Unión Europea
El Brexit inquieta a los líderes del G-20
Tokio avisa de que sus empresas se irán de Reino Unido si no sigue en el mercado único. Para Obama, el pacto comercial con Londres no es prioritario.
Tokio avisa de que sus empresas se irán de Reino Unido si no sigue en el mercado único. Para Obama, el pacto comercial con Londres no es prioritario.
Japón lanzó ayer, en la jornada inaugural de la cumbre del G-20, una seria advertencia al Gobierno británico a propósito del Brexit a través de un informe gubernamental en el que se asegura que las empresas niponas podrían irse de Reino Unido si finalmente abandona el mercado único europeo. Las autoridades japonesas avisan de que los bancos, los fabricantes de coches y la industria farmacéutica podrían trasladar las sedes que tienen en suelo británico como consecuencia de la salida de Reino Unido de la UE y advierten de que Reino Unido se puede convertir en un mercado poco atractivo si cambia su legislación como consecuencia del Brexit. Gran Bretaña es la puerta de entrada de Japón en Europa. Casi la mitad de sus inversiones en el Viejo Continente –que genera unos 440.000 empleos– fue a parar a Reino Unido el año pasado.
En un detallado informe hecho público ayer, Tokio alerta de que sus instituciones financieras establecidas en Reino Unido perderían los derechos para operar dentro del bloque comunitario si Londres no negocia un acuerdo para seguir vinculado a la UE. En este sentido, el Gobierno nipón ha elaborado una lista con quince demandas de sus empresas nacionales a Londres, entre las que figura la posibilidad de invertir sin restricciones y el mantenimiento del comercio de bienes con la Unión Europea sin aranceles.
Al toque de atención de Japón hay que sumar las declaraciones de Barack Obama en la rueda de prensa conjunta con la primera ministra británica, Theresa May, en la que ofreció pocas esperanzas a su homóloga para acelerar un acuerdo comercial con Estados Unidos tras el Brexit. El presidente estadounidense dijo que dicho acuerdo no es una prioridad para su país, pero dejó claro, sin embargo, que Washington seguirá siendo un estrecho aliado de Londres en materia militar y política. Cabe recordar que Obama hizo campaña a favor de la permanencia de Gran Bretaña en la Unión Europea y defendió que ésta sería más próspera y fuerte dentro del bloque comunitario.
May participó ayer por primera vez en una cumbre del G-20 y tuvo que emplearse a fondo para ofrecer una imagen de fortaleza ante los líderes más poderosos del mundo, consciente de que debe preparar el terreno para nuevos acuerdos comerciales una vez que Reino Unido se vaya de la UE. Sin embargo, fuentes comunitarias presentes en el G-20 recordaron ayer que Reino Unido no puede emprender negociaciones comerciales con ningún otro país mientras siga siendo miembro de la UE. En una entrevista a la BBC emitida antes de su viaje a China, la primera ministra reconoció que si bien el Brexit será «un éxito», su país tiene que prepararse para enfrentarse a «momentos difíciles».
May también mantuvo un encuentro en los márgenes de la cumbre con el jefe del Kremlin, Vladimir Putin, con quien trató de tender puentes tras unos años marcados por las diferencias entre ambos países mientras David Cameron estaba al frente del Gobierno. «Es evidente que usted y su equipo se enfrentan a una complicada tarea, pero todos nos enfrentamos a grandes retos. Les deseamos éxito y esperamos poder llevar las relaciones bilaterales a un nivel más alto que el actual», señaló Putin. Más tensa será la reunión con el presidente chino Xi Jinping, el anfitrión de este G-20, que recibirá hoy a May después de que la Administración de la primera ministra decidiera posponer el importante proyecto nuclear chino-francés en Hinkley Point, lo que hizo saltar las alarmas en Pekín.
Esta planta es un proyecto que representaría un 7% de la generación de energía británica y su coste estimado es de unos 21.000 millones de euros. Se espera que May intente calmar los ánimos en el que será su primer encuentro con Xi Jinping. Hace días, el embajador chino en Reino Unido, Liu Xiaoming, consideró que los lazos bilaterales están en «un punto histórico crítico», mientras que la Prensa oficial advertía a Londres de que estaba poniendo en riesgo «la confianza» forjada.
La economía centró buena parte del debate en la primera sesión del G-20. Durante el discurso inaugural, el presidente chino llamó a abrir una «nueva senda de crecimiento» para la economía mundial y a reducir las desigualdades. La economía global, aseguró Xi, se enfrenta a «múltiples retos y riesgos» por la ralentización del crecimiento, la debilidad de la demanda, la volatilidad de los mercados financieros y la desaceleración del comercio y la inversión, cuando todavía se recupera de la crisis financiera internacional de hace ocho años. Xi instó a los participantes en la cumbre a coordinar sus políticas monetarias y fiscales, así como sus reformas estructurales, para estimular la economía y no adoptar nuevas medidas proteccionistas «al alza».
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