Historia
Hallado en China el laboratorio secreto donde el Escuadrón 731 japonés realizó los experimentos más brutales en la Segunda Guerra Mundial
Los investigadores diseccionaron a personas vivas y les inocularon bacterias mortales para experimentar los efectos en la población
Eran cámaras bajo tierra de pequeñas dimensiones. En ellas, el temido Escuadrón 731 del Ejército Imperial Japonés llevó a cabo algunos de los experimentos con humanos más brutales de la historia entre 1935 y 1945. Es el nuevo hallazgo realizado por arqueólogos en China, donde han localizado el búnker donde se cree que los presos eran llevados para ser sometidos a todo tipo de torturas. En algunos casos eran infectados con enfermedades mortales y expuestos a agentes químicos para analizar la reacción. También se procedió a la disección de personas vivas. Los investigadores nipones desarrollaron métodos para provocar la peste bubónica, el ántrax, el cólera y la fiebre tifoidea.
Las prácticas de esta unidad de investigación secreta del ejército japonés ponen de manifiesto cómo fueron los crímenes de guerra más atroces del siglo XX. Así lo contó un ex comandante del Escuadrón 731, Sakaki Hayao, quien describió en 1956 los experimentos realizados allí como algo "extremadamente cruel" cuando habló ante el tribunal militar especial de Shenyang en 1956. Hayao vio a personas atadas a postes de madera y expuestas al ántrax, una enfermedad infecciosa grave causada por la bacteria bacillus anthracis que fue lanzada en bombas desde aviones y detonadas a quemarropa durante la guerra por parte de los japoneses. “Fue un acto especialmente brutal”. El hallazgo revela que algunos de las prácticas más espantosas se realizaron en estos búnkeres diseñados para contener y controlar la propagación de agentes infecciosos. Las víctimas fueron prisioneros de guerra y civiles, incluidos hombres, mujeres, niños e incluso bebés.
La instalación japonesa se encuentra cerca de la ciudad de Anda, en la provincia china de Heilongjiang, y según los investigadores fue el bunker con más actividad en el que los japoneses actuaron durante la guerra. En 1931, el Japón imperial invadió la región de Manchuria, en el norte de China, donde se instauró un régimen títere liderado por el antiguo emperador chino Pu Yi.
En la década de 1990 se supo que los resultados de las investigaciones japonesas en el laboratorio secreto se compartieron con las autoridades estadounidenses a cambio de inmunidad contra los crímenes de guerra de Japón. Dichos datos fueron enviados al centro de investigación del Ejército de Estados Unidos en Fort Detrick, donde se utilizaron para desarrollar armas biológicas durante la Guerra Fría.
La revista arqueológica de China, Northern Cultural Relics, cree que el descubrimiento del laboratorio subterráneo podría conducir a nuevas pruebas sobre crímenes de guerra cometidos por su eterno rival. Sin duda, este hallazgo puede suponer una piedra en el camino para restaurar la confianza entre China y Japón, cuyos crímenes de guerra han entorpecido las relaciones entre ambas potencias en las últimas décadas.
El campo de anda fue diseñado en 1941 y pronto se convirtió en el el lugar de experimentación más grande y mejor equipado por la Unidad 731, según el registro histórico. La instalación, que estaba supervisada por el Departamento de Guerra Bacteriológica, estaba protegida por una valla de alambre de púas y albergaba una pista de aterrizaje, almacenes, cuarteles, pozos y marcos metálicos triangulares utilizados como objetivos de bombardeo, asegura el periódico South China Morning Post.
El laboratorio de Anda fue destruido al final de la guerra, en 1945, por los propios miembros del Escuadrón 731 para evitar dejar rastros de sus crímenes.
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