Estado Islámico

El EI alienta la natalidad para vencer a los infieles

El Estado Islámico está convencido de que los mayores índices de natalidad de los musulmanes frente a los cristianos será una de las claves de la victoria final del Califato, en la que «los jóvenes leones serán decisivos»

Imagen de archivo de una joven musulmana en Bélgica
Imagen de archivo de una joven musulmana en Bélgicalarazon

El Estado Islámico está convencido de que los mayores índices de natalidad de los musulmanes frente a los cristianos será una de las claves de la victoria final del Califato, en la que «los jóvenes leones serán decisivos»

El Daesh, el Estado Islámico, considera que el mayor índice de natalidad entre los musulmanes será uno del factores que contribuirán a la victoria final sobre los «kuffures» (infieles), que fomentan los controles de natalidad y tienen muchos menos hijos que ellos. Para conseguirlo, recomiendan que el matrimonio, incluso con menores, se realice a la edad más joven posible pese a que legislaciones «taguth» (no ortodoxas, desviadas, no ajustadas a la «sharía») de países que se dicen «islamistas» lo prohíban.

Según un artículo publicado en una de las revistas de la banda terrorista, el «islam alienta que nazcan cuantos más niños mejor para aumentar la población musulmana. La «sharía» está llena de evidencias que lo apoyan y alientan. Buscar tener hijos ha sido durante mucho tiempo el Sunnah (la conducta) de los Profetas y Mensajeros de Alá».

El razonamiento para los yihadistas está claro: «Los infieles se aterrorizan y nuestra religión triunfa. Se han dado cuenta y por eso promueven la guerra contra el islam. Su lema es matar mujeres y niños, destruir la tierra y sus cultivos, porque las mujeres son las tierras de cultivo. Es la política de un enemigo rencoroso que busca erradicar el islam de la tierra. Pero eso es imposible porque permanecerá hasta que Alá herede toda la tierra». «Cada vez que nace un niño musulmán –agrega– se clava una espina en la garganta del infiel. Al aumentar el número de musulmanes, los despreciables se sofocan, las banderas de los infieles se arrían y las voces de los justos resucitan».

Los yihadistas aseguran que «la política de control de la natalidad es una enfermedad que fue inyectada en nuestra sociedad por el enemigo con el fin de disminuir la población musulmana y debilitar su fuerza». Añaden que el profeta Mahoma ordenó aumentar el número de los musulmanes, por lo que es conveniente casarse en «edad temprana con la intención de aumentar la población y producir hijos justos que deberán ser obedientes».

Asimismo, recuerda que esos hijos, «humildes con los creyentes, poderosos contra los incrédulos, terminarán haciendo la yihad por la causa de Alá» como los «jóvenes leones» del Califato.

Tal y como publicó LA RAZÓN en su día, los cabecillas del Estado Islámico pretenden potenciar su campaña para que jóvenes menores de 18 años se unan a sus filas. En el número 8 de la revista «Dabiq», sustituida ahora por «Rumiyah», el órgano de prensa de esta organización criminal, se publicaban, bajo el título «Los leones del mañana», fotografías de dos adolescentes que, según los yihadistas, asesinaron de un tiro en la cabeza a tres «espías»: dos rusos y un israelí. «A medida que el Estado Islámico continúa su marcha contra las fuerzas de la incredulidad, existe una nueva generación esperando con impaciencia el día en que ella sea llamada a tomar la bandera del islam», añadían.

Explicaban que son adoctrinados bajo la «sharía» (la ley coránica en su interpretación más rigorista) a «solo un tiro de piedra de la primera línea de combate». «El Estado Islámico va a cumplir con el deber de la Ummah hacia esta generación. Los va a preparar para que combatan a los cruzados (cristianos) y sus aliados en defensa del islam y elevar en alto la palabra de Dios en toda la tierra».

Institutos

El Daesh anunciaba que había fundado institutos para formar a estos «cachorros de león», entrenarlos y perfeccionar sus habilidades militares. También para enseñarles el libro de Alá y «la Sunnah de su Mensajero».

El aumento de la población musulmana, por el mayor número de nacimientos, no es algo que haya inventado el Daesh, sino que responde a una realidad social de la que en España tenemos un claro ejemplo interno con las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla.

En un informe realizado por los especialistas del Instituto Elcano, se subraya que «el crecimiento de la población de Ceuta y Melilla es una amenaza a su estabilidad social y política porque no se sostiene sobre un crecimiento económico paralelo, y su consecuencia es una degradación media de las condiciones de vida».

Deterioro

Sostiene que la perspectiva es la de un deterioro irreversible. Los problemas derivados del cambio demográfico y cultural en las dos ciudades españolas del norte de África «tienen un carácter estructural, por lo que se pueden retrasar sus efectos pero no evitarlos».

Por ejemplo, el periódico «Melilla Hoy» revelaba que el pasado 3 de diciembre se produjo una «avalancha» de parturientas marroquíes, quince por una sola mujer española. Asimismo, señalaba que la Policía había detectado que mujeres marroquíes entran en la ciudad cuando su embarazo aún no se nota y se ocultan, de manera ilegal, en alguna vivienda o piso «patera» de la ciudad, hasta que se ponen de parto, momento que aprovechan para personarse en el servicio de urgencias del hospital, donde quedan ingresadas. El 75% de los nacimientos en Melilla ya son de origen marroquí.

El Instituto Elcano estima que en Melilla, el 50% de la población y el 70% entre los escolares es árabe o bereber, mientras que en Ceuta casi el 28% de los nacimientos atendidos durante 2015 fueron de mujeres extranjeras. Según el Instituto Nacional de Estadística, Ceuta y Melilla serán las que más aumenten de aquí hasta 2022 (ver gráfico).

Valgan estos datos para entender que lo que es una realidad social va a ser convertido por el Daesh en un elemento de guerra en los países occidentales. Aunque en los conflictos modernos la tecnología y la posesión de determinadas armas dan ventaja sobre el que no las tiene, es el factor humano, que es el que, en definitiva, tiene que ocupar el terreno, resulta primordial para los yihadistas. Y el Estado Islámico es consciente de ello cuando entrena desde muy jóvenes a los hijos de los combatientes en el terrorismo.