"Guerra fría"
Elon Musk al Gobierno de Starmer: "Nadie debería ir al Reino Unido que libera a pedófilos"
El Gobierno laborista veta al dueño de la red social X de una cumbre tecnológica de octubre y éste arremete contra el primer ministro
Cuando se mudó a Downing Street el pasado mes de julio, se dijo que, tras el caos de los últimos años, la política británica recuperaba «el aburrimiento». Pero nada más lejos de la realidad. El laborista Keir Starmer está protagonizando grandes titulares por donaciones para ropa y gafas de marca que, aunque legales, no dejan de ser controvertidas. También hay mucho ruido por la gestión que lleva a cabo su asesora principal, Sue Grey, de la que se ha filtrado que cobra más que el propio jefe de Gobierno. Pero lidiar con polémicas a nivel doméstico es una cosa. Y otra muy distinta, es cuando se convierten en algo global. Porque es lo que tienen ahora las redes sociales. Y el hombre que las controla hoy en día, el multimillonario Elon Musk, propietario de X (antes Twitter) no es precisamente un hombre discreto que prefiera arreglar las cosas en privado.
Al controvertido magnate tecnológico, que no oculta su simpatía por Donald Trump, no le ha sentado nada bien que el Gobierno laborista le haya negado una invitación a una cumbre tecnológica que tendrá lugar el próximo 14 de octubre y ha expresado su enfado en X asegurando que «nadie debe ir al Reino Unido cuando están liberando a pedófilos convictos para encarcelar a personas por publicaciones en las redes sociales».
El empresario hace referencia al plan de liberación anticipada de reclusos con penas menores llevado a cabo por el Ejecutivo británico para aliviar la presión sobre un sistema penitenciario que, según afirma, está «al borde del colapso» debido a la falta de capacidad.
Downing Street espera que la cumbre proporcione un impulso a la inversión en Reino Unido dos semanas antes de que se presente el presupuesto de otoño, donde se prevén grandes recortes para hacer frente un agujero de 26 mil millones de euros que los laboristas dicen haber heredado de los tories. El evento está siendo organizado por la ministra del Tesoro, Rachel Reeves, y el secretario de Estado de Negocios, Jonathan Reynolds, con el objetivo declarado de demostrar que Reino Unido está «abierto a los negocios».
Por lo tanto, el hecho de haber dejado fuera a Musk, con un patrimonio estimado de 270.000 millones de dólares, creó ayer varias críticas en Reino Unido por parte, sobre todo, de la prensa conservadora. «Se mire como se mire, cerrarle la puerta a uno de los empresarios más ricos y destacados del mundo es sin duda una forma extraña de mostrar apertura a la inversión», matizaba «The Spectator». La misma revista, biblia para los tories, preguntó recientemente a Kemi Badenoch, favorita en las primarias del Partido Conservador, si pensaba que Musk había sido bueno para la libertad de expresión, y ésta respondió que había sido «fantástico» y que se declaraba «gran fan» del empresario.La enemistad entre Musk y Starmer comenzó en verano cuando se analizó el papel desempeñado por las plataformas de redes sociales en los violentos disturbios que estallaron en todo el Reino Unido después de que tres menores fueran asesinados en un ataque con cuchillo en Southport a manos de un joven hijo de inmigrantes. El «premier» lanzó una advertencia a las compañías de Internet asegurando que «las manifestaciones violentas fueron claramente fomentadas on line». «Eso también es un delito. Está sucediendo en sus instalaciones y la ley debe cumplirse en todas partes», matizó el que fuera fiscal general del Estado.
Pero Musk no tardó en ofrecer su propia explicación, culpando al multiculturalismo británico: «Si se juntan culturas incompatibles sin asimilación, el conflicto es inevitable», escribió en su cuenta de X, añadiendo que el Starmer estaba utilizando un «doble rasero», ya que, a su parecer, la policía británica trataba con menos dureza la violencia perpetrada por delincuentes no blancos. También comparó a Reino Unido con la Unión Soviética y compartió (y luego borró) una teoría conspirativa sobre la construcción por parte del Reino Unido de «campos de detención» en las Islas Malvinas para mandar a los manifestantes. Downing Street condenó los comentarios como «totalmente injustificables» y «bastante deplorables». Y, desde entonces, la tensión no ha parado de crecer.
Musk no asistió a una cumbre de inversión similar organizada por el gobierno conservador el año pasado, pero fue invitado, según la BBC. Sin embargo, estuvo muy involucrado en una Cumbre de Seguridad de Inteligencia Artificial organizada por los tories en noviembre, incluida una charla informal con el entonces primer ministro Rishi Sunak. A raíz de los disturbios, los políticos laboristas criticaron a Sunak por intimar con Musk.
El debate que se ha creado en el Reino Unido es si el actual Gobierno debería dejar enemistades personales aparte para centrarse en inversión, o invitar a Musk es dar carta blanca a que se sigan publicando comentarios incendiarios en redes sociales.
Musk había señalado previamente que estaba considerando construir una planta de coches eléctricos en el Reino Unido. El multimillonario ha cofundado numerosas empresas, entre ellas el fabricante de coches eléctricos Tesla y el productor de cohetes Space X. Este último ahora vale casi 180.000 millones de dólares y ha quintuplicado su valor en solo cuatro años. Musk también tiene ambiciones en el lucrativo y rápidamente creciente sector de la inteligencia artificial, que se considera sector que transformará la economía global en los próximos años. En este sentido, los críticos con Starmer por haberle dejado fuera de la cumbre de octubre consideran que dejarle fuera es una falta de visión y, en última instancia, contraproducente.
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