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Hollande y Gauck visitan el pueblo francés masacrado por los nazis en 1944

El presidente alemán, Joachim Gauck (i), y su homólogo francés, François Hollande (d), depositan una corona de flores durante una ceremonia en el cementerio de la pequeña localidad francesa de Oradour-sur-Glane, escenario en 1944 de una masacre nazi en la que murieron 642 personas.
El presidente alemán, Joachim Gauck (i), y su homólogo francés, François Hollande (d), depositan una corona de flores durante una ceremonia en el cementerio de la pequeña localidad francesa de Oradour-sur-Glane, escenario en 1944 de una masacre nazi en la que murieron 642 personas.larazon

Los presidentes de Francia, François Hollande, y Alemania, Joachim Gauck, escenificaron hoy la reconciliación franco-alemana con una vista a la localidad de Oradour-sur-Glane, escenario en 1944 de una masacre nazi sobre la pequeña localidad francesa.

En su segundo día de la visita de Estado a Francia, el presidente germano quiso mostrar un gesto destinado a borrar las huellas de la invasión nazi de Francia.

Un gesto "histórico"con el que las autoridades de los dos países quisieron poner la guinda al año franco-alemán que conmemora el 50 aniversario del Tratado del Elíseo, firmado por Konrad Adenauer y Charles de Gaulle, y en vísperas del 70 aniversario de la liberación de Europa del yugo nazi y del centenario del inicio de la Primera Guerra Mundial.

Oradour-sur-Glane, en el centro de Francia, es un elocuente ejemplo de la barbarie nazi, puesto que el pueblo permanece en el mismo estado en el que lo dejaron los alemanes, que protagonizaron una masacre en la que murieron 642 personas, entre ellas 205 niños.

Gauck y Hollande recorrieron sus fantasmagóricas calles agarrados de la mano, un guiño al gesto que en 1984 tuvieron François Mitterrand y Helmut Kohl en un lugar de conmemoración de la Primera Guerra Mundial.

"Todavía escucho el grito de dolor de Oradour, un grito que escucharé siempre que haya masacres en el mundo", aseguró Hollande, que busca estos días respaldo a una intervención militar en Siria.

El presidente francés consideró "excepcional"la visita de un presidente alemán a este lugar de memoria histórica porque "rompe el silencio"y "muestra una Alemania que hoy es capaz de mirar al frente a la barbarie de ayer".

Su homólogo germano expresó su emoción y dolor por visitar un "escenario de un crimen terrible cometido por soldados alemanes"y lo consideró "un gesto de reconciliación".

Gauck reconoció que Alemania no ha entregado a todos los responsables de esa masacre y dijo entender el dolor de los familiares de las víctimas, pero pidió "mirar al futuro".

"Francia y Alemania han entendido que el horror de la guerra puede volver en cualquier momento. Frente a ello, han querido construir una Europa que avanza apoyada en la libertad, la dignidad y la solidaridad", señaló el presidente alemán, antes de fundirse en un emocionado abrazo con Hollande.

Oradour-sur-Glane, convertido en un memorial de gran afluencia turística, pretende recordar la dureza sufrida por el pueblo francés durante la ocupación nazi en la Segunda Guerra Mundial.

Sus calles, jalonadas de edificios destruidos por los efectos de la contienda, guardan el testimonio de uno de los episodios más sangrientos de ese periodo de la historia.

Una patrulla de la SS alemana que se dirigía hacia el frente de Normandía para contrarrestar el desembarco aliado se detuvo en la pequeña localidad el 10 de junio de 1944. Los hombres fueron separados de las mujeres y los niños, recluidos en la iglesia del pueblo. Los primeros fueron fusilados en una explanada y, posteriormente, los soldados incendiaron la iglesia. Cinco hombres y una mujer sobrevivieron a la masacre, que el general De Gaulle quiso mantener viva en la memoria cuando tras la liberación ordenó que se mantuviera el pueblo en el estado en el que había quedado tras la tragedia.

Jean-Marcel Darthout y Robert Hébras, los dos únicos supervivientes de aquella masacre que siguen con vida, participaron en la visita de Hollande y Gauck.

Desde su llegada al cargo en marzo de 2012, el presidente alemán, antiguo pastor que tras la reunificación dirigió la comisión federal encargada de estudiar los archivos de la "Stasi", la policía política de la República Democrática Alemana, se ha dedicado a visitar lugares simbólicos de la barbarie nazi.

En la República Checa estuvo en la localidad de Lidice, ciudad borrada del mapa por los nazis en 1942, mientras que durante un viaje a Italia pasó por Sant'Anna di Stazzema, localidad toscana en la que 560 aldeanos fueron masacrados por una patrulla de la SS en agosto de 1944.