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Barack Obama

La CIA ve la caída de Asad como la mayor amenaza para EEUU

El número dos de la Agencia cuestiona el plan de Obama de armar a los rebeldes ante el temor de que fortalezca a Al Qaeda

El presidente sirio, Bachar al Asad (en el centro), ayer, en la mezquita de Anás bin Malek, en Damasco, donde celebró el fin del Ramadán
El presidente sirio, Bachar al Asad (en el centro), ayer, en la mezquita de Anás bin Malek, en Damasco, donde celebró el fin del Ramadánlarazon

A Barack Obama le crecen los detractores. Su postura ante la guerra civil en Siria le está haciendo perder cada vez más adeptos. No sólo los países afines al régimen de Bachar al Asad, como Irán y Rusia, han mostrado un fuerte rechazo al suministro de armas a los rebeldes por parte de Estados Unidos, sino que ahora ha sido el subdirector de la CIA quien ha puesto en tela de juicio la decisión de posicionarse al lado de los rebeldes. En una entrevista concedida al periódico «The Wall Street Journal», Michael Morell ha asegurado que la posible caída del régimen de Asad «sería la mayor amenaza de seguridad para EE UU, ya que Siria podría convertirse en el nuevo refugio de Al Qaeda, suplantando así al que tiene en Pakistán».

A pesar de que el Comité de Relaciones Exteriores del Senado de EE UU aprobó hace dos meses por una amplia mayoría la medida que permitía a Obama proporcionar armas a la oposición siria, el hecho de que grupos terroristas que se han unido a los rebeldes, como el Frente al Nusra, puedan tener acceso a este cargamento no ha hecho más que aumentar la preocupación sobre si la decisión norteamericana es la correcta. Quizá, por este motivo, no se ha hecho aún efectiva la entrega. Además, tal como relata el número dos de la Agencia de Inteligencia, en los últimos meses se han conformado nuevos grupos integrados por extremistas extranjeros (principalmente provenientes del Cáucaso norte, Asia Central y África), que operan en Damasco y que han añadido una nueva dimensión a la guerra. «Lo que ocurre en Siria es probablemente el problema más importante a nivel mundial a día de hoy a causa de la dirección que ha tomado el conflicto y que tiende a colapsar el Gobierno central», matizó Morell, quien precisamente hoy abandonará su puesto en la Agencia de Inteligencia, después de que en junio anunciara su marcha por motivos personales tras 33 años de servicio. Cogerá el testigo Avril Haines, una abogada de la Casa Blanca, que ahora ejercerá de segunda de John Brennan.

Eso sí, antes de abandonar la CIA, Morell quiso dejar claro que «el armamento que enviará Estados Unidos estará en juego y a la venta, tal y como ocurrió en Libia», dando así voz a los más críticos con la estrategia Obama. «Además, la violencia en Damasco tiene el potencial de expandirse a Líbano, Irak y Jordania. Al Qaeda también ha experimentado su propia victoria, que ha consistido en su dispersión, y debemos mantener la presión sobre ellos allá donde estén», aclaró.

Aunque todavía no se ha producido un anuncio oficial de la Administración Obama sobre cuándo se materializará la entrega de armas, sí han confirmado que no se llevará a cabo hasta que estén seguros de que éstas no caerán en las manos equivocadas, un requisito difícil de confirmar. Mientras, ayer, el presidente norteamericano anunció que ampliará su ayuda humanitaria en 146,2 millones de euros con motivo del final del Ramadán.

Por otra parte, tras el encuentro que han mantenido esta semana en París el secretario de Estado de EE UU, John Kerry, y su homólogo ruso, Serguéi Lavrov, con motivo de avanzar en la cada día más improbable Cumbre de Ginebra, el ministro ruso no desaprovechó la ocasión para poner en entredicho las contradicciones de Obama en Siria. En esta ocasión, arremetió sobre la decisión de Washington de apoyar la resolución promovida por el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, a través de la cual se carga toda la responsabilidad del conflicto sobre Asad. «Para nosotros, la aprobación de tal resolución y su insistente promoción significa poner trabas a la realización de la inciativa ruso-estadounidense», aseveró Lavrov, en relación a la propuesta de ambos países de encontrar una solución diplomática a través de una cumbre en la que participen todas las partes implicadas en el conflicto. «Kerry no tenía ni idea de este asunto y me prometió aclararlo», insistió el titular de exteriores ruso, quien teme que si no se celebra o fracasa la conferencia, «los actores internacionales que persiguen un cambio de régimen en Siria cargarán todas las culpas sobre Rusia para justificar posibles acciones sin su apoyo, y, por lo tanto, sin el del Consejo de Seguridad de la ONU».

¿Una imagen de archivo?

Las imágenes que emitió ayer la televisión pública siria en las que aparecía el Bachar al Asad rezando en una mezquita con la intención de desmentir que había sido víctima de un atentado, pronto se convirtieron en el centro de atención de los tuiteros. ¿El motivo? Eran una réplica casi exacta de una grabación realizada el año pasado en estas fechas. Si se comparan ambas imágenes, el presidente porta el mismo traje, una corbata exacta y sus acompañantes eran los mismos. Pronto corrió el rumor de que se trataba de un material de archivo, pero bastaba con fijarse en los detalles para comprobar que no eran las mismas. La camisa del presidente en este caso era de rayas y la alfombra en la que estaban sentados tenía un estampado diferente.