Política

Bruselas

Hollande elige a un liberal para dirigir la política económica socialista

El presidente, François Hollande (i), y el primer ministro galo, Manuel Valls (d)
El presidente, François Hollande (i), y el primer ministro galo, Manuel Valls (d)larazon

Nuevo Gobierno en Francia después de que el lunes el primer ministro, Manuel Valls, presentara la dimisión de su Gabinete en bloque. Salen del mismo los críticos y entran unos probados fieles, en unos cambios que afectan tan sólo a las carteras que quedaron libres después de que tres ministros anunciaran que no seguirían en el Gobierno por sus discrepancias con la política económica pro Bruselas.

La crónica de una salida anunciada la protagonizaron el ministro de Economía, Arnaud Montebourg; el ministro de Educación, Benoît Hamon, y la titular de Cultura, Aurélie Filipetti. Y no hubo más sorpresas. El primer ministro, después de reuniones constantes para moldear su equipo, ha decidido mantener lo demás prácticamente igual. «Francia no necesita ninguna crisis política. Los ministros no pueden dar el espectáculo... La política que llevamos es la buena y debemos seguirla», sentenció Valls después de dar a conocer su nuevo Gobierno, que será aprobado «sin duda» por el Parlamento. «La mayoría estará ahí», añadió Valls. La cartera clave en esta crisis de Gobierno, la económica, la llevará el secretario general adjunto del Elíseo, Emmanuel Macron, ex asesor económico del presidente y «anti Montebourg», como lo define la Prensa francesa. Un joven liberal de 36 años que apuesta por una economía de rigor y que continuará con mano firme la línea oficial del presidente y el primer ministro. El ministro de Finanzas, Michel Sapin, que entraba en las quinielas para asumir Economía, sigue en su cargo.

Valls se trajo el encargo de Hollande de crear un Gabinete «en consonancia con las orientaciones que él mismo ha definido para el país». Dejar atrás las recetas de Merkel es algo impensable en estos momentos, y desde Bruselas se confía en que el nuevo Gobierno mantenga las directrices para recortar el gasto en 50.000 millones de euros hasta 2017. Hollande se rodea de ministros que apoyan plenamente la política económica ligada a la austeridad y las reformas. Y lanza el mensaje de que ni él ni su primer ministro se salen de la «hoja de ruta», a pesar de que es precisamente el trato favorable a las empresas, la subida de impuestos, y la restricción del gasto lo que tiene a los franceses más que descontentos con su gestión.

La nueva ministra de Educación será Najat Vallaud-Belkacem, quien ocupaba hasta ahora la cartera de Ciudad, Juventud y Deportes. Asciende y se convierte en la primera mujer en liderar el Ministerio de Educación nacional, Enseñanza Superior e Investigación. Entra para sustituirla en Ciudad y Deportes Patrick Kanner, un político de 57 años adjunto a la Alcaldía de Lille que entra por primera vez en el Gobierno. Este Ministerio ya ha visto pasar a nueve ministros en siete años.

Por su parte, la cartera de Cultura y Comunicación la ocupará Fleur Pellerin, que desde abril ocupaba el cargo de secretaria de Estado de Comercio Exterior y Promoción del Turismo. Con 41 años y nacida en Seúl, fue durante el Gobierno de Jean-Marc Ayrault responsable del sector de las pequeñas y medinas empresas y la Innovación. La secretaría de Estado que deja vacante la ocupará Thomas Thévenoud, portavoz del grupo socialista en la Asamblea nacional y cercano al saliente Montebourg. Su nombramiento ha sido una sorpresa porque no se trata precisamente de un fan de Hollande. Es más, apoyó a Martine Aubry para las presidenciales de 2012. Su designación demostraría que el presidente no quiere dejar fuera del todo a la izquierda del partido.

El segundo Gobierno de Valls, denominado por los medios franceses como «la última oportunidad» para Hollande, mantiene a su ministro fuerte en Exteriores, Laurent Fabius, y a Ségolène Royal en Ecología y Energía. La ministra de Justicia, Christiane Taubira, que se solidarizó con los ministros críticos con Hollande, también mantiene su asiento a pesar de los rumores de su posible salida. Quedan fuera los ecologistas y dentro el Partido Radical de Izquierdas, que Hollande puede necesitar en un momento en el que se abren brechas en el Partido Socialista.