Golpe de Estado

Entender el golpe de Níger desde una perspectiva africana

El Ministerio de Exteriores de Francia ha anunciado que la operación para evacuar a sus ciudadanos de Níger comenzará este mismo martes y que podrán unirse a ella "los ciudadanos europeos que deseen abandonar el país"

os ciudadanos franceses se reúnen mientras esperan ser transportados de vuelta a Francia en un avión militar francés
Niger CoupASSOCIATED PRESSAgencia AP

Veinticuatro horas después de que la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO) emitiese un comunicado ofreciendo un ultimátum al nuevo gobierno militar de Níger, la desestabilización del Sahel avanza un paso más. La CEDEAO concedía el pasado domingo a los golpistas una semana para devolver el poder al presidente depuesto, Mohamed Bazoum, amenazando con intervenir militarmente en el país si dichas exigencias no se cumplían. Los militares nigerinos respondieron arrestando a diversos ministros del ejecutivo anterior, pero las alarmas saltaron después de que Mali y Burkina Faso lanzasen un comunicado conjunto como respuesta al anterior.

Dicho comunicado muestra “la solidaridad fraternal de los pueblos maliense y burkinés con sus hermanos de Níger, que han decidido bajo su responsabilidad tomar su destino” y se niega a aplicar las sanciones “ilegales, ilegítimas e inhumanas contra las autoridades nigerinas”. En el quinto punto del comunicado avisan de que una intervención militar contra Níger llevará a ambos países a “adoptar medidas de legítima defensa en ayuda de las fuerzas armadas del pueblo de Níger”. Mali y Burkina Faso, cuya participación en la CEDEAO se encuentra en suspensión junto con la de Guinea Conakry debido a sanciones previas impuestas contra ellos (estos tres países también están gobernados por juntas militares que accedieron al poder tras los sucesivos golpes de Estado), confirman así su apoyo a los golpistas nigerinos y amenazan con dar rienda a una guerra regional con consecuencias devastadoras.

Un enfrentamiento entre países de la CEDEAO se trata de una posibilidad que lleva acumulándose desde que se iniciaron las sanciones contra el gobierno maliense en 2021. La organización de Estados, compuesta por un total de quince naciones africanas, se encuentra en una situación de crisis que amenaza con su misma disolución, debido en parte a la división en dos bloques (pro-francés y prorruso) pero también por el auge de los autoritarismos militares que afectan a la zona e inquietan a los gobiernos democráticos que viven con el temor de ser los próximos en caer. El bloque prorruso y dictatorial acusa así al bloque amistado con Francia y de corte democrático de ser “marionetas de Occidente”. Así fueron calificados por el capitán Ibrahim Traoré, presidente de Burkina Faso, durante la II Cumbre Rusia-África celebrada durante el pasado mes de julio.

Algunos propagandistas, tanto rusos y europeos como muchos africanos, pretenden legitimar a los gobiernos dictatoriales en detrimento de aquellos que cumplen con la vía democrática. Según estos propagandistas, que no alcanzan a comprender que depender de Rusia supone un lastre idéntico o mayor que depender de cualquier nación occidental, el discurso romántico y populista de los militares en el poder es el discurso correcto, la verdad, una suerte de lucha de liberación en contra del neocolonialismo, mientras que los gobiernos que abogan por la estabilidad en la zona son marionetas, instrumentos de Europa, traidores a África. El discurso moral está servido: románticos sin capacidad de raciocinio y amantes de los hombres con uniforme se suben al carro de la libertad artificial mientras ovacionan a los dictadores.

Hay que olvidar a Rusia durante unos minutos. De estallar, esta sería una guerra africana en la que (quizás) participarían de forma directa o indirecta agentes externos como Rusia o Europa, pero que no deja de ser una guerra en una región dividida en dos y con dos tipos de gobierno, dos tipos de socios internacionales, dos tipos de aproximaciones al futuro y dos formas de recordar el pasado. El comunicado conjunto entre Mali y Burkina Faso ya recuerda que “la intervención unilateral de la OTAN en Libia fue la que originó la expansión del terrorismo en el Sahel y África Occidental”, y aquí surge la rabia latente de millones de africanos que culpan a Occidente del asesinato de Gadafi, una suerte de héroe africano donde Europa le recuerda como un villano, y por las consecuencias que acarreó su muerte en lo que respecta a la expansión del terrorismo en la región.

El yihadismo es el otro gran factor a tener en cuenta. Cada uno de los golpes militares basó sus acciones en la ineficacia de los gobiernos previos en la lucha antiterrorista, donde Mali, Níger y Burkina Faso son las tres naciones sahelianas con una mayor presencia de grupos vinculados a Al Qaeda y al Estado Islámico. Rusia importa, Occidente importa, pero al africano le interesa por encima de todo sobrevivir, más allá de las pugnas globales, y no cabe duda de que los golpes mencionados no habrían ocurrido si los yihadistas no controlaran amplias zonas de las naciones afectadas.

Un conflicto entre naciones africanas en el Sahel sólo tendrá un ganador: el yihadismo. Si los ejércitos, ya débiles de por sí, se centran en combatirse unos a otros en lugar de hacer frente a un enemigo común, la posibilidad de que el territorio en manos de los terroristas se amplíe es real. El ganador del conflicto tendría luego que hacer frente a un enemigo que ya ha eludido su final durante más de una década y que hoy debe estar de celebración al observar el enfrentamiento que está cobrando forma.

Por lo pronto, Francia ya ha ordenado que se inicie la evacuación de sus ciudadanos en Níger. Una primera acción crítica que sigue a la autorización dada a los galos por el gobierno nigerino depuesto para utilizar las vías militares que consideren pertinentes a la hora de restaurar la democracia en el país, y también por la postura claramente antifrancesa que ha adoptado el nuevo gobierno militar. La próxima semana encauzará el destino de la CEDEAO, pero también de África Occidental, en los años que siguen.