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Turquía

Elecciones locales en Turquía, una prueba para Erdogan

La economía regional es la principal preocupación del electorado turco

El presidente turco Recep Tayyip Erdogan en la recepción de su homólgoo croata Kolinda Grabar-Kitarovic
El presidente turco Recep Tayyip Erdogan en la recepción de su homólgoo croata Kolinda Grabar-Kitaroviclarazon

La economía regional es la principal preocupación del electorado turco

El mandatario turco, Recep Tayyip Erdogan, se enfrenta a su propia sombra en estas elecciones municipales que se celebran hoy en Turquía.

La fuerte represión contra los derechos civiles, el estado policial que gobierna en calles y la asfixiante crisis económica podría jugar en contra del invencible Partido de la Justicia y Desarrollo (AKP).

A pesar de la cantera interminable de seguidores con la que cuenta el presidente y primer ministro turco en sus mítines, la realidad, según analistas, es que el AKP podría perder en Ankara y las principales ciudades del país, aunque mantendría el ayuntamiento de Estambul.

La economía local es para los electores turcos su mayor preocupación aunque Erdogan se empeñe en culpar a manos negras extranjeras de estar detrás de todos los males económicos, sociales, y de seguridad que enfrenta el país euroasiático.

La inflación es del 20%, el desempleo no baja del 13,5%. La situación es tan alarmante que es habitual ver largas colas en los puestos de mercado subvencionados por gobierno para comprar verduras. La Lira turca ha sufrido una recesión durante los dos últimos trimestres de 2018.

El espectro de que crisis economía va a hacer caer al gobernante partido islamista ha hecho entrar en paranoia al AKP. Analistas valoraron la campaña electoral como la más agresiva y con más referencias religiosas que ha tendido el partido de Erdogan. Desde desacreditar a los opositores a insinuar que no se aceptarán los resultados electorales, siempre y cuando sean en contra del AKP, son síntomas significativos de que el presidente islamista tienen miedo a un cambio de poder.

El uso persistente de la religión en las campañas electorales ha llegado a extremos con algunos miembros del AKP que afirmaron que “votar por Erdogan abrirá las puertas del cielo”. Para compensar la creciente presión por la crisis económica, los candidatos del partido gubernamental han presentado a la oposición como aliados de los grupos terroristas.

Para el AKP, los kurdos siguen siendo su mayor amenaza. En las elecciones presidenciales de junio de 2018, se formó una alianza opositora para enfrentarse a Erdogan pero se dejó fuera al prokurdo Partido Democrático del Pueblo (HDP) por miedo a que un problemático aliado kurdo fuera a hacer cambiar de bando a muchos votantes.

Para ganar, Erdogan necesita apelar a una política centrista y nacionalista, que es lo que esperan el 33% del electorado que forma su base política. Los kurdos, que constituyen aproximadamente el 20% de la población, son un grupo significativo. En Estambul, por ejemplo, las encuestas predicen que el resultado estará muy reñido entre el AKP y el HDP, ya que los kurdos suman aproximadamente 2 millones de los 15 millones de habitantes de la ciudad.

Erdogan parece más débil que en cualquier otro momento en los últimos 17 años, pero eso no significa que esté en riesgo. El AKP ha controlado Turquía durante casi dos décadas, y como consecuencia, controla la prensa, los recursos estatales y controla el proceso político en todos los niveles.

Ante la supremacía del partido islamista durante las dos últimas décadas, muchos turcos se cuestionan si hay alternativa al AKP. Y aunque las encuestas de esta última semana indican que el AKP ha bajado 10 puntos de popularidad, todo puede pasar. Por ejemplo, en las presidenciales de junio pasado, en el último mitin electoral, el candidato opositor, Muharrem Ince, reunió a un millón y medio de seguidores en Ankara frente a los sólo 200.000 que apoyaron a Erdogan. Así es la política turca impredecible.