París
La derecha francesa recupera la mayoría en el Senado
El Frente Nacional consigue sus dos primeros escaños en la Cámara Alta
Nuevo varapalo electoral para François Hollande. Tras la derrota en las elecciones municipales de marzo y las europeas de junio, la izquierda francesa perdió ayer la mayoría en el Senado en unos comicios en los que el Frente Nacional (FN) logró entrar por primera vez en la Cámara Alta con dos escaños. A falta de conocer el color de los senadores de Guyana, Saint-Martin y Polinesia, los resultados provisionales apuntaban a que la conservadora Unión por un Movimiento Popular (UMP) y sus aliados centristas de la Unión de Dmócratas e Independientes (UDI) se habrían hecho con 116 de los 179 escaños en juego, mientras que la izquierda debió conformarse con 59. En términos globales, la derecha recupera el control de la Cámara Alta perdido en 2011 al sumar 188 escaños frente a los 155 de la izquierda. Un resultado previsible, habida cuenta de que el 95% de los 87.734 grandes electores con derecho a renovar cada tres años la mitad de la Cámara Alta son concejales y de que el mapa municipal francés se tiñó de azul hace apenas seis meses.
Con todo, el secretario general socialista, Christophe Cambadelis, respiraba con cierto alivio pese a los dieciséis senadores perdidos. «Temía que todo fuera más duro, más grave», comentó antes de reconocer que preveía «que la derrota fuera mucho más franca, más dura». El portavoz del Gobierno, el ministro socialista de Agricultura, Stéphane Le Foll, también quiso quitarle hierro al asunto al atribuir el vuelco en el Senado a «un efecto vinculado a las municipales». «Como habíamos perdido las municipales, mecánicamente hay una réplica en las senatoriales. Lo esperábamos», manifestó.
Lo cierto es que el cambio de color político pondrá aún más difícil las cosas al Gobierno de Manuel Valls, que ya sufre en sus carnes la oposición del ala izquierda del PS. Aunque la Asamblea Nacional tiene la última palabra en materia legislativa, el Ejecutivo necesita una mayoría de tres quintos en ambas Cámaras para aprobar cambios institucionales tan importantes como las reformas para reforzar la independencia de la Justicia, modificar el estatuto del jefe del Estado, reducir el número de cargos electos, introducir una dosis de proporcionalidad en las elecciones legislativas o dar el derecho de voto en las municipales a los extranjeros no comunitarios.
Mientras, quien no podía disimular anoche su satisfacción era la líder ultraderechista, Marine Le Pen, que consideró que el FN había tenido unos «resultados espectaculares» que «van a insuflar aire fresco en esa Cámara un poco dormida» y en la que se discutirá sobre cuestiones como «las fronteras, la inmigración, la inseguridad o la UE». Stéphane Ravier, uno de los senadores frentistas elgidos, fue más lejos al proclamar que «sólo nos queda una puerta que abrir y es la del Elíseo», en las elecciones de 2017.
Mientras, la oposición conservadora se dispone a volver a presidir una institución que ha dominado durante la mayor parte de la V República. El ex primer ministro Jean-Pierre Raffarin y el ex ministro de Empleo Gérard Larcher son los favoritos para ser elegidos el miércoles como nuevo presidente del Senado. Larcher, que presidió la Cámara entre 2008 y 2011, hizo notar que «hay una mayoría sólida que sale de estas elecciones que va a permitir al Senado recuperar su espacio» como «representación territorial».
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