Elecciones en Francia
Valérie Pécresse, la candidata que aburre a la derecha francesa
A pesar de su probada experiencia política, la aspirante de Los Republicanos, relegada a quinta posición en los sondeos, no convence ni a los votantes de su natal Neuilly sur Seine
Estamos en Neuilly sur Seine, a las afueras de París, bastión tradicional de la derecha en Francia, trampolín histórico y decisivo para Nicolas Sarkozy en 2007, tras ser alcalde de esta localidad durante 19 años. Se considera el «barrio de los franceses ricos» y merece su nombre. La lista de vecinos célebres que ha acumulado Neuilly sur Seine está escrita en letras doradas: Aristóteles Onassis, Jean-Paul Belmondo, Dominique Strauss-Kahn, François Truffaut y Liliane Bettencourt, la dueña de la gigante L’Oréal y la mujer más rica en Francia. La localidad posee la mayor cantidad de habitantes que pagan impuesto a la fortuna en Francia y la media del patrimonio por hogar es 3 millones de euros.
Mientras la izquierda o el centrismo ganan elecciones en el resto de Francia, en Neuilly la derecha alcanza votaciones récord de hasta el 82% como fue el caso de Sarkozy frente a Hollande en 2012. Sin embargo, a pocos días de las elecciones presidenciales, este enclave económico y empresarial lleva en la cara el sentimiento de la derrota y no esconde la profunda decepción por la candidata de Los Republicanos, Valérie Pécresse.
Cuando escarbamos las opiniones en las calles de Neuilly sur Seine, nos encontramos con un rosario de bostezos: «Es una mujer insípida, lenta, sin ningún carisma», dice Fabien, de 45 años. «No tiene la fuerza para ser presidenta. No votaré por ella; no sé por quién votaré, pero por ella no será». «Cuando Valérie Pécresse dice que es ‘indomable’ me da risa y, al mismo tiempo, me da sueño», opina Chantal, una ejecutiva de empresa de 37 años. «Pensé que iba a ser más sólida como candidata, pero no fue así. Es una lástima».
Pécresse, de 54 años, nació precisamente en Neuilly sur Seine. Desde ese momento, parece haber seguido una ruta trazada sin desvíos hacia la actual candidatura presidencial: fue alumna de la prestigiosa Escuela de Altos Estudios de Comercio y de la elitista Escuela Nacional de Administración, considerada como el semillero de presidentes. Fue nombrada asesora del Jacques Chirac en 1998 y se convirtió en una joven diputada de 34 años en 2002.
Tras la victoria de Sarkozy en 2007, fue nombrada ministra de Educación Superior y Hacienda. En 2015, despega en solitario al resultar elegida presidente de Ile-de-France, la región capital. Y quizás ese sea el problema: su carrera es perfecta… y aburrida. Pécresse es la mujer impecablemente vestida y sin despeinar que no conecta con las masas. En sus discursos hay una notable falta de espontaneidad y de fuerza electoral que la ha hecho bajar de un inicial 17% de intención de voto hasta el 9%.
El derrumbe es evidente e incluso su ciudad natal se da cuenta. Los militantes del partido intentan en vano repartir octavillas con el programa de la candidata y obtienen un «no» como respuesta. Cuando preguntamos por qué no hay conexión con la dama de la derecha francesa, los vecinos encuentran que su postura no es auténtica: «Es una mediocre», dice Magali, dueña de un atelier de moda en la zona. «Parece fabricada, manejada por un jefe más arriba que le ordena qué decir y cómo moverse. No es capaz de salirse del guión y ser natural». Jérôme, ingeniero de 42 años, considera que Pécresse no ha sabido «vender» su programa, sino que se ha concentrado en atacar a Macron. «Es una estrategia errónea. Me gustaría escuchar más de qué piensa hacer por Francia».
La decepción de la derecha con su candidata se ha visto perfectamente reflejada en las encuestas. El anhelo de Pécresse de ser la candidata que se posicionara codo a codo con el presidente para una segunda vuelta ha quedado atrás, desde que pasó a ocupar un quinto lugar en los sondeos. Un descenso que parece haber favorecido a la extrema derecha: el margen entre Macron y la Marine Le Pen se ha estrechado con el paso de los días y todo apunta a que se repetirá el escenario de 2017.
El programa de Pécresse corresponde a la ideología de derechas: aumento del 10% de los salarios, simplificación administrativa con la supresión de 200.000 puestos de funcionarios, fin de la semana laboral de 35 horas, solicitudes de asilo desde el exterior y respeto absoluto a la laicidad. Sin embargo, la figura más representativa de la derecha, el hombre que debería levantarle la mano a Pécresse en una tarima, guarda absoluto silencio: Nicolas Sarkozy.
Se estima que el expresidente, lejos de fingir un encanto que no siente por la candidata de su partido, se inclinaría por apoyar a Macron tanto en la primera como en la segunda vuelta.Pécresse da declaraciones sumamente diplomáticas al respecto: «Tuvimos una conversación franca y afectuosa. Me fue muy útil contar con el consejo de un ex presidente de la República».
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