
Campaña en EE UU
Kamala Harris presume de la buena marcha de la economía de Estados Unidos
La demócrata lanza su programa centrado en mejorar la vida de las familias de clase media y menos impuestos

Entre los temas clave de las próximas elecciones presidenciales de Estados Unidos de noviembre, la economía es la gran estrella. Sobre todo la inflación, porque inquieta a los votantes indecisos, que representan el 5% del electorado y podrían ser decisivos en unos comicios muy ajustados donde cada voto cuenta. Por eso, el miércoles, Donald Trump dedicó su discurso a explicar a los votantes su plan económico para mejorar la situación en el país y el viernes fue el turno de la candidata demócrata, Kamala Harris, que aprovechó un mitin en Carolina del Norte para acercarse a las familias estadounidenses de clase media.
La vicepresidenta detalló cuál será su agenda económica, que pasa por eliminar los impuestos sobre las propinas (medida en la que coincide con su rival) y aprobar ventajas fiscales para las familias de bajos ingresos con hijos menores. Además, propone también un plan que acabaría con la especulación de precios por parte de productores y comerciantes en un momento en el que la cesta de la compra ha sido víctima del mayor encarecimiento desde el 2021. Harris se quejó de ello y acusó a los procesadores de carne de abusar de la situación para obtener beneficios récord desde que se inició la pandemia del Covid-19.
La candidata demócrata llegaba ayer al acto de campaña en Carolina del Norte con muy buenos datos oficiales, después de que esta semana se anunciara que, por primera vez en tres años, la inflación se encuentra por debajo del 3%, en un 2.9%. Esta cuestión, que a Joe Biden le costó bajas calificaciones entre los votantes, es ahora el gran reclamo de la nueva candidata. Ha dicho que pedirá la construcción de 3 millones de viviendas nuevas cuando llegue al cargo, y un incentivo fiscal para quienes construyan viviendas en propiedad por primera vez, además de destinar 40.000 millones de dólares a solucionar el problema de la falta de hogares.
Todo un balón de oxígeno que llega en un momento crítico de los comicios, después del relevo de candidato en el bando demócrata. No es de extrañar, pues, que esta semana el presidente Biden apareciera por primera vez en un evento de campaña junto a Kamala Harris. Sobre el escenario, la vicepresidenta le agradeció al que todavía es su jefe haberse hecho a un lado en la carrera presidencial y Biden no se anduvo con rodeos: «Amigos, tengo una socia increíble», dijo nada más comenzar a hablar. «Va a ser una gran presidenta», añadió.
Desde que anunció su retirada de la contienda electoral, no se ha visto mucho públicamente al mandatario. Biden trata de pulir su legado mientras ayuda a impulsar la candidatura de su compañera de fórmula actual aceptando el papel de «telonero» en la Convención Demócrata que arranca este lunes en Chicago, donde el octogenario pronunciará el discurso de apertura para empoderar a su sustituta, Kamala Harris, y renunciando del todo a cuatro años más en la Casa Blanca.
Ambos aprovecharon el altavoz del evento para sacar el máximo provecho al acuerdo alcanzado esta semana en cuestión de medicamentos y que ha sido un trampolín para la plataforma demócrata. Se trata de un pacto histórico que permitirá reducir el precio de 10 medicamentos tremendamente caros que se utilizan para combatir la artritis, el cáncer de sangre o la diabetes, entre otros.
«Como vicepresidenta, junto con nuestro mandatario Joe Biden, finalmente hemos abordado un problema de larga duración que durante años ha sido uno de los mayores desafíos, y es el Medicare» (un seguro médico que depende del Gobierno de EE UU y que está destinado a personas mayores de 65 años y a algunas menores con determinadas condiciones clínicas). Hasta ahora, este sistema «tenía prohibido, por ley, negociar precios más bajos de medicamentos, y el costo se acababa transfiriendo a nuestras personas mayores», dijo Harris en la cita a las afueras de Washington, «pero ya no más». «Finalmente vencimos a las grandes farmacéuticas. Y sin un solo voto republicano en todo el Congreso», añadió Biden, que también reconoció que había estado luchando por esta negociación de precios en salud desde su primer año en el Senado, en 1973.
Y mientras los demócratas se daban un baño de masas con el anuncio de esta nueva medida, en su club de golf de Nueva Jersey, Trump aseguraba estar «muy enfadado con ella», dijo refiriéndose a Kamala. Un enojo que llega «por haber utilizado el sistema judicial en mi contra y en contra de otras muchas personas», «creo que tengo derecho a ataques personales. No le tengo mucho respeto, y creo que será una presidenta terrible», aseguró antes de dejar claro que la tardía entrada de la vicepresidenta en la carrera electoral le ha amargado su regreso a la presidencia. Según las últimas encuestas, en materia de economía Trump sigue aventajando a Harris, pero la candidata demócrata ha conseguido mejores cifras que su antecesor, especialmente la tasa de paro, que se sitúa en el 4,1%.
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