Unión Europea

El renacimiento de la Unión tras el 23-J

La Razón
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Es interesante el debate que se ha abierto tras el Brexit y que plantea dos perspectivas en cuanto al futuro de la Unión Europea. Por un lado hay expertos que creen que se ha iniciado un proceso de desintegración, mientras que otros plantean que éste es el comienzo de una Europa más fortalecida. Lo cierto es que la UE se encuentra actualmente en una fase muy precaria –quizás la más precaria de su historia–.

Tras la votación del Brexit, las personas en todo el continente han empezado a discutir el proceso de integración europeo, hablando de ello más en estos dos meses que en toda su vida. El Brexit ha mostrado que la opinión pública es extremadamente crucial. Son muchas las visiones negativas en torno a la UE, ya sea en Grecia, Italia o Dinamarca. También es cierto que el conocimiento del ciudadano medio sobre la UE tiende a ser extremadamente limitado, lo que después se traduce en conclusiones que culpan a la UE de algo de lo que no es responsable. Un claro ejemplo de ello lo viví hace poco con una recepcionista danesa en Copenhague, quien se declaró anti UE argumentando que ésta forzó a Dinamarca a acoger a los refugiados. Mientras que la UE adoptó una propuesta para reubicar a 120.000 refugiados en septiembre, Dinamarca tiene una cláusula de exclusión (según el Tratado de Lisboa) en este ámbito de la política y, por tanto, no está vinculada por este sistema de cuotas.

En pocas palabras, el sentimiento anti UE de la recepcionista radicaba en una base falsa y representa bien la opinión pública en toda la UE. Sin embargo, los estudios han demostrado que el apoyo a la UE ha crecido en la mayoría de los Estados miembros tras el Brexit. En cuanto al encuentro que tuvo lugar ayer entre Merkel, Hollande y Renzi, que representan a las tres economías más potentes de UE de los Veintisiete, debería verse como un trampolín hacia la cumbre informal de jefes de Estado de la UE del 16 de septiembre en Bratislava. El objetivo de este acercamiento en las costas de Nápoles fue, más bien, aproximar las posiciones en un mundo post Brexit de los tres países con mayor influencia de la Unión en lo que concierne al futuro de la integración. Llegando a la reunión de Bratislava con una postura más o menos uniforme en las cuestiones fundamentales sobre la dirección que tomará el proyecto de integración en un futuro, estas tres naciones tendrán una gran oportunidad de conseguir imponer su posición a los Estados miembros pequeños. No obstante, hay matices en los objetivos de los tres líderes: Merkel quiere consolidar la idea de «una Europa mejor» en vez de «más Europa», Renzi quiere que Italia tenga una voz potente en el futuro del bloque y Hollande parece querer que se duplique el plan de inversión europeo.

*Investigador del Instituto Real Egmont para las Relaciones Internacionales