Política

Italia

La derecha ya es mayoría de Gobierno en Italia

La Liga arrasa en las elecciones regionales en Abruzzo en coalición con Berlusconi y los neofascistas. Sus socios de Gobierno en Roma, los "grillinos", se hunden

Matteo Salvini, ve más cerca la posibilidad de ser primer ministro / Ap
Matteo Salvini, ve más cerca la posibilidad de ser primer ministro / Aplarazon

La Liga arrasa en las elecciones regionales en Abruzzo en coalición con Berlusconi y los neofascistas. Sus socios de Gobierno en Roma, los "grillinos", se hunden.

Los Abruzzo representan una tierra poco conocida de no ser por sus pequeños pueblos de montaña, el terremoto de L’Aquila de 2009 o sus famosos arrosticini, unas brochetas de carne de oveja que son una verdadera delicia. Ubicada en la parte central de la península italiana, representa una especie de frontera natural entre un norte enriquecido y el abandonado sur. Aunque ni siquiera esto la convierte en ninguna Ohio. Nadie hasta ayer había reparado en ella desde el punto de vista político. Pero el auge del ultraderechista Matteo Salvini se viene cocinando desde hace meses en los sondeos y la victoria este fin de semana de su partido, la Liga, que concurría a estas elecciones regionales en alianza con otras formaciones de derechas, la han convertido en el nuevo termómetro del país.

La Liga consiguió un 27% de los votos, que sumados a los apoyos de la Forza Italia de Silvio Berlusconi y de Hermanos de Italia –un partido heredero del fascismo–, propician que el candidato derechista se imponga en estos comicios con un 48% de los sufragios. Como ocurrió en las últimas elecciones generales, estas tres fuerzas se presentaban de forma autónoma, aunque después los votos vayan a parar a una alianza. Sin embargo, a nivel nacional, la suma no consiguió mayoría absoluta, por lo que la coalición se rompió y la Liga terminó formando Gobierno con el antisistema Movimiento 5 Estrellas (M5E).

De ahí que la primera lectura de estas elecciones regionales sea la resurrección de un posible Ejecutivo de derechas en Italia. Las fricciones propias de la distinta naturaleza de la Liga y el M5E, que cohabitan en el palacio de Gobierno romano, invitan a pensar que el pacto se romperá antes o después. Nadie duda de qué, sino del cuándo. En las últimas semanas, Berlusconi insiste en que el M5E está formado por un grupo de incompetentes y que un pacto entre él y Salvini dotaría al país de mayor coherencia. Porque ideológicamente están en mayor sintonía y porque él aportaría la moderación que le falta al líder de extrema derecha. Nada más conocerse el resultado, el ex primer ministro le auguró un gran futuro a esta coalición en próximas citas regionales y esperó que se confirmaran en los comicios europeos de mayo.

Ésa es la prueba del algodón a la que todos están esperando. Medir fuerzas en Bruselas y hacer cuentas posteriormente en casa. Sin embargo, ya es extraño que la Liga comparta el Gobierno central con el M5E y después concurra en los distintos territorios con otros partidos de derechas. Pero en las europeas cada uno irá por su lado y después se afiliarán a la familia política que más convenga. La estrategia de Salvini es radicalizar a los conservadores europeos, de modo que convivan populares con populistas en un mismo grupo. Y, mientras, Berlusconi sigue ofreciéndose como socio, pero su partido pierde apoyos en detrimento de la Liga.

De romperse la actual coalición de Gobierno, sería necesario acudir de nuevo a las urnas, ya que el Parlamento actual no permite una mayoría de derechas. En Italia es muy frecuente romper los pactos en poco tiempo, pero no tanto convocar elecciones anticipadas. Esto sería una primera dificultad. La segunda, y quizás más importante, la apunta Giovanni Orsina, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad Luiss: «Salvini le está robando muchos votos al M5E, pero, en el momento de aliarse a nivel nacional con Berlusconi, esos apoyos los pierde». Es decir, Salvini cada vez es más transversal, pero junto a un personaje como «Il Cavaliere» vuelve a quedar relegado a la derecha, no sumando sino robándole votos a éste. Según Orsina, «Salvini tendría que tener muy claro que unas nuevas elecciones le otorgarían una mayoría absoluta, porque de lo contrario cargaría con el peso de romper el Gobierno para volver a la situación inicial». El líder liguista ya dijo ayer que está muy contento por los resultados en Abruzzo, pero que «el Gobierno con los amigos del M5E sigue adelante».

Las encuestas lo aúpan, pero no a una mayoría absoluta. Lo que además sería casi un imposible en Italia. Sí pronostican una importante caída de los 5 Estrellas, que también se ha visto refrendada en los Abruzzo. Ésa sería la otra clave nacional: la pérdida de apoyos de un partido que hasta ahora ha tenido un fuerte arraigo en el sur y que en estas elecciones ha conseguido un 23% de los votos, mientras que en las generales de hace un año consiguió un 41% en este territorio.

La comparación es tramposa, ya que el voto regional y nacional siempre es distinto. Pero la preocupación en el M5E es palpable, como escenificó la diputada Elena Fattori: «Escorarse a la derecha no da resultados, hemos dejado demasiado espacio a Salvini y la gente ha elegido el original». En los Abruzzo gobernaba hasta ahora el centro izquierda, que en esta ocasión cosechó una nueva derrota.