Análisis
Elon Musk y la ilusión del poder
A pesar de su fortuna, influencia y protagonismo mediático, el magnate no logra consolidar un respaldo ciudadano suficiente que legitime su proyecto político frente al bipartidismo tradicional
«El amor y el interés se fueron a la campo un día, y más pudo el interés que el amor que se tenían». La ruptura entre dos personajes que aspiran a ser superhombres provoca el intento de Musk por quebrar el sistema bipartidista norteamericano. En este sentido, ¿es el America Party un arrebato de revancha por parte de Elon Musk? A simple vista, es lo que parece. Sin embargo, luego del divorcio definitivo entre Trump y el hombre más rico del mundo, el dueño de Tesla decide formalizar y darle viabilidad a su apetito de poder.
Si entrar en política para algunos podría suponer un «buen negocio», para Musk ha sido todo lo contrario. Además del donativo de 250 millones de dólares a Trump durante su campaña, mientras fungía de asesor presidencial (etapa del DOGE), Musk perdió unos 113 mil millones de dólares (25 % de su fortuna). La ruptura entre ambos, luego de la «Gran y Hermosa Ley» de Trump, pone de relieve el anhelo desmesurado por parte del dueño de X, de acumular espacios de poder, incluso a despecho del adelgazamiento de sus cuentas bancarias.
A juzgar por los números de algunas encuestas, la valoración de Musk dentro de la arena pública tiene una fuerte dependencia con la figura del presidente Trump. Cuando el actual inquilino de la Casa Blanca afirma que la creación del America Party «es una ridiculez», probablemente lo sentencia reconociendo que la legitimidad de su examigo cobra fuerza o se resiente a partir de su propia imagen.
Entre los republicanos, el respaldo hacia Musk fue inicialmente alto: concretamente, entre un 73 y un 77 % expresaban una opinión favorable. Tras su ruptura con Trump, la aprobación entre republicanos cayó; apenas un 26 % lo ve “muy favorablemente”, según un estudio de la agencia AP en alianza con la universidad NORC. Asimismo, en una encuesta de YouGov realizada durante el mes de junio de este año y sobre la disputa Musk vs. Trump, solo el 8 % de los adultos apoya a Musk, frente al 28 % que apoya a Trump, y un 52 % que opta por la opción «ninguno».
¿Tiene la capacidad el America Party de mover el tablero político en los Estados Unidos? En el corto plazo, esa posibilidad parece descartada. A pesar de la desafección hacia la cosa pública, y considerando la desaprobación generalizada hacia los partidos políticos, la tradición norteamericana arrastra, por ahora, una actitud electoral favorable hacia el bipartidismo. Tanto es así que el mismo Trump, erigiéndose como el estandarte del antisistema, terminó por afiliarse a uno de los dos partidos. Lo cierto es que, si el fracaso que se avizora en el corto plazo se mantiene durante los años por venir, se confirmará la sospecha de que este nuevo partido significa el capricho de un hombre que hoy “lo puede tener todo”, sin embargo, le falta lo más importante en democracia: el apoyo de la gente.