Terrorismo

El Estado Islámico lanza una campaña contra los medios de comunicación que le son hostiles

Publica un alegato en su revista en la que también inserta escenas de decapitaciones

Ilustración del editorial del Estado Islámico
Ilustración del editorial del Estado IslámicoRedes

Al Estado Islámico (Daesh, Isis), como a cualquier grupo terrorista, no le gustan los medios de comunicación que no son de su cuerda. En el caso de los yihadistas, según se pone de manifiesto en el editorial publicado en el panfleto que publica semanalmente, critica que se informe de los crímenes que comete a lo largo del mundo, singularmente en África, y no se diga nada, según ellos, de las “las masacres de los ejércitos apóstatas y las milicias cruzadas contra los musulmanes en la región africana del Sahel, aunque los musulmanes allí fueron asesinados con las atrocidades más atroces”.

Y lo hace en la misma publicación en la que inserta fotografías explícitas de personas recién decapitadas en medio del alborozo de sus “moujahidines” (soldados). La experiencia demuestra que cuando Isis pone en el objetivo de sus críticas a un sector de la sociedad hay que tenerlo en cuenta, ya que estos individuos no conocen otro medio para responder a las críticas que la muerte y la destrucción.

De hecho, hacen referencia a las reacciones que se han producido cuando han atacado a medios de comunicación y las condenas que se produjeron contra ellos. Les acusan de ser patrocinadores del crimen y “¡el crimen continúa”, exclaman. "Ignoran su causa (la del Estado Islámico) y, en definitiva, llevan a la hostilidad hacia los musulmanes.

“El peligro de este asunto –pontifican-- es evidente en el hecho de que determina las prioridades en el trato con la realidad, por lo que la gente da el ejemplo de luchar contra el enemigo bajo la presión de la emoción sin tener en cuenta la bandera y el objetivo por sí mismo”. “Por lo tanto, el musulmán no debe estar interactuando con los acontecimientos y asuntos que le rodean”, aconsejan. “El desprecio de las mentes de las personas y el control de ellas es viene de antiguo, los tiranos de la era actual no excedieron de actualizarlo por nuevos medios, pero el propósito de ello es el mismo desde la antigüedad: someter a las personas a la obediencia al tirano”.

“El musulmán perspicaz debe aceptar para sí mismo ser presa de los tiranos y enseñarles la ola, subestimarlo y controlar sus beneficios y explotar su pasión y tentación y vaciarla cuando y cuando quieran, por lo que su mente es imprudente”, concluyen.