Oriente Medio
Haim Yalin: «Se ha tratado de apagar el fuego del odio en Israel con gasolina»
Haim Yalin / Diputado centrista de Yesh Atid. Exige a la clase política calmar los ánimos para reconducir el conflicto. Advierte de que la economía está paralizada «y eso sólo puede traer más tragedias»
La oleada de ataques y muertes en los últimos trece días se ha saldado con siete israelíes y 29 palestinos muertos. El diputado por el partido centrista Yesh Atid en la Knesset Haim Yalin atiende por teléfono a LA RAZÓN. Asegura que «se ha estado apagando el fuego con gasolina» y espera que se calmen los ánimos.
–¿Cree que los cuatro ataques de ayer estaban coordinados? ¿Se dictan las órdenes desde Hamas o la OLP o son ataques espontáneos?
–La mayoría de estos atentados han sido espontáneos. Por lo menos hasta ayer. Pero la propaganda de terror de Hamas es tan intensa por las redes sociales como Facebook o Whatsapp que, al final, un preadolescente de 12,13 o14 años, cuando lee esos mensajes, no piensa dos veces. Cuand leen que lo mejor de todo es ser «shahid» (santo al morir por tu patria), pues siguen las directrices. También se tiene que poner dentro del contexto cultural. En el fanatismo musulmán se predica que el terrorista va a recibir 72 vírgenes en el cielo por ser «sha-hid». En el judaísmo, sin embargo, si se salva una vida de un hombre, salvas un mundo entero. Ellos no tienen nada que perder.
–¿El Gobierno de Israel está dividido sobre qué medidas de seguridad tomar para frenar esta oleada de odio?
–Pasó algo parecido durante la guerra de Gaza en 2014. Dentro del Gobierno está la ultraderecha de Naftali Bennett (La Casa Judía) y de Avigdor Lieberman (Israel Nuestra Casa). Ellos decían que había que destruir a Hamas. Esa tensión se extiende a la población. Hoy día, lo que nosotros vemos es que la ultraderecha y sus diputados empiezan a decir que así no se lucha contra el terror y rechazan la vía emprendida por Benjamin Netanyahu. Sin embargo, desde la oposición, sí se respaldan las medidas del «premier» como prohibir a los diputados entrar en los lugares sagrados de los musulmanes. Pero esta medida se tomó tarde. Da la impresión de que no supieran que el terrorismo puede llegar a lo que ha llegado ahora. En estos momentos, cualquier lugar de Israel puede considerarse peligroso. Esto es otro tipo de guerra, al margen de las Fuerzas de Seguridad o los ejércitos. Se trata de una guerra entre la población inocente que quiere vivir en paz.
–¿Cómo se puede rebajar la tensión y reconducir el conflicto?
–La clase política tiene la obligación de calmar los ánimos y tratar de apagar los fuegos con agua y no gasolina. Además, hay que poner un dispositivo de seguridad para proteger los barrios judíos, pero también a los árabes. Por ejemplo, el alcalde de Nasrat salió en contra de los diputados árabes diciendo: «No puede ser que mi ciudad pague el precio de su política». Ellos viven del turismo, los judíos van, toda la población compra allí, les encanta su comida, pero ya nadie visita la ciudad. Llevamos entre dos y tres semanas sin que la economía funcione. Los fines de semana no hay actividad. Si la situación se prolonga, va a traer miseria, y la miseria sólo conduce a más terror. El conflicto es muy muy complejo. No sé cómo va a terminar, pero lo único que sé es hay que calmar los ánimos de los dos bandos. Y lo tiene que hacer el Gobierno y el Parlamento, y eso no está ocurriendo ahora.
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