Corrupción
El indulto a un condenado por abusos sexuales a menores en Hungría desata la mayor crisis política del régimen de Orbán
Las dimisiones de dos pesos pesados del ultraconservador Fidesz por su participación en la medida de gracia derivan en críticas abiertas contra el primer ministro
Viktor Orbán atraviesa quizá su mayor crisis política desde que recuperara el poder hace 14 años. La dimisión de las dos mujeres más populares del ultraconservador Fidesz después de que el diario independiente 444 destapara el indulto que concedieron a Endre K, un antiguo subdirector de un orfanato público condenado por encubrir abusos sexuales a menores, han puesto contra las cuerdas al primer ministro a escasos meses de las elecciones europeas.
La presidenta, Katalin Nóvak, y la exministra de Justicia, Judit Varga, renunciaron a sus respectivos cargos tras asumir su cuota de responsabilidad en la concesión de la medida de gracia. Son dos bajas sensibles por su perfil político y, sobre todo, por su proximidad a Orbán.
Nóvak, implicada en las políticas de natalidad y paladín de los valores tradicionales, irradiaba una imagen de «madre de la nación». Mantenía un estilo menos combativo que el del primer ministro, algo más institucional como jefa de Estado. Varga, por su parte, estaba llamada a liderar al Fidesz en el combate contra los «burócratas de Bruselas» de cara a las europeas de junio.
Sus casos no han sido los únicos. Otras dos figuras de la máxima confianza de Orbán también están en la diana: su poderoso jefe de comunicaciones, Antal Rogan, que también dirige el servicio secreto, y Zoltan Balog, un obispo protestante que susurra al oído del primer ministro. Este último, además, habría presionado entre bastidores para arrancar el indulto en favor del condenado, según la prensa independiente.
Endre K, cuya identidad no trascendió hasta el pasado 2 de febrero, trató de convencer a los niños del orfanato para que retiraran su acusación contra el director del centro. Había sido una de las 25 personas indultadas por Nóvak el pasado año con motivo de la visita a Budapest del papa Francisco.
La naturaleza del caso ataca directamente al corazón del Fidesz, que ha cimentado su identidad política sobre la base de «la protección de la infancia» y la defensa de «los valores familiares tradicionales». Sin embargo, el asunto más delicado para Orbán ha sido el alud de denuncias procedentes de su propio sector tras la salida de Nóvak y Varga.
En la noche del domingo, minutos después de que se hiciera pública la renuncia de la extitular de Justicia, su exmarido Péter Magyar, otro miembro destacado del Fidesz, concedió una entrevista al canal de YouTube Partizan, conocido por mantener una línea crítica con el Gobierno de Orbán. La entrevista duró más de una hora y media. Y Magyar aprovechó la ocasión para dejar varios titulares.
«No quiero formar parte de la coalición. No quiero formar parte ni un minuto más de un sistema en el que los verdaderos culpables se esconden tras las faldas de las mujeres», señaló. «Durante mucho tiempo creí en un ideal, en una Hungría nacional, soberana y cívica. Sin embargo, en los últimos años y especialmente hoy, me he dado cuenta de que todo esto no es más que un producto político, una capa azucarada que sólo sirve para dos cosas: ocultar el funcionamiento de la fábrica de poder y adquirir enormes riquezas».
El vídeo en YouTube acumula más de 1,7 millones de visualizaciones en menos de tres días. Además, Magyar no se ha detenido ahí, sino que se ha embarcado en las últimas horas en una campaña de acusaciones que han salpicado al propio Rogan y a Istvan Tiborcz, yerno del primer ministro y marido de Rahel, hija de Orbán.
«Querido Stephen [Istvan], eres una persona con mucho talento, a la edad de 37 años, tienes 100.000 millones de florines (257 millones de euros), tantos hoteles, bancos, gestores de fondos, valiosas antiguas propiedades estatales. ¿Qué otras empresas has adquirido últimamente? ¿Cuál es el total de préstamos o subvenciones gubernamentales que ha recibido para construir su cartera? ¿Ha visitado recientemente pueblos de Borsod [en el noreste de Hungría], donde a veces los niños juegan en el patio sin ropa de abrigo en invierno?», escribió a este último a través de Facebook.
Magyar, de momento, no ha cargado directamente contra el primer ministro, al que ha dirigido amenazas veladas. Orbán, sin embargo, no ha querido esperar para engrasar la maquinaria propagandística y ha lanzado a los medios de comunicación afines a ensuciar la imagen pública de Magyar.
En paralelo, las distintas fuerzas de la oposición han presentado un recurso para investigar cómo se concedió el indulto. Una petición que se ha estrellado contra el muro levantado durante décadas por Orbán y sus tentáculos mediáticos. «Debemos demostrar nuestra fuerza, porque la jauría de hienas, esos bastardos completamente amorales y mentirosos... huelen ahora la sangre porque creen que ha llegado el momento», escribió el periodista prorruso Zsolt Bayer en el diario oficialista Magyar Nemzet.
Está prevista una protesta multitudinaria anti-Orbán para el viernes, pero el primer ministro dará la cara presumiblemente el sábado, cuando debe pronunciar su discurso anual sobre el estado de la nación. Hasta ahora, guarda un silencio atronador sobre el escándalo.
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