Videos
El Bundestag corona a Merkel III
«Señor presidente, acepto el cargo. Gracias por la confianza». Con estas palabras agradecía ayer Angela Merkel a los diputados su elección para un tercer mandato al frente de Alemania. Aunque nunca antes en la historia de la República Federal un canciller logró tan abrumador respaldo, un 74,9% (462 votos a favor, 150 en contra y nueve abstenciones), la líder cristianodemócrata recibió el primer aviso de lo que le espera durante los próximos cuatro años de Gran Coalición entre conservadores (CDU/CSU) y socialdemócratas (SPD). El tripartito dispone de 504 de los 631 escaños del Bundestag (Cámara Baja), lo que significa que 42 parlamentarios de la mayoría aprovecharon el voto secreto para expresa sus dudas con la coalición. Para el ala derecha de la CDU/CSU, Merkel ha cedido demasiado a los socialdemócratas, mientras que la corriente más a la izquierda del SPD considera que el partido perderá su identidad propia, como ya ocurrió entre 2005 y 2009.
Tal y como podía esperarse, el aplastante rodillo parlamentario de la Gran Coalición ha despertado las suspicacias de los dos minúsculos partidos de la oposición: La Izquierda (64 diputados) y Los Verdes (63), que temen no poder ejercer su derecho constitucional. Anton Hofretter, líder del grupo ecologista, advirtió de que «la oposición, tanto si es mayor o menor en número, tiene derechos. Necesita el derecho de controlar al Ejecutivo. Si el Gobierno no nos concede estos derechos, los reclamaremos».
A continuación, la canciller, acompañada por sus quince ministros, se dirigió al palacio Bellevue para presentarse oficialmente ante el presidente federal, Joachim Gauck, y más tarde regresó al Bundestag para jurar su cargo. «Juro dedicar mis esfuerzos al bien del pueblo alemán, trabajar en su provecho, apartar de él los percances, defender la Constitución y las leyes, cumplir cabalmente mis obligaciones y ser justa con todos. Con la ayuda de Dios», declaró la canciller, que por la tarde presidió el primer consejo de ministros.
Ochenta y seis días después de celebrarse las elecciones, ha concluido la incertidumbre política en Alemania. El nuevo Gobierno tiene como principal tarea poner en la práctica un programa de coalición de 185 páginas que supone aumentar el gasto público doméstico en 23.000 millones de euros, mientras se reclama austeridad a sus socios europeos. Un esfuerzo asumible para la locomotora alemana, que cuenta con las mejores previsiones de crecimiento de la UE. Para mantener las cuentas saneadas y velar por los intereses alemanes en Europa, Merkel seguirá contando con Wolfgang Schäuble, de 71 años, como ministro de Finanzas. Hoy la canciller desvelará las líneas maestras de su política europea en un discurso parlamentario. Más tarde, volará a París con el vicecanciller y ministro de Economía, Sigmar Gabriel, para ultimar con François Hollande los flecos de la Unión Bancaria que se firmará en la Cumbre de Bruselas de esta semana.
La relación del tándem Gabriel-Merkel marcará la estabilidad de la coalición. Mientras que, según muchos, éste puede ser el último mandato de Merkel, el presidente del SPD no oculta sus aspiraciones para sucederla en 2017. En opinión de Volker Kronenberg, politólogo de la Universidad de Bonn, «si bien Merkel continúa siendo líder indiscutida de la CDU, surgen nuevos competidores. Sigmar Gabriel, con su fuerte perfil político, y la también fuerte Ursula von der Leyen pueden hacerle la tarea de gobernar más difícil que los liberales en la anterior coalición».
El diario «Taggespiegel» ilustraba ayer este matrimonio de conveniencia con una viñeta en la que ambos aparecían como una pareja de novios en el altar en la que Gabriel porta un revólver y Merkel un puñal bajo el titular «Hasta que la muerte nos separe».
✕
Accede a tu cuenta para comentar