Diplomacia
Guinea Ecuatorial abre a Putin la puerta del golfo de Guinea y de África Central
Teodoro Obiang y Vladimir Putin se reunieron el jueves en Moscú para discutir una futura colaboración militar y económica
Teodoro Obiang se reunió con Vladimir Putin este jueves en Moscú, y para los seguidores del dictador guineano debió ser un rotundo éxito que se reuniera con un líder de la fama mundial de Putin. Cuentas prorrusas como ElTanoCast indicaron en sus muros que el encuentro significa “muy buenos tiempos para África”, mientras algunos hacen hincapié en que Putin está marcando los primeros pasos que le llevarán a una nueva aproximación con otra región africana.
El ruso quiso citar durante su encuentro con Obiang las riquezas minerales de Guinea Ecuatorial (oro, gas, petróleo, uranio) y el “serio interés” que tienen las mineras rusas por colaborar en su extracción. El guineano, por su parte, instó a Rusia a estrechar la colaboración militar entre ambos países: “me gustaría que reforcemos la cooperación en materia de seguridad y defensa, ya que Rusia ha venido apoyando a Guinea Ecuatorial”. Obiang se refería con esto último al estrechamiento de las relaciones con Rusia en los últimos años: en 2020, su hijo primogénito, Teodoro Nguema, visitó Moscú con la intención de “entregar una carta” dirigida a Putin y escrita por el mandatario guineano, destacando entonces en una entrevista concedida a Sputnik el interés de Guinea Ecuatorial por abrir vías de cooperación con los rusos. El presidente Obiang también acudió a San Petersburgo en la II Cumbre Rusia-África de este mes de agosto, y siguen los ejemplos.
La cercanía en las relaciones entre ambas naciones puede chirriar especialmente en Estados Unidos, dada su asociación al régimen de los Obiang. Desde Washington han permitido el desarrollo de su autoritarismo a favor de beneficiosos acuerdos comerciales (ligados a la exploración y extracción de petróleo), aunque ya iniciaron un distanciamiento al expresar “serias dudas” en lo referente a la legitimidad de las elecciones presidenciales de Guinea Ecuatorial en noviembre de 2022. ¿Ha llegado el momento de Rusia en esta pequeña nación africana? ¿Realmente busca Moscú penetrar en África Central como ya hizo en el Sahel? ¿Es la cita con el patriarca una especie de pistoletazo de salida?
La puerta está abierta. Moscú mantiene una influencia reconocida en República Centroafricana y fuertes vínculos históricos con Angola, aliados en los extremos de la región que podrían ayudarle a cerrar la tenaza, igual que los presidentes de República Democrática del Congo y de Namibia han mostrado en los últimos meses un hartazgo contra Europa. El presidente de RDC, Félix Tshisekedi, llegó incluso a espetar públicamente a Macron que Europa y Francia “deben dejar de tratarnos [a los africanos] con tono paternalista”, y criticó duramente a la prensa francesa. Por otro lado, la presencia de autoritarismos ya asentados en la región y que ven sus relaciones sujetas al doble rasero moral de Occidente, que igual que apoya un gobierno, lo sanciona al año siguiente, sirve de incentivo para RDC, Camerún, Guinea Ecuatorial…
Ambos gobernantes también decidieron en el marco de la reunión reabrir la embajada rusa en Malabo. Obiang recalcó que era “una decisión muy importante, ya que conducirá al desarrollo político, no sólo de Guinea Ecuatorial, sino de África Central, ya que se topa con problemas de seguridad del golfo de Guinea”.
Miguitas de pan que llevan al solomillo. El golfo de Guinea produce ingentes cantidades de petróleo cada año pero también es uno de los centros de comercio marítimo más beneficiosos del continente. Los puertos de Lagos, Duala, Acra y Abiyán convergen aquí: según datos ofrecidos por los servicios de seguridad marítima de la UE, cada día cruzan sus aguas 1.500 barcos pesqueros, buques de carga y petroleros. A sabiendas de que Vladimir Putin acordó en febrero la construcción de un puerto militar en la costa sudanesa del mar Rojo (aunque la actual guerra civil en Sudán podría hacer peligrar el proyecto) y que ha conseguido anexionarse las operaciones de Wagner en el puerto de Duala, en Camerún, tras la muerte de Prigozhin, así y como mantiene una fuerte influencia sobre los puertos de Madagascar desde 2018 y hace tres días pareció firmar el trato que le daría pleno acceso al puerto de Bata, a sabiendas de esta información, puede dibujarse el mapa de la influencia política de Putin en las costas de África.
Que Obiang mencione el golfo de Guinea no es casualidad. Ya son conocidos en Ghana los grupos prorrusos subvencionados, según un informe reciente del African Report, por Simeon Boikov (conocido en las redes como Aussie Cossack) con la intención de organizar manifestaciones a favor de una asociación con Rusia. Una ambición marítima con la que juguetearon los rusos cuando participaron en unos ejercicios navales conjuntos con Sudáfrica en febrero de 2023.
Presencia occidental en aguas africanas
En su contra juega la hegemonía marítima de Estados Unidos y de Europa en el continente. Los yanquis cuentan con la Sexta Flota para defender sus intereses en aguas africanas y europeas, y el Mando África de los Estados Unidos (AFRICOM) es un mando militar unificado para todo el continente que fue ideado por altos mandos de la marina en 2006, y que es gestionado actualmente por un general de los marines. El Kremlin tiene en su contra que la presencia estadounidense se remonta a décadas atrás. Las marinas europeas también tienen arraigo en las aguas africanas. La misión europea Atalanta combate a la piratería del Cuerno de África desde 2008, como participó el buque español “Audaz” en unas maniobras en Ghana el pasado mes de marzo, etc.
En lo que respecta a Europa y los mares que bañan África que ansía el ruso, el Mediterráneo bulle hoy de patrulleras de la Guardia Civil y la Guardia Costeria italiana tras años dominada por los imperios europeos y coletazos de piratería berberisca, es inexpugnable para Putin. Como última curiosidad, la comparecencia de prensa previa a la reunión entre los dos dictadores concluyó después de que dijera Obiang “bueno, no sé si puedo continuar, porque la prensa está…”, a lo que Vladimir Putin contestó asomándole una sonrisa que “está bien, de acuerdo, continuaremos sin la prensa”. Y se corrió el telón para el mundo.
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