Política

Videos

El Ejército egipcio «esconde» a Mubarak en un hospital militar

El ex dictador sale de prisión, pero se sentará de nuevo en el banquillo el próximo domingo. El Gobierno lo retiene por su seguridad y para evitar nuevos disturbios si aparece en público

Varios médicos introducen al ex dictador en una ambulancia para ingresarlo en el hospital militar de Maadi
Varios médicos introducen al ex dictador en una ambulancia para ingresarlo en el hospital militar de Maadilarazon

El expresidente egipcio Hosni Mubarak llegó hoy al hospital militar de Maadi donde quedará en arresto domiciliario, tras salir de la prisión de Tora en un helicóptero medicalizado, informaron fuentes de la seguridad egipcia.

El ex presidente egipcio Hosni Mubarak salía ayer de la prisión de Tora para regresar al hospital militar de Maadi, donde varias veces ha sido ingresado en el pasado, pero esta vez lo hacía como un hombre libre, o casi. Sin el mono blanco de preso, el «faraón» era trasladado en un helicóptero medicalizado debido a que su estado de salud sigue siendo frágil, aunque su aspecto era bueno y relajado. Recostado en la camilla, con sus eternas gafas de sol y un atuendo cuidado (pantalón beis y mocasines blancos), Mubarak aparecía tranquilo en las pocas imágenes que pudieron robar de él las cámaras.

El juez decretó su libertad provisional el día anterior, pero el Gobierno egipcio estableció que tiene que permanecer bajo arresto domiciliario, por su propia seguridad personal y, sobre todo, por la inestable situación política que vive el país, en la que cualquier chispa podría desatar otro incendio. Su ingreso en un hospital militar fuertemente custodiado es indicativo de los temores que existen en torno a su puesta en libertad, y parece que ha sido el propio ex «rais» el que pidió ser llevado a ese hospital, un centro médico moderno y lujoso, situado en el barrio residencial de Maadi, en el sureste de El Cairo.

«Su puesta en libertad es una vergüenza, es un insulto para la revolución, por ello la decisión del Gobierno es acertada», asegura a LA RAZÓN Ahmed Hawary, del Frente 30 de Junio, coalición de grupos y movimientos que bajaron a la calle ese día para pedir la marcha del presidente Mohamed Mursi, legitimando así el posterior golpe militar contra él. «Es imposible que el régimen de Mubarak vuelva, después de todo lo que ha pasado en estos más de dos años y después de los grandes movimientos populares en las calles de Egipto», aclara Hawary.

Tras la salida del ex mandatario de la cárcel, no ha tenido lugar aún ninguna gran protesta y las que estaban programadas para hoy han sido canceladas. «Hemos decidido no bajar a la calle porque en las actuales circunstancias no queremos añadir tensión», explica el miembro del Frente 30 de Junio. «Los Hermanos Musulmanes podrían aprovechar las protestas para provocar la violencia en las calles y usar este hecho políticamente para atacar al Gobierno», añade. Egipto se encuentra sumido en una lucha interna entre las nuevas autoridades y los islamistas, y la liberación de Mubarak, aunque no deja indiferente a nadie, ha pasado a un segundo plano. Los egipcios están escribiendo otro capítulo de su historia y el anciano dictador ya no mueve los hilos del país, aunque según los depuestos Hermanos Musulmanes la salida de prisión de Mubarak demuestra que el golpe de estado del 3 de julio fue una conspiración del viejo régimen para regresar al poder.

Ayer, sólo algunas decenas de nostálgicos aguardaban desde por la mañana la salida de Mubarak de la cárcel, y exultantes de alegría vieron sobrevolar el helicóptero que trasladó a Mubarak hacia una libertad bastante limitada y ficticia. Imposible saber si la decisión fue suya o de las autoridades, pero el «rais» no ha vuelto a una de sus mansiones, ni mucho menos a la localidad de Sharm el Sheij, en el Mar Rojo, donde se refugió tras ser derrocado. Esa imagen hubiera sido perjudicial para el Gobierno interino, en el cual se encuentran algunos de los políticos de su época, mientras que los hombres de su régimen han vuelto a la primera línea de los medios de comunicación y los negocios.

Por su parte, el Ejército ya decidió sacrificar a su comandante el 11 de febrero de 2011, cuando forzó a Mubarak a dimitir, para mantener sus privilegios y el fuerte control que siempre ha mantendio sobre Egipto. El dictador todavía tiene que ser juzgado por la muerte de los manifestantes durante la revuelta de ese año y está previsto que vuelva a sentarse en el banquillo este domingo.