Unión Europea

Europa busca su nuevo papel tras el cambio en Washington

Los líderes europeos se reúnen hoy en Malta preocupados por el aislacionismo de Trump y su desdén hacia Bruselas y la OTAN.

Donald Trump ayer en un momento de su discurso durante el Desayuno Nacional de Oración, en Washington
Donald Trump ayer en un momento de su discurso durante el Desayuno Nacional de Oración, en Washingtonlarazon

Los líderes europeos se reúnen hoy en Malta preocupados por el aislacionismo de Trump y su desdén hacia Bruselas y la OTAN.

La UE parece reflejada en los espejos del callejón del Gato. La llegada de Donald Trump a la Casa Blanca ha puesto en evidencia la debilidad del bloque comunitario ante un nuevo orden mundial para el que carece de brújula, inmersa en la mayor crisis existencial de su historia. El que mejor ha sabido reflejar este estado de ánimo ha sido el presidente permanente del Consejo, Donald Tusk, que en su carta de invitación a los líderes europeos de la cumbre que se celebra hoy en Malta (La Valeta) hace un llamamiento al «orgullo» y el «coraje», en un tono más de arenga antes de una batalla que del a menudo aburrido lenguaje burocrático europeo. Por ahora, recurrir a la épica ante el peligro de caer en la inacción y el esperpento no ha obtenido demasiados resultados.

La respuesta de las capitales europeas ha sido tibia, más bien muda. El propio equipo del presidente permanente del Consejo prefiere no levantar excesivas expectativas. A la espera de lo que pase en el encuentro de hoy, se trata de ir sentando las bases que permitan llegar sin demasiadas divisiones a la cumbre que se celebrará en el mes de marzo en Roma y que pretende la renovación de los votos del club europeo en su 60 aniversario, tras comenzar las negociaciones de salida de Reino Unido.

En los pasillos comunitarios preocupa el desdén demostrado hasta ahora por Trump ante la UE e inquieta que el nuevo presidente de Estados Unidos deje de ser un valedor del proyecto comunitario e incluso intente destruirlo. La hoja de ruta, hasta ahora, empieza a esbozarse tímidamente y con muchas dudas. En primer lugar, la UE comienza a ser consciente de la necesidad de abrirse a nuevos aliados internacionales. Tras el anuncio de la construcción del muro con México, el bloque comunitario está acelerando sus negociaciones comerciales con este país y también pretende un nuevo entendimiento con China tanto en el plano comercial como en los compromisos para combatir el cambio climático. Pero nadie parece saber qué pasará ni con Rusia ni con Oriente Medio ni si será posible un entendimiento básico con Trump para luchar contra el yihadismo.

España defenderá que tanto nuestro país como el bloque comunitario sigan manteniendo las buenas relaciones existentes hasta ahora con las anteriores administraciones estadounidenses a pesar de la condena al veto impuesto a inmigrantes de siete países de mayoría musulmana. Rajoy se ha solidarizado con el presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, pero defiende esperar a los hechos para juzgar a Trump. El presidente español inisistirá en su mensaje de la cumbre de Bratislava, apostando por la colaboración en el terreno económico que asegure el crecimiento y el empleo, y también en la lucha contra el terrorismo y la inmigración ilegal. Hallar soluciones para los ciudadanos redundará en la reducción de los populismos y el euroescepticimismo presentes en el continente, asegura Rajoy.

La UE también es consciente de la necesidad de rascarse el bolsillo para asegurar su propia Defensa, pero fuentes diplomáticas reconocen la diversidad de objetivos y prioridades a la hora de crear estructuras propiamente europeas que cooperen estrechamente con la OTAN. Creen que la llegada de Trump puede ser un arma de doble filo. Los países del Este y los Estados con marcado signo atlantista –como Holanda– prefieren invertir antes en el marco de la Alianza que apostar por nuevos paraguas europeos, siempre que EE UU les garantice su seguridad, lo que a partir de ahora no está tan claro.

A todo esto se suma el Brexit y cómo puede afectar la entente cordiale –al menos hasta ahora– entre la primera ministra británica, Theresa May, y Trump. La segunda sesión de la cumbre de hoy será a 27, aunque la «premier» participará en el almuerzo y podrá compartir con sus todavía socios los resultados de su reunión con Trump.

Demasiados problemas y pocas soluciones. Ni siquiera en el corto plazo. La Eurocámara ya pidió el miércoles el veto de las capitales europeas al posible nuevo embajador estadounidense en Bruselas, Ted Malloch, conocido por sus proclamas antieuropeístas. Fuentes diplomáticas consideran que el debate es «prematuro» y prefieren no aventurar escenarios.