Brexit
El Parlamento británico da luz verde a votar hoy el acuerdo de salida de la UE
La nueva moción cubre solo los términos del acuerdo de salida, y no la declaración política sobre la futura relación
El presidente del Parlamento británico, John Bercow, dio hoy luz verde a que el Gobierno someta mañana a votación por tercera vez el tratado de salida de la Unión Europea (UE) acordado con Bruselas.
Hoy viernes 29 de marzo era el día fijado en el calendario para que Reino Unido abandonara la UE. Pero en su lugar una Theresa May más debilitada que nunca, que incluso se ha comprometido ya a abandonar Downing Street si consigue salvar «in extremis» el Brexit, realizará su último intento, a la desesperada, de sacar adelante el acuerdo de retirada, rechazado ya en dos ocasiones por los diputados. La imagen que dejarán hoy sus señorías votando el documento ya ha sido calificada de «humillante» y «esperpéntica». Tan solo una prueba más de la crisis institucional sin precedentes en la que está sumido Westminster ante una sociedad en estado ya de hartazgo.
La votación debía ser hoy para cumplir con el límite impuesto por Bruselas en la última cumbre europea, donde se aceptó la solicitud de prórroga emitida por el Gobierno británico. Si el texto es ratificado, Reino Unido saldrá de la UE de manera ordenada el 22 de mayo. Si no fuera aprobado, Londres debería comunicar su «plan B» antes del 12 de abril y una prórroga larga obligaría al país a participar en las elecciones europeas de mayo.
La particularidad es que hoy se votará solo el acuerdo de retirada y no la declaración política. El primer documento, legalmente vinculante, cubre las cuestiones relativas al divorcio en sí: derechos de los ciudadanos, factura que Londres debe pagar por la salida, la salvaguarda para evitar una frontera dura en Irlanda y el período de transición. El segundo texto, legalmente no vinculante, describe de forma muy vaga las aspiraciones sobre las futuras relaciones con el bloque.
La decisión de Downing Street de separar ambos textos está sujeta sobre todo a intentar cosechar apoyos en la oposición laborista, ya que, hasta ahora, han dirigido la mayor parte de sus críticas a la declaración política. Principalmente porque los laboristas se muestran partidarios de dejar al país en una unión aduanera y alineados con el mercado único y el Gobierno siempre ha puesto como «líneas rojas» sacar al país de ambos sistemas. En cualquier caso, está complicado porque, en la última votación, solo tres laboristas rebeldes mostraron su respaldo al pacto.
El documento ha sido rechazado ya en dos ocasiones. La última vez el 12 de marzo, cuando sus señorías lo tumbaron por 391 votos contra 242. El margen de 149 escaños mejoró la derrota histórica de 230 que May sufrió en enero, pero volvió a ser una gran humillación. Desde entonces, la líder «tory» está obsesionada con una cifra: 75. Éste el es número de diputados que necesita hacer cambiar de opinión si quiere sacar a Reino Unido de manera ordenada del bloque y con periodo de transición.
Como último cartucho, May comunicó el miércoles a sus filas que está dispuesta a renunciar a su cargo. Si el pacto es aprobado, ella dejaría vía libre para que sea otro líder quien lleve a cabo la nueva fase de negociaciones con Bruselas. Pero no estableció fecha concreta ni tampoco especificó qué sucedería si el acuerdo finalmente no es ratificado. Una ambigüedad que ya forma parte de su marca personal. Por lo tanto, no está muy claro si el mensaje será suficiente para convencer hoy a los «tories» rebeldes. Al cierre de esta edición, había rumores de que alrededor de 50 iban a votar en contra. Aunque es cierto que en los últimos días influyentes euroescépticos han cambiado de opinión por miedo a una prórroga más larga que obligue a Reino Unido a participar en las elecciones europeas y quedar «atrapado sine die» en el bloque. El último ha sido Boris Johnson, quien siempre ha soñado con las llaves del número 10.
Los diez norirlandeses del DUP, de cuyo apoyo depende el Gobierno en minoría, reiteraron que no iban a aceptar un texto que califican de «tóxico». El principal escollo siempre ha sido la salvaguarda irlandesa. El documento establece que, hasta que se cierre un acuerdo comercial, todo Reino Unido debe permanecer en la unión aduanera y el Ulster además alineado con el mercado único. El DUP no quiere que la provincia quede con un estatus diferente al resto del país.
Al no presentar la declaración política, el presidente de la Cámara de los Comunes, John Bercow, dio luz verde a la votación. El conocido como «Mr. Speaker» había advertido de que si no había cambios sustanciales, el Ejecutivo no podía presentar de nuevo la misma moción. Hubo gran expectación ante su reacción, pero finalmente dio su aprobación. De nuevo, por tanto, toda la UE pondrá su foco de atención hoy en Westminster. La única certeza es que la incertidumbre durará hasta el final.
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