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El «núcleo duro» pone a prueba a los socios euroescépticos

Los líderes de la UE comienzan a debatir hoy en Bruselas el futuro del proyecto europeo. Los grandes, liderados por Angela Merkel, presionarán a los países del Este para que no lo dinamiten desde dentro. Donald Tusk será reelegido como presidente del Consejo pese al rechazo de su propio país, Polonia.

Los líderes europeos se reúnen hoy y mañana en Bruselas en el que podría ser el último Consejo antes de que Reino Unido oficialice su salida de la UE
Los líderes europeos se reúnen hoy y mañana en Bruselas en el que podría ser el último Consejo antes de que Reino Unido oficialice su salida de la UElarazon

Los líderes de la UE comienzan a debatir hoy en Bruselas el futuro del proyecto europeo. Los grandes, liderados por Angela Merkel, presionarán a los países del Este para que no lo dinamiten desde dentro. Donald Tusk será reelegido como presidente del Consejo pese al rechazo de su propio país, Polonia.

El palacio de Versalles escenificó el lunes lo que tiene visos en convertirse en el nacimiento de una nueva Europa. Con François Hollande como anfitrión, Angela Merkel, Mariano Rajoy y Paolo Gentinoli pusieron los cimientos de lo que puede convertirse en un eventual «núcleo duro» de una Europa de varias velocidades ante la necesidad de dar una respuesta a la crisis identitaria en la que está sumida el club tras el portazo de Reino Unido. Pero esta foto, con aires de directorio, empieza a escocer en algunas cancillerías.

Fuentes diplomáticas del Consejo reconocen que si en la Cumbre de Roma que conmemorará el 60º aniversario nace una nueva criatura deberá ser bautizada como «unidad» y que la posibilidad de una Europa a varias velocidades con Alemania, Francia, Italia y España como avanzadilla es un «aviso» a los más rezagados. «Los países del Este han interpretado esta posibilidad como un mensaje para ellos y en parte tienen razón», abundan otras fuentes diplomáticas que señalan que «no se puede avanzar a la velocidad del último vagón». Hoy y mañana se reúnen los líderes europeos en Bruselas y será el momento de comprobar si la herida Este-Oeste, originada por la crisis de refugiados y el boicot a la gestión de Merkel, puede cerrarse o volver a sangrar.

Será el primer encuentro al máximo nivel desde que la pasada semana el presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker, alumbrara el «libro blanco», que contempla cinco escenarios futuros para el «club» europeo: desde un proyecto de integración que renacionalice políticas europeas y se circunscriba meramente a un mercado único hasta un gran paso hacia delante que culmine una Europa federal. En el medio, las opciones que más parecen gustar a Merkel, con la posibilidad de diferentes tipos de integración según las áreas políticas en lo que se asemeja a una Europa a la carta.

Los 27 se reunirán mañana sin Theresa May para perfilar la declaración que será aprobada en Roma. Según el borrador al que ha tenido acceso el rotativo británico «The Guardian», en el texto hay una advertencia a aquellos países –sin mencionar a Reino Unido– tentados a abandonar el «club» con una mención a la posibilidad de quedar «marginados» en el orden internacional. Sobre el futuro de los Veintisiete, este borrador intenta aunar sensibilidades. Por una parte hace mención a «la unidad como una necesidad, no una opción», a la vez que se incide en la tesis de Merkel de que «algunos de nosotros podemos movernos de manera más estrecha, profunda y rápida en algunas áreas dejando la puerta abierta a aquellos que se quieran unir más tarde».

El Grupo de Visegrado (Polonia, Hungría, República Checa y Eslovaquia), reunido en Varsovia un día después de la presentación del «libro Blanco», ya empezó a mostrar su incomodidad. «No estamos de acuerdo en las divisiones dentro de la UE y nunca las vamos a aceptar, porque ese sería el camino más corto para debilitar a Europa», explicó la primera ministra polaca, Beata Szydlo, al término de la reunión en lo que puede convertirse en una oportunidad o en un largo enfrentamiento. Como enlace entre el Este y el Oeste, el presidente permanente del Consejo, Donald Tusk, protagoniza también de la jornada de hoy. Salvo cambio de guión repentino, se espera que el político polaco vea revalidado su cargo, a pesar el boicot de su propio país, que incluso ha presentado un candidato alternativo, el miembro del Partido Popular Europeo Jacek Saryusz-Wolski.

Fuentes diplomáticas descartan que haya otro nombre de consenso que pueda aunar las voluntades de las capitales europeas, aunque muestran su preocupación por que el debate pueda ser monopolizado por las tensiones internas de la política polaca y trasladar a la opinión pública europea la enésima imagen de división. Otras fuentes recuerdan que no sería la primera vez que un alto cargo comunitario es elegido tras la oposición de algunos Estados miembros. Juncker fue designado como presidente de la Comisión con el voto en contra de Reino Unido y Hungría. Un precedente no demasiado tranquilizador.