Elecciones en Alemania
La austeridad pasa factura a Merkel
Pese a los esfuerzos de la canciller Angela Merkel para evitarlo, Grecia ha vuelto a colarse en la campaña electoral alemana. La visita del primer ministro griego, Antonis Samaras, a Bruselas el martes despejó cualquier duda. Atenas necesitará un paquete de ayuda adicional que el Gobierno estima en 11.500 millones de euros. Pero, a diferencia de lo que ha ocurrido en el pasado, Samaras no está dispuesto a imponer más sacrificios a la exhausta población helena tras seis años de recesión. «Lo que tenemos que hacer es no [aplicar] más medidas de austeridad, sino reformas estructurales con un impacto fiscal positivo», aseguró. El fantasma de un nuevo rescate a Grecia, a la que se le ha concedido hasta la fecha dos rescates por valor de 240.000 millones de euros, lo sacó a pasear en agosto el ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, provocando una tormenta política. La canciller tuvo que salir al paso y recordar durante su última intervención parlamentaria que «no habrá ni un céntimo más para los griegos hasta que no cumplan sus reformas». Es decir, sin responsabilidad no habrá más ayudas. Menos contundente, días antes Merkel descartó una nueva quita de la deuda griega y se limitó a expresar que «sólo se puede decir que Grecia debe seguir por su senda y nosotros la apoyaremos lo mejor que podamos».
Para desesperación de sus socios europeos, la estrategia de Berlín desde que comenzó la crisis del euro en 2010 ha sido hacer estrictamente lo necesario para salvar la moneda única, pero sin comprometer ayudas precipitadas y sin control que alarmen a los contribuyentes. Sin embargo, tanta cautela en plena campaña electoral no convenció a la oposición socialdemócrata, atenta a cualquier punto flaco de la primera ministra. «Wolfgang Schäuble dice lo que la canciller quiere ocultar a la población: Grecia va a pedir más ayudas. Esto también es una consecuencia de la política unilateral de Merkel», se apresuró a acusar al Gobierno el presidente del SPD, Sigmar Gabriel. En una aparente contradicción, puesto que han apoyado todos los rescates europeos en el Parlamento, los socialdemócratas creen que los problemas griegos de financiación prueban el fracaso de la política europea de la canciller. Este argumento es uno de los preferidos por el candidato del SPD, Peer Steinbrück, que acusa a Merkel de ahogar a los países del sur de Europa con su política de austeridad. «La gestión de la crisis del euro –considera Steinbrück– ha sido errónea porque se ha centrado en ahorrar, ahorrar, ahorrar, y los países en crisis han entrado en un círculo vicioso». Como resultado de estas políticas, «el desempleo juvenil en España y Grecia es un explosivo social que puede tener consecuencias incalculables», advierte.
Dándose por aludida, la líder democristiana no sólo acusó a los socialdemócratas de ser «poco fiables» en política europea, sino que culpó al ex canciller Gerhard Schröder de haber permitido el ingreso de Atenas en la moneda única en 2002. «Grecia nunca debería haber sido admitida en el euro», zanjó. Aunque la eurozona ha vivido unos meses tranquilos y se detectan síntomas de recuperación en algunos países rescatados, los expertos alertan de que podría ser la calma que precede a la tormenta. «Registramos algunos progresos, por ejemplo, en España, en Portugal o en Irlanda», asegura Jörg Krämer, jefe del departamento de Economía del Commerzbank a la cadena Deutsche Welle, «pero se sigue sin tomar medidas de reforma amplias y eficaces, sobre todo en lo que concierne a Italia». En declaraciones a LA RAZÓN, Valentín Bote, profesor de Teoría Económica en la Universidad Autónoma, afirma que «si siguen las turbulencias, Alemania tomará medidas no acometidas hasta ahora».
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