Relaciones internacionales
La corrupción abre un nuevo frente a Netanyahu
La Fiscalía israelí abre una investigación a su familia por presuntos «cobros indebidos»
La Fiscalía israelí abre una investigación a su familia por presuntos «cobros indebidos»
Al primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, le crecen los frentes. Por si no tuviera suficiente con la guerra diplomática desatada tras la resolución de la ONU que condena los asentamientos judíos en territorios palestinos y su posterior «guerra» con Estados Unidos, que impulsó dicha resolución, al «premier» le persigue ahora también la Justicia. Netanyahu es objeto de una investigación policial por sospecha de corrupción. El fiscal general de Israel, Avihai Mandelblit, ha ordenado abrir una investigación penal contra el primer ministro por dos casos, aunque no los hizo públicos, por lo que las dudas surgieron nada más comunicarse la noticia. Por ello el asesor jurídico del Gobierno, Avihai Mandelblit, aseguró que en los próximos días informará con detalle al respecto.
La primera información sobre este asunto fue difundida el miércoles por la noche por el Canal 10 de la televisión israelí y durante todo el día de ayer los medios locales transmitieron y escribieron al respecto, sin que salga desmentido ninguno de la oficina de Mandelblit. La autorización del asesor jurídico es esencial, según la Ley israelí, para que se pueda abrir la investigación. La historia se remonta a la primera mitad del mes de junio cuando se inició una «averiguación» de determinados hechos con Netanyahu (los cuales tampoco fueron aclarados). Sin embargo, el anuncio de ayer indica que el proceso ha pasado a la etapa formal de investigación policial «bajo advertencia».
En el pasado, Mandelblit ya había dicho que no abriría investigación si no pensara, según los resultados de la «averiguación», que hay elementos que pueden conducir a la presentación de un acta de acusación. Hasta el momento, no se han publicado aún los datos exactos de las sospechas en cuestión. Solamente dio algún detalle el canal 2 de la televisión israelí, según el cual Netanyahu y otros miembros de su familia habrían recibido beneficios «indebidos» por parte de dos importantes hombres de negocios. Hasta el momento habrían sido ya interrogadas al menos 50 personas.
Netanyahu tendrá que lidiar con esta misteriosa situación judicial mientras hace frente a una compleja situación internacional, a raíz de la resolución de la ONU contra los asentamientos «ilegales». Las complejas piezas en el mosaico incluyen elementos preocupantes como el choque frontal con el presidente saliente de Estados Unidos, Barack Obama, y su secretario de Estado, John Kerry, que optaron por no impedir la condena aunque podrían haber usado el veto en el Consejo. También tendrá que aclarar a los países que apoyaron la resolución el porqué de su decisión de congelar los contactos diplomáticos. Su propia vicecanciller, Tzipi Hotovely, del ala más nacionalista dentro del Likud, aseguró ayer que la cancelación de las visitas de algunos dignatarios extranjeros, como sanción, es contraproducente.
Netanyahu, que espera ansioso la llegada de Trump a la Casa Blanca el 20 de enero, se enfrenta por tanto también a una crisis interna. En su Gabinete hay críticos en ambos bandos. Aquellos como Hotovely que consideran que su respuesta ha sido exagerada y otros como el ministro de Educación, Naftali Bennett, líder de Hogar Judío, que quieren promover la anexión del asentamiento de Maale Adumim en Cisjordania como primer paso hacia la extensión de la soberanía israelí en gran parte del territorio en disputa.
Con Trump en el Despacho Oval, Netanyahu contará con un fiel aliado, pero eso no servirá para calmar los ánimos en Israel. Aunque hay analistas que afirman que a pesar de que el nuevo presidente de EE UU aplaudirá siempre la política de asentamientos, desconfían de que el magnate haga todo lo que el primer ministro israelí espera.
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