Tiroteos en Estados Unidos
La leyenda de invasión hispana
El conflicto racial en Estados Unidos (II). La inmigración es un fenómeno creciente pero la mayor presión la sufre México, que se ha convertido en el gendarme de la región para salvar su acuerdo comercial con Washington
Veinte minutos antes de que Patrick Crusius irrumpiera en un centro comercial de El Paso (Texas) arma en mano y se llevara por delante la vida de 22 personas, en su mayoría mexicanos o de origen latino, un manifiesto racista fue publicado en internet. Los investigadores piensan que Crusius es el autor del documento titulado «Una verdad incómoda» en el que justifica su ataque en base a una «invasión hispana de Texas».
El presidente de EE UU, Donald Trump, también ha hecho múltiples referencias a una supuesta invasión que se cuela por la frontera sur, pero ¿es real?
El Walmart Cielo Vista donde ocurrió la masacre está muy cerca de la vecina Ciudad Juárez, en México, y es habitual que vecinos de ambos lados de la frontera acudan los sábados por la mañana a hacer su compras. Crusius lo sabía y por eso eligió este lugar para llevar a cabo su plan. «Soy el tirador», dijo a los oficiales que lo detuvieron, según la declaración de un agente, y a continuación reconoció que iba en busca de mexicanos.
Aunque el manifiesto incluye parte de la retórica anti inmigrante utilizada por el presidente Trump, el autor señala en el mismo que sus ideas son previas al ascenso político del magnate y cualquier intento de culparle por el ataque sería «fake news». «Sé que los medios dirán que soy un supremacista blanco y culparán a la retórica de Trump», pero «no es el caso», se lee en el texto.
A pesar de todo, al presidente estadounidense le han llovido las críticas y muchos han señalado las continuas referencias de Trump a la «invasión» como la causa que llevó a Crusius a hacer un viaje de 10 horas desde su domicilio en un suburbio de Dallas hasta el Walmart de El Paso. Más de 1.000 kilómetros con la única intención de matar hispanos. Al frente de los opositores se ha situado el candidato demócrata Beto O’Rourke, natural de El Paso, quien calificó a Trump como «nacionalista blanco» y recordó sus pasadas alusiones a los mexicanos como «criminales» y «violadores».
La cadena de televisión estadounidense CNN cifró en aproximadamente 2.200 los anuncios publicados en Facebook por el presidente que hacen referencia a una «invasión en la frontera». Según este análisis, tuvieron en torno a 2,2 millones de visualizaciones en total y buena parte fue mostrado a usuarios de la red social en estados del sur como Florida y Texas.
La escalada retórica de Trump corre paralela a la aparición de las llamadas caravanas migrantes el pasado mes de octubre. Decenas de miles de centroamericanos decidieron unirse para atravesar México y llegar a Estados Unidos huyendo de la violencia y la pobreza. Este fenómeno migratorio ocurre desde hace décadas, pero la forma masiva en que se produjo le dio mucha más visibilidad y entregó a Trump la oportunidad de explotar el discurso de la invasión migratoria.
Un buen número de esos anuncios en Facebook fue publicado el pasado mes de febrero, en los momentos más críticos del cierre parcial del Gobierno estadounidense. En aquel momento los demócratas se negaban a otorgar financiación al muro en la frontera con México y Trump elevaba la tensión al máximo. Ese mismo mes el presidente realizó un polémico viaje a El Paso, donde había cosechado un apoyo minoritario en las pasadas elecciones, apenas el 26% de votos.
Allí, donde el 80% de la población es de origen hispano, seguidores de su propio partido criticaban los ataques vertidos desde la Casa Blanca contra su frontera, señalada como la brecha por la que se colaba la invasión. Los paseños estaban molestos con un discurso que vinculaba migración y delincuencia. «El presidente sencillamente está equivocado sobre el muro y equivocado sobre El Paso», dijo entonces a «The New York Times» Jon Barela, votante republicano y director de Borderplex Alliance una organización para promover el desarrollo económico en la región industrial transfronteriza que forman Ciudad Juárez, El Paso y Las Cruces, con casi 3 millones de habitantes en total.
La política migratoria de México también ha jugado un papel muy importante en el discurso de la invasión. El pasado mes de diciembre, con la crisis de las caravanas ya desatada Andrés Manuel López Obrador asumió la presidencia con un discurso de puertas abiertas a los migrantes centroamericanos. Prometió un trato digno, permisos de trabajo en México y libertad de tránsito por su territorio. Los efectos se notaron en la frontera de Estados Unidos. Los indocumentados detenidos aumentaron cada mes hasta los 144.278 en mayo, la mayor cifra mensual en 13 años.
A partir de junio las cifras empezaron a bajar fruto de la presión de Washington a México, que amenazó con elevados aranceles a sus importaciones si no detenía el flujo migratorio. El ultimátum surtió efecto, México canceló la política de puertas abiertas, desplegó a la Guardia Nacional y endureció los controles. Ese mes, la patrulla fronteriza estadounidense bloqueó a 104.000 migrantes y en julio a 82.000.
Aún así sigue siendo casi el doble que el mismo mes del año anterior. La inmigración existe pero la mayor presión la sufre México. Es indudable que la migración ha aumentado, aunque la mayor presión la está soportando México. A ese lado de la frontera los albergues llevan meses al límite y la capacidad del Estado para garantizar condiciones dignas y seguridad es muy precaria.
La situación se agravó fruto de un acuerdo por el que México se comprometía a recibir en su territorio a los centroamericanos que solicitasen asilo en Estados Unidos mientras se resolvía su solicitud, un trámite que se prolonga durante meses. Más de 19.000 migrantes han salido de Estados Unidos en estas circunstancias, la mayoría, más de 9.000 desde El Paso a Ciudad Juárez.
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