sur de Gaza, en el que soldados israelíes dispararon contra un convoy de ambulancias y un vehículo de la ONU y concluyeron que se debió a una concatenación de fallos operacionales y malos entendidos.
El pasado 23 de marzo soldados del batallón de reconocimiento Golani dispararon contra tres vehículos en el lapso de una hora en la zona de Rafah, matando a 15 personas. Informes desde Gaza, controlados por Hamás, indicaron que se trataba de trabajadores sanitarios y rescatistas, y que algunos habían sido encontrados maniatados y con disparos a la cabeza a quemarropa. Un comunicado inicial del Ejército israelí desmintió que fueran paramédicos, sino terroristas, y también aseguró que los vehículos no circulaban con luces que así los identificaran. También dijo que no hubo coordinación previa y que los vehículos fueron enterrados dos días después.
A principios del mes de abril, The New York Times informó que las autopsias de las víctimas revelaron que la mayoría murieron por heridas de bala en la cabeza o el pecho. A varios cuerpos les faltaban extremidades u otras partes del cuerpo, y, según el diario, las autopsias, realizadas por el doctor Ahmad Dhair, de la unidad forense del Ministerio de Salud de Gaza, fueron analizadas posteriormente por el doctor Arne Stray-Pedersen, patólogo forense noruego. Las autopsias indicaron que la mayoría de las víctimas vestía uniforme en el momento del ataque y presentaba marcas reflectantes claramente identificables.
La investigación militar israelí publicada el lunes, dirigida por el mayor general Yoav Har-Even, no encontró pruebas que respaldaran las afirmaciones de ejecución ni que alguno de los fallecidos estuviera atado antes o después del tiroteo. Y, si bien el análisis concluyó que los soldados en el terreno actuaron de forma razonable en relación con la situación operativa, admitió que algunos de los soldados involucrados en el incidente dieron falso testimonio, lo que provocó errores en el comunicado inicial de la Unidad del Portavoz de las FDI.
Según el informe del Ejército, las tropas estaban llevando a cabo «una misión vital destinada a atacar a los terroristas» la noche del incidente, el 23 de marzo, cuando ocurrieron tres tiroteos separados. En el primer incidente, las tropas dispararon contra un vehículo que los soldados afirmaron haber identificado como de Hamás, matando a dos personas. Un interrogador del batallón habló con un paramédico detenido en ese incidente y, basándose en la conversación, determinó que eran operativos de Hamás.
Según la investigación, no fue hasta la mañana siguiente que las tropas se dieron cuenta de que no había vínculos entre los cooperantes y Hamás, y el detenido fue liberado. Aproximadamente una hora después del primer tiroteo, las tropas abrieron fuego contra los sospechosos que salían de un camión de bomberos y ambulancias «tras percibir una amenaza inmediata y tangible».
Según la investigación, el subcomandante del batallón consideró que los vehículos eran de Hamás debido a la visibilidad limitada por la oscuridad y creyó que acudieron para socorrer a los pasajeros del primer tiroteo. Doce trabajadores murieron en este segundo incidente. El informe determinó que los disparos en estos dos primeros incidentes se debieron a un malentendido por parte de las tropas, que creyeron estar en peligro. El tercer incidente se refiere al tiroteo contra un vehículo palestino de la ONU debido a errores operativos, en el que murió una persona.
Si bien la investigación concluyó que los dos primeros incidentes se debieron a un error de cálculo de la situación operativa por parte de la fuerza, se determinó que los disparos en el tercer incidente se llevaron a cabo en contravención de las órdenes. Según la investigación, el comandante de la brigada decidió destruir las ambulancias y enterrar los cuerpos en la zona. La decisión de reunir y cubrir los cuerpos tenía como objetivo protegerlos de mayores daños y despejar la ruta, no ocultar el incidente, añadió el informe.
Según las FDI, la decisión incluso se coordinó con la ONU y las organizaciones internacionales que operan en la Franja. Sin embargo, la investigación determinó que la destrucción de las ambulancias fue resultado de un error de criterio para evitar la exposición de las tropas. “Retirar los cuerpos fue razonable dadas las circunstancias, pero la decisión de destruir los vehículos fue errónea”, afirmó la investigación.
También añadió que el incidente se debió a “la experiencia operativa que ha demostrado repetidamente que Hamás utiliza personal médico con fines terroristas, incluyendo el uso de ambulancias para transportar militantes y armas”.
Tras el informe, el Ejército decidió destituir al comandante adjunto del batallón “debido a sus responsabilidades como comandante de campo en este incidente y por proporcionar un informe incompleto e inexacto durante la sesión informativa”.
Al mismo tiempo, las FDI declararon que “lamentaban los daños a personas no implicadas” y que “se habían aclarado y reforzado las instrucciones sobre la precaución requerida hacia las fuerzas de rescate y el personal médico”. Las conclusiones de la investigación se enviarán al Procurador General Militar para su revisión.