Bruselas
Cerrojazo a la ruta de los Balcanes
Eslovenia, Croacia, Macedonia y Serbia cierran por completo sus fronteras para cortar el paso a los refugiados que tratan de alcanzar Alemania y Austria desde Grecia. Hungría decreta el «estado de crisis» y los países bálticos se movilizan para evitar que los grandes flujos migratorios se trasladen ahora a su territorio
Eslovenia, Croacia, Macedonia y Serbia cierran por completo sus fronteras para cortar el paso a los refugiados que tratan de alcanzar Alemania y Austria desde Grecia. Hungría decreta el «estado de crisis» y los países bálticos se movilizan para evitar que los grandes flujos migratorios se trasladen ahora a su territorio
El cierre de la ruta de los Balcanes ya es oficial. Aunque los países que la componen ya habían impuesto restricciones a la entrada de demandantes de asilo y el flujo se había reducido de forma considerable, Macedonia, Eslovenia, Croa- cia y Serbia han cerrado sus fronteras. La Antigua República Yugoslava de Macedonia informó ayer del cierre total de su límite con Grecia, después de que los otros tres países hayan endurecido los controles e impuesto cuotas muy reducidas al paso de refugiados.
La decisión de restringir el acceso ya la habían tomado los países de forma unilateral, pero desde el acuerdo alcanzado el lunes en Bruselas, las naciones que conforman la ruta de los Balcanes tienen el visto bueno del conjunto de la UE para actuar de esa forma. El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, agradecía incluso ayer la aplicación del acuerdo aprobado a nivel europeo que pretende acabar con «la política de dejar pasar». «Los flujos de inmigrantes irregulares a lo largo de la ruta de los Balcanes occidentales se han acabado. Ya no es una cuestión de acciones unilaterales sino de una decisión de consenso entre los veintiocho Estados de la Unión Europea», señalaba públicamente el presidente del Consejo desde su perfil en una red social.
El cierre de esta ruta, por donde ha llegado a la UE la mayoría de los refugiados y los inmigrantes por motivos económicos, podría derivar en un desvío de los flujos migratorios. Así lo reconocen muchos expertos y directamente lo ha admitido el comisario de Inmigración e Interior, Dimitris Avramopoulos. «Todos los países de la región están preparados, incluso para esta probabilidad», dijo el comisario.
Un grupo de unos 1.000 inmigrantes sigue varado en un campamento del lado macedonio de la frontera con Serbia, mientras que otros 400 están atrapados en tierra de nadie entre Serbia y Macedonia. Éstos se niegan a regresar a Macedonia y no se les permite cruzar a Serbia. Pero los países de la zona no están dispuestos a ceder. La ministra búlgara del Interior, Rumiana Bachvarova, aseguró ayer que su país tomará «todas las medidas necesarias» para evitar que una nueva ruta de refugiados pueda atravesar su territorio. También el Gobierno húngaro toma medidas. Ha declarado el «estado de crisis por inmigración» en todo el país y reforzará la defensa de las fronteras en el sur, según anunció ayer en Budapest el ministro del Interior, Sandor Pintér. Éste reiteró que el Ejecutivo se ha preparado para levantar una valla en la frontera con Rumanía si los refugiados optan por cruzar ese país para entrar en Hungría. Budapest movilizará centenares de soldados y policías y vehículos hacia las fronteras.
Más al norte, Estonia, Letonia y Lituania han optado también por endurecer los controles en sus fronteras e incluso construir vallas de forma preventiva, por miedo a que el tráfico de refugiados se traslade a la región báltica. Estos pequeños países temen que puedan cruzar miles de refugiados desde Rusia y Bielorrusia. A este último país, limítrofe con Lituania y Letonia, podrían llegar los demandantes de asilo después de atravesar Moldavia y Ucrania, de ahí que se estén comenzando a elevar vallas como medidas preventivas. «Es una desgracia que podamos llegar a necesitar vallas en la frontera, pero, según están las cosas en Europa, con la crisis de los refugiados, puede que sea necesario», señalaba ayer el miembro del Parlamento lituano y del Comité de Asuntos Europeos Eriks Kalnis.
Por ahora, otros miles de migrantes se encuentran varados en Grecia, a la espera de que muchos sean deportados a Turquía hasta que pueda resolverse desde allí su solicitud de asilo. El principio de acuerdo con Ankara prevé justo eso. No sólo serán deportados los inmigrantes económicos sino también los refugiados llegados a Grecia de forma irregular. El objetivo de la UE es que abandonen Grecia todos los que hayan llegado al país de manera clandestina. Cuando estén fuera de la UE, se abrirá la puerta de forma ordenada a quienes procedan de Siria. Así lo ratificaron el martes el primer ministro heleno, Alexis Tsipras, y su homólogo turco, Ahmet Davutoglu, cuando acordaron aplicar el acuerdo bilateral que cerrará el camino a Europa a todos aquellos que no tengan derecho a asilo.
Sin embargo, las organizaciones internacionales han advertido de que nada va a parar a quien huye de la guerra o busca una vida mejor porque no tiene nada que perder; ni el cierre de la ruta de los Balcanes ni el principio de acuerdo alcanzado entre Bruselas y Ankara. En este sentido, varias organizaciones han destacado la dudosa legalidad del texto por atentar contra el derecho al asilo. Sin embargo, desde la Comisión se aseguraba ayer que cualquier medida que se tome siempre será conforme al Derecho Internacional. «Los juristas son consultados en todo momento, por lo que tengo plena confianza en que el resultado estará en plena conformidad con el Derecho Internacional y el europeo», señaló en rueda de prensa el portavoz comunitario, Alexander Winterstein.
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