El compromiso de entrar en la Unión Europea, y quién sabe si en la OTAN, es una de las bazas con las que juega Ucrania en caso de sentarse a negociar un alto el fuego con Rusia bajo la mediación de la comunidad internacional. El otro objetivo, que parece algo más complicado, es el de mantener intacto su territorio como estaba antes de febrero de 2022 forzando a Rusia a retirarse de las conquistas que ha ido logrando durante todo este tiempo.

En este pulso diplomático, Kiev tiene a grandes aliados en Bruselas, en especial algunas de las mayores potencias, y en general la aquiescencia (o al menos la tenía) de la práctica totalidad de los socios comunitarios. Pero tiene dos piedras en el zapato que no va a ser capaz de sacarse de encima: Hungría y Fico, los dos peones afines a Moscú que tiene Vladimir Putin en la UE. Y en un terreno en el que las decisiones se toman por unanimidad es un verdadero problema.

Este martes, ambos países han aireado su oposición a que Ucrania se convierta en el futuro en el miembro 28 de la Unión Europea, aunque con distinto énfasis. El primero, Hungría, la rechaza por completo a medio plazo, mientras que Eslovaquia está dispuesta a apoyarla pero con condiciones.

"Si Ucrania entrara hoy en la UE, arruinaría a Hungría. La UE no tiene dinero para aceptar a Ucrania, y nosotros no queremos que destruya nuestro país", dijo el primer ministro de Hungría, el ultranacionalista Viktor Orbán, tras una reunión en la capital eslovaca con su homólogo eslovaco Robert Fico, informa Efe.

Orbán aseguró que miles de empresas húngaras y cientos de miles de familias quedarían en la quiebra porque, en su opinión, "todo el dinero que la UE tiene hoy a disposición para la economía iría a parar a Ucrania".

El primer ministro húngaro planteó en rueda de prensa la posibilidad de iniciar las negociaciones no antes de diez años y "con un final abierto".

Hungría y Eslovaquia son de los pocos países de la OTAN que no apoyan militarmente a Ucrania para defenderse del ataque ruso, y son también dentro de la UE los más críticos con el país invadido.

Son los dos países con mejores contactos con el presidente ruso, Vladímir Putin, y defienden una negociación de paz incluso a costa de que Ucrania acepte perder territorios ocupados por Rusia.

Hungría tiene en vigor desde abril de 2023 varias medidas que afectan la importación de productos agrícolas de Ucrania. Budapest entró en conflicto con la UE por ese particular, ya que Bruselas considera inaceptables estas prohibiciones unilaterales, al ser la política comercial competencia exclusiva de la UE.

Posteriormente, y debido en parte a las protestas de los agricultores europeos, el Ejecutivo comunitario se plegó a la petición de algunos países de establecer vetos temporales a la importación de productos agrícolas ucranianos.

Además, Budapest acusa a Ucrania de maltratar a la minoría húngara del país. “Ucrania debe resolver sus asuntos con Eslovaquia y Hungría, debe mostrar respeto a estos países vecinos”, dijo Orbán, según Efe.

“Apoyamos la entrada de Ucrania en la UE, con las condiciones previstas”, señaló por su parte Fico, cuyo país mantiene un contencioso con Kiev por la interrupción del tránsito de gas ruso por suelo ucraniano decretada desde el 1 de enero, y que afecta especialmente a Eslovaquia.

“Estamos preparados para usar las herramientas disponibles en la UE”, dijo Fico sobre el poder de veto que Bratislava podría utilizar para forzar a Kiev a volver a permitir el tránsito, interrumpido para que cortar esa fuente de ingresos a Rusia.