Acoso escolar
El asesino se suicidó cuando oyó llegar a la Policía
Las autoridades creen que Adam Lanza planeaba causar una masacre con muchas más víctimas. El asesino padecía esquizofrenia y se encontraba en tratamiento, según explicó un familiar
Adam Lanza, autor del tiroteo en la escuela elemental de Sandy Hook, se suicidó cuando oyó acercarse a la Policía, por lo que podría haberse planteado una matanza aún mayor, declaró ayer el gobernador de Connecticut, Dannel Malloy, a la cadena ABC. Aunque no se ha dado a conocer todavía qué pudo haber motivado a Lanza a ejecutar una masacre que se cobró 27 vidas, Malloy dijo que el joven podría tener planeado matar a más personas porque, según las investigaciones, contaba con «cientos» de balas para el fusil y las pistolas que utilizó. «Suponemos que fue durante el tiroteo en la segunda aula; oyó que alguien venía, y al parecer en respuesta a eso decidió quitarse la vida», agregó el gobernador.
Según las investigaciones, las armas que poseía Lanza estaban a nombre de su madre, aunque aparentemente él había tratado de conseguir más armamento los días previos. Lanza asesinó primero a su madre, Nancy, de «varios disparos» en la cabeza mientras dormía, y más tarde se dirigió a la escuela, donde mató a 20 niños y seis adultos.
Los motivos de la matanza no se sabrán hasta que la Policía complete su investigación, lo que no ocurrirá «muy rápidamente», informó una fuente oficial. «Para que podamos deciros algo del motivo necesitamos terminar la investigación para tener la imagen completa, para saber cómo y por qué ocurrió, y esto no puede salir muy rápido», dijo ayer el teniente Paul Vance, de la policía estatal de Connecticut, en su primera conferencia de prensa. Vance añadió que todavía hay un «número inmenso» de testigos por interrogar y falta una buena parte del trabajo forense, por lo que todavía habrá que esperar para conocer qué pudo llevar al supuesto asesino a cometer una de las mayores masacres en un colegio de la historia de EE UU y luego a suicidarse. «Confío en que podremos responder cada una de las preguntas dentro de lo humanamente posible, vamos a hablar con todos y cada uno de los testigos», dijo Vance.
Un pueblo conmocionado
Nancy Lanza, la madre del autor del tiroteo, siempre estaba preocupada por su hijo Adam. Como no se llevaba bien con sus compañeros del colegio, Nancy decidió que Adam estudiase con ella en su casa de estilo colonial. Parece que no estaba contenta con lo que aprendía en el colegio.
En cambio, sus ex compañeros de clase recuerdan a Adam como un chico nervioso, pero muy inteligente. Siempre era diferente a los demás alumnos de su clase. Le perdieron la pista en algún curso cuando estaban en la escuela secundaria. Pero a nadie le extrañó mucho. Adam siempre era el tipo de estudiante que andaba rápido por los pasillos con su mochila. Y así no tenía que saludar a nadie. No quiso estar en el álbum anual de su escuela. No quiso tampoco que le tomasen una fotografía para él mismo. Y se negó a dar al menos una fotografía de cuando era pequeño para que le hiciesen una mínima mención. Ni siquiera quiso escribir un comentario.
Todos recuerdan a Nancy como una mujer amable. Cálida. Pero un poco arrogante. Reina el silencio en cambio cuando los vecinos tienen que recordar a Adam. Todos se conocen en este pueblo, pero pocos se sienten con fuerza estos días como para hablar mucho de este joven.
El padre, Peter Lanza, emitió un comunicado en el que reconoció que «nuestra familia está con todos los que se han visto afectados por esta tragedia. No hay palabras que puedan expresar cómo nos sentimos», concluyó.
Un tío del autor del tiroteo aseguró que su sobrino era «excéntrico» pero no violento y estaba tomando un medicamento para la esquizofrenia. «Era excéntrico, jugaba a videojuegos, pero no era violento, él nunca pegó a su madre», dijo Jonathan Lanza frente a uno de los memoriales que han creado los vecinos de Newtown para recordar a las víctimas de la matanza. Jonathan, quien dijo estar todavía en estado de shock y que acudió hasta allí para ofrecer su «respeto a las víctimas», aseguró que su madre le había contado que Adam estaba tomando un medicamento para la esquizofrenia, aunque no detalló durante cuánto tiempo había estado medicado.
Ni cartas ni diarios
Las piezas del puzle que llevó a Adam Lanza a cometer una de las mayores matanzas de la historia de EE UU van uniéndose poco a poco para esclarecer sus oscuros motivos. A los investigadores del caso no les está resultando demasiado sencillo detallar las causas de la masacre, ya que el carácter extremadamente retraído y con rasgos antisociales del asesino apenas ha dejado pistas. Sin ninguna carta explicando el porqué de sus terribles actos ni rastro de diarios o notas de carácter personal en su casa en las que revelara sus intenciones, los testimonios de familiares, amigos y vecinos son las únicas y valiosas vías con las que cuentan los agentes para esclarecer la tragedia de Newtown. Los escasos datos que han trascendido del asesino nos permiten elaborar el perfil de un joven con problemas de integración social y comunicación, empeñado en pasar desapercibido y obsesionado con que no trascendiera ninguna imagen suya. Se negó a aparecer en la orla de graduación del instituto y si no fuera por un par de instantáneas, como la de la imagen, en la que el joven posa junto a sus compañeros del Club de Tecnología, Lanza habría logrado convertirse en uno de los pocos asesinos en masa al que no podemos poner rostro.
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